viernes, 9 de septiembre de 2011

Ya está el vídeo

Por fin he podido terminar el vídeo. Pongo esta llamada para que no se os pase echarlo un ojo; pero también lo pongo en la entrada de la excursión, que es su sitio y donde se quedará ya puesto. Esta la quitaré en breve.



Este finde, minietapas familiares: Senda de los Frailes y Paris-Bercial. Pero el próximo está prevista la subida al Pico del Nevero y cochifrito en Navafría. Atentos.

Por cierto, el lunes creo que Chomin se libra por fin de la escayola.


lunes, 5 de septiembre de 2011

El Ingeniero Valiente

Celebramos en esta fecha el Día de la Marmota del sherpa-Sherpa. Éste es un método folclórico usado por los sherpas para señalar el fin de la temporada veraniega, basados en el comportamiento del sherpa-Sherpa cuando sale de su estiaje.

Según la creencia, si el sherpa al salir de su madriguera no ve su sombra por ser un día nublado, adecentará su persona al tiempo que hace pequeñas reparaciones y/o ajustes en su bici, lo cual significa que el estiaje terminará pronto. Dejará de hacer el gañán y saldrá puntualmente todos los domingos en lugar de hacer el vago. Si, por el contrario, por ser un día soleado, el sherpa ve su sombra, bostezará una o dos veces, se dará la vuelta y se meterá de nuevo en su madriguera. Significa ésto que el verano durará seis semanas más y únicamente saldrá esporádicamente al jugar(?) al tenis.

Por lo que parece, y visto que hoy estaba nublado, los próximos domingos nos regalará con su presencia.



De verdad os lo digo, este trabajo no está pagado; y para que se vea que lo que digo es cierto, pongo sobre el mapa la ubicación de las fotografías que he hecho hoy (vídeos aparte), donde se ve claramente lo bien cubierto que tengo el recorrido. ¿Para cuándo un aumento de sueldo?


Sobre las fotos, otra puntualización: Me dejé el 1600 ISO puesto la última vez que usé la cámara, y hoy he hecho toaslasafotos con la sensibilidad así establecida; el que sepa de qué va la cosa encontrará la explicación de la dudosa calidad de las imágenes. ¡Pero es que uno no puede estar en todo!

El track lo he subido a Wikiloc, con algunas fuentes marcadas en la ruta, que no hay demasiadas.



Es la ruta clásica, no nos dió tiempo a buscar variantes, que sh-Ete tenía que llegar a comer a la hora (y sh-Sherpa, aunque no lo dijera). ¡No nos dejaron ni tomarnos una cervecita!

A pesar de que su altitud no es exagerada (1890 m), Cueva Valiente es un maravilloso mirador desde el que se divisan lugares tan distantes como la Sierra de Gredos, el Peñalara, el Montón de Trigo, La Peñota...  hasta las torres del Paseo de la Castellana vimos.

La novedad en esta ocasión es que tomábamos el sendero unos 2 Km antes que en otras ocasiones, lo cual nos suponía subir de golpe y porrazo hasta más allá de los 1400 m. La sherpería (éramos sh-Sh, Ete, Boli, Alberto, Alberto Velasco & Me) empezó quejándose y lloriqueando, como si fuese ésta la primera vez que nos ponemos a patear perpendicularmente a las curvas de nivel.


Total, que no habíamos comenzado la Senda del Ingeniero y, aunque la mañana era fresca, ya teníamos la lengua fuera.


El Ingeniero estaba igual de divertido que siempre, aunque algo más seco y polvoriento. Yo no estaba divirtiéndome demasiado porque la rueda trasera me transmitía sensaciones extrañas. La cubierta era nueva y la suspen estaba --luego lo ví-- algo escasa de presión.


En el vídeo se verá más; aquí pongo un claro en la senda, a través del cual se ve el pisaje (creo que es El Espinar, ¿no?).


Llegando a Las Barrancas y superada la cuestecilla, nos hicimos una foto de familia frente a las rocas de granito (por aquí no pasó Pacheco, ¿eh?). Yo siempre había creído que este era el final del Ingeniero, pero no es así. La senda de ese nombre termina más adelante, cuando cruzamos el arroyo del Boquerón.


Seguimos por los caminos clásicos, algo más secos que otras veces.


Como no íbamos rápido, me permití el lujo de echar pie a tierra en varias ocasiones para hacer fotos. Por ejemplo, ésta del paisaje en la Majada del Brezo.


Y paramos, como en otras ocasiones, en la Fuente de la Higuera, una de las pocas fuentes de la ruta. ¿Hacemos un piscolabis? Vale, hacemos.


Y este es el final; la alambrada en la que bajamos a cruzar el arroyo del Boquerón.

"24", with Kiefer-Ete Sutherland

Cuando Remi escribió el otro día que los Kamorka se lían en esta ruta, supongo que éste será el lugar en el que dudan. Aquí, una de dos: O viene Domingo para iluminarnos, o llevamos el track en el gepese. Como ya es la enésima vez que lo hacemos, sabemos que tenemos que atravesar el arroyo del Boquerón...


