Se nota, se nota. Contiene mucha verdad y sabiduría condensadas la frase que encabeza esta entrada. Frase pronunciada esta mismísima mañana por el sherpa-Sherpa. Notamos los quinquenios acumulándose en nuestras chepas, mientras los planes de pensiones pierden dinero a marchas agigantadas. Y es que tiene que ser así, es ley de vida: La etapa de hoy ha sido un contínuo "Ay, mis riñones", o "cómo me duele la rodilla", o "me he olvidado de tomar la pastilla azul" (anoche, sábado).
Pero nos quejábamos... ¡¡porque estábamos!!. (Que otros, supuestamente más jóvenes no estaban. Y no miro a nadie... ¿Eh, Javi?, ¿eh Kala?).
Lo que ha llegado a preocuparme un poquito ha sido lo siguiente: Subiendo hacia Tobarejos íbamos de charla, cuando nos dimos cuenta de que dos ciclistas -que iban con sendas bicis del siglo XVIII- se nos acercaban por la popa. ¡Pues ni nos hemos inmutado! Se han puesto a nuestra altura, nos hemos saludado, se han desviado, y ya está. Ni piques, ni nervios. Tan tranquilos ¿os lo creeréis?.
Y el más tranquilo, el sherpa-Ete, cada vez más diesel. Aquí le vemos tomar la curva del Salto del Corzo sin derrapar ni lo más mínimo.
P'arriba tranquilitos, disfrutando de la mañana entre resoplido y resoplido. En los pluviómetros del Raso del Pino aparece sh-Chomin, que había subido a la Silla del Rey (del Rey consorte Francisco de Asís De Bourbón, -"¡con Paquita no!"-) a saludarle un momentito.
Y como nos quiere mucho, nos tenía preparada una lasaña de queso y membrillo que nos ventilamos en un periquete. Con las energías repuestas, retomamos la marcha. Igual que antes, más bien tranquilitos.
Pero antes de volver al pedaleo, nos damos cuenta de que la suspen de la Yeti de Chomin pierde aceite. (Vicente, ve preparando los retenes, que mañana o pasado va a la tienda).
En la travesía desde el Raso del Pino a la Majada del Tío Blas, en un momento dado veo que sh-Ch desaparece repentinamente de mi vista. Y es que un arroyo se le quería tragar, pero todos sabemos que no ha nacido arroyo que pueda con nuestro sherpa. Anduve poco listo y no le pude hacer la foto caído patas arriba, que también me fallan los reflejos: Freno, echo pie a tierra, abro la camel, busco la cámara, la enciendo y disparo (menos mal al enfoque automático) en unos 3 segundos, a 2'5 de mi mejor marca, de cuando era capaz de hacer fotos sin bajarme de la bici, en chulesco equilibrio.
Pero sí estuve listo aquí desenfundando rápido. Y me preocupo de nuevo, porque veo que el material de Chomin necesita una revisión urgente. Y si no, decidme si no es preocupante que la horquilla pierda aceite y que el casco tenga pluma. ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Un maillot rosa del premio de la montaña?.
Seguimos pateando un rato por un bosque que empieza a coger humedad y que huele a otoño.
Y llegamos a la Majada del Tío Blas con la esperanza de encontrar algún honguito (ya sabéis, ese animalillo salvaje, vivaracho y esquivo tan apreciado por los sherpas).
Parking de bicis. Aquí todavía no hay que poner papelito. Pero todo se andará.
Foto de la cabaña del Tío Blas, para que los descreídos vean que sí que hemos estado.
Al rato, y como era de esperar, aparece Domin con una captura. Escaso pero valioso botín. Dentro de unos días seguro que hay más.
Un par de boletus más e iniciamos la bajada. Como el suelo ha cogido humedad, se controlan muy bien las máquinas. Bajamos con alegría, disfrutando con tiento.
¡Ah! Muestrario de las especies que ví. Como fui el único que no cogí, me entretuve en hacer fotos. Vi el reticulatus del segundo rectángulo de abajo, pero lo dejé en su sitio, que en la camel iba a acabar destrozado ¿no?.
Es una pena que la foto no haga justicia al paisaje que se nos ofrecía en esta mañana espectacular. Pero os podéis hacer una idea. Tendrían que haber salido estos gañanes, pero cuando quise darme cuenta ya estaban en Albacete o por ahí.
Etapa tranquilita, con trialeras, cuestas, queso con membrillo, palos resbaladizos, María Teresa Fernández de la Vega paseando por el bosque, un par de vadeos o tres, cerveza... ¿Qué más podemos pedir? Otros estarían peor, segando el césped, o en la playa (en estas fechas sólo está en la playa el INSERSO, ¿no?).
Para el próximo finde, dice Domingo que si visitamos las clásicas del Miedo, Bambi, Ortiz... y volvemos en tren. Os haría una bonita pinícula (u flim) repleta de cabriolas, caídas, brincos, moratones y sherpas perniquebrados... ¿sus hace?.
Por cierto, que llegamos a las 50.000 en ná.
Por cierto, que llegamos a las 50.000 en ná.
Lo mejor de la etapa de hoy, sin lugar a duda:.....el boleto capturado sobre un güevo recién puesto frito con aceitito extremeño de primera división, algo spectacular.
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