domingo, 20 de diciembre de 2015

Mientras votan, nosotros damos brincos

Pero la entrada se queda en . Es que no tengo tiempo. Sin embargo, os pongo el enlace para que veáis alguna de las fotos de hoy. Así, los "analógicos" que dice Talus, se lo piensan un poquillo y a lo menor se apuntam al FB.

El enlace: Facebook

Para incentivar al personal, una única, solitaria y triste foto de hoy; es la Chorranca en la sala de maternidad, recién nacida, a dos mil y muchos:


Bueno, vengaaaaa, otra que nos mandó el tío Talus con Jose por WA. Tiene pinta de que tampoco se lo estaban pasando nada mal.

 

Por cierto, yo hoy estoy "machacao".

Pero ya he votado.

lunes, 14 de diciembre de 2015

De desapariciones, apariciones y bosques arrasados

Después de no haber podido salir el viernes con Rueda y el concejal (por antonomasia), el mono que tenía un servidor este domingo era importante. Un mal agravado por el hecho de que estaba ansioso por probar la nueva golosina que he comprado para la Tanqueta: básicamente... "un palo".

¡¡¡Un paaaloooo!!!

Pero no un palo cualquiera, sino un palo pintado como de purpurina y así, con un chisme para pegarlo al resto de la bici. El palo, mu-ancho, doblado y con colorines; el chisme, breve y con tornillitos. En un chino no me habrían soplado más allá de 12 leuros, calculo.

¿Ventajas? Pues que el aire me circula con más facilidad bajo los sobacos (u alerones), y que si me pego una leche contra un árbol o, si se tercia, contra el mismísimo suelo, me la doy más... ¿cómo diría yo? Estooo... más plena. ¡Pero que mucho más, dónde va a parar!

La Trazadora, la Tanqueta, la Big-T... cada vez más guapa.
Y esto de los antojitos no es lo único que confirma que somos como niños chicos. ¿O acaso no es cierto y claro como la luz del día que estamos más contentos cuanto más sucios y arañados llegamos a casa? Reconocedlo. Agachad la testa y reconocedlo todos.

Otra golosina (esta, de las empalagosas) es la que ha puesto la mañana de esta domingo el amigo Pelé delante de las mismísimas narices al sherpa-Sherpa. Se le hacían los ojos chiribitas. Y últimamente habla mucho de estos diabólicos y antisherpiles aparatos; me preocupa seriamente. Esperemos que el lado oscuro tarde muchos años en ganarle. Porque cuando un sherpa sea visto con un chisme de estos, sabremos que estaremos ante la señal definitiva del fin de los tiempos. Si buscamos en el Apocalipsis, algo sobre esto seguramente dirá San Juan, de sherpas y de bicis eléctricas. ¿Algún exégeta en la sala que nos lo confirme?


En el aparcamiento del Pontón, Jorge nos esperaba después de los 150 Km que se metió ayer entre pecho y espalda. Los de la simetría axial (farola=eje) son Isaac & friends, que salían a la misma hora que nosotros. Mientras, Eresma adelante, Chomin iba a la busca y captura de senderos madrileños. Tentador... ¡pero es que madruga mucho el joío!


En esta ocasión faltaban por diferentes razones, tendrán que aportar justificante firmado, los hermanos García (Sherpol, SherpEte). El grupo, perfectamente desuniformado, se dirige más o menos raudo y relativamente veloz a... bueno... para adelante y para arriba, como siempre, que tampoco lo teníamos demasiado claro.


Al final tomamos el Eresma, dirección a los senderos alrededor de la Valbuena y pa'llá, por donde nos sucedió uno de los más extraños sucesos paranormales que hayan podido ocurrir en la historia del ciclismo de montaña patrio y que directamente paso a referiros sin más. No me lo invento, ocurrió tal cual os lo cuento, y si se nos hubiera aparecido un platillo volante quizás no me hubiese extrañado tanto, ni dejárame tan perplejo (tened en cuenta que estamos en campaña electoral y cualquier cosa es posible, son capaces de todo por un voto). En un momento dado, justo pasado el puente de Navalacarreta (desde ahora "Triángulo de Navalacarreta"), el cuñado sherpa-Sherpa dejo de ser, para pasar a ser (esencia, existencia) el cuñado Enriquet (!!!). Casi instantáneamente, como el café instantáneo. Así, como lo pongo. Volved a leerlo si queréis. Preguntad a los que conmigo iban y lo mismo que yo os dirán. Por cierto que, cuando hablo de esencia, no debéis pensar mal.

Extraña ley de la compensación. Uno feo por otro también. Pero, señores, lo que hay es lo que hay y la providencia es lo que tiene. Un cuñao por otro, y sin cuestionárnoslo demasiado, perplejérrimos continuamos por las sendas valbueniles, que bastante teníamos con no perdernos. Y bien pensado, casi mejor así, que este cuñado tiene más conocimiento de los vericuetos del bosque que el otro y al final salimos con bien y rectamente, que a saber dónde nos hubiera llevado sh-Sh si nos hubiera guiado él en lugar del otro.

Aquí ya estábamos "encontrados"
Las malas artes del recién aparecido no consiguieron su avieso fin: robarme la Tanqueta. Babieca, Cid; Bucéfalo, Alejandro; Sancho, Rucio (esto ya me va pareciendo más apropiado); ¡Trazadora, Tris!

¡Choooorizo!

Al llegar a la fuente de la Reina por cierto, más seca que la mojama, la providencia nos devolvió al cuñao-I, manteniéndonos por el mismo precio al cuñao-E. X-files.


Ya nada nos extraña a estas alturas y aceptamos la reaparición sin más. Pedaleamos hasta Casarás y luego a la Acebeda a un ritmillo tranquilo, que se nota la falta de los García bros