...y patear un poquitillo para poder ganar la otra ladera y llegar a la Cañada Traviesa, más adelante.



Mientras espera, Alberto se alimenta de los frutos silvestres que le regala la Naturaleza.



Pedaleamos ahora por la ladera orientada al sur, por espacios más abiertos y pistas en general más amplias.


Me desvío un momentín para marcar en el gepese esta fuente que, a falta de cartel, bautizo como la Fuente de las Dos Bañeras en un alarde de originalidad. ¿Qué queréis?¡La sangre está en las piernas!


La Cañada Traviesa, a 1689 m. Tenemos que subir aún hasta los 1900.


Otra fuente más: La Fuente de Fernando Benito, última de nuestra ruta, pues la de Juan Bellver, en el Collado de la Gargantilla, está algo más apartada del camino que llevamos. Para otra vez, ya lo sabemos. Se puede contar con ella, porque tenía un buen chorrete incluso en las condiciones no demasiado propicias de este principio de septiembre.


Y en este preciso lugar comienza la subida a Cueva Valiente. Ete e Ignacio por delante. Yo, enredado con la electrónica, iba con Boli y Alberto. Nuestro amigo Alberto Velasco entre los dos grupos, supongo que jurando en arameo al ver las cuestas.



Llegando a tramo más "diver", vemos con espanto que el gasto en mantenimiento durante los tres últimos años ha sido exactamente de CERO leuros. El escaso asfalto aún resistía se ha convertido por acción de los agentes meteorológicos extremos en una amalgama indescriptible e inciclable. La verdad es que, apretando los dientes, logramos que el pateo se redujera a unos 50 metros má o meno. Pero pedaleando aquí, ya os lo imagináis, avanzábamos menos que los que iban a pie.

Alberto y, más atrás, unos bikers atascados

En la mitad de la subida se conservaba algún tramo en mejor estado, lo que me permitió hacer alguna foto con la técnica denominada p'atrás-a-la-remanguillé, que voy depurando poco a poco con la práctica. Hago 100 fotos de las que salen bien una o ninguna. ¡Pero será por el precio del carrete!


El Cherpa se doblaba, retorciendo su columna vertebral para conseguir esa potencia extra, ese puntito que le permite llegar siempre a la cima coo un campeón.


De nuevo, otra zona malita en la que apoyamos algún pie, volviendo a colocarlo inmediatamente en el pedal como si el suelo quemara y mientras mirábamos alrededor a ver si alguien nos había visto.


Por fin la cima, donde las calamidades meteorológicas que soporta la vegetación se reflejan en sus distorsionadas y sufrientes formas, que no es para menos. Qué horror, verdá usté. Qué frío deben de pasar aquí estos seres a las tres de la madrugada.


Boli llega a su bola.


A pesar de la tentación, consigo resistirme y me abstengo de comentar la imagen de más abajo. Daría para párrafos y párrafos de florida literatura. Lo dejo para los comentarios de los lectores ¿sí?.


Desde arriba se ve todo... y más.


Aeronaves blanquísimas surcando el firmamento.


Incluso asoma un poquitillo por allá la cruz del Valle de los Caídos, recordándonos que alguna vez habrá que repetir la etapa clásica del Festibike. Abantos y tal...


Dos bikers llegan mientras tanto


Otra foto de familia, que no vamos a ganar para marcos de plata. El vértice ya está a 1903 metros. Qué barbaridad.


La bajada. Pocas fotos, pero mucho vídeo, porque ya sabéis que bajando, poco se puede sacar la cámara.


Únicamente reseñar lo tontos que están algunos (esto va en serio) que sólo saben protestar y echar broncas extemporáneas cuando suben andando y nosotros ya habíamos frenado con suficientísima antelación y manteniendo una super-respetuosa velocidad cuando, además, ni se les pasa por la cabeza apartarse ni 10 centímetros a un lado del camino, que les costará mucho. Digo yo que iría con el "chip de la bronca" enchfado, ¿verdá usté?. Y de contestar al saludo, ya no hablo.

Lo dicho. ¡BOOOOBO!.


Y abajo, en el Collado de la Gargantilla, ya sabemos lo que hay. Todo para abajo por los senderos o por el cauce seco del arroyo, según nos pida el cuerpo y/o mande la bici.


Al final de la trepidante bajada, la puerta...


...en la que se ven los pedruscos del cauce del arroyo de la Gargantilla, una de las bajadas favoritas de nuestro querido Chomin (que, por cierto, el lunes se quita la escayola). Esta vez, sin embargo, conseguimos bajar casi todo el tiempo por senderos, no necesariamente más sencillos que el cauce.


Y aunque la puerta parece que es el final, hasta llegar a las furgonetas todavía había más sendas, cuestas y diversión. Tantas y tan intrincadas sendas que creo que nunca hemos bajado por el mismo sitio.


Al final, sin cervezas ni nada, para casa, que lo malo de estas etapas es que vamos con el tiempo pegado al culo. El sinvivir propio de la vida de sherpa, qué le vamos a hacer.


Una cosa más: Boli me ha mandado las fotos que hizo Alberto. Como son pequeñas, he hecho unos mosaicos:




Pues ya está.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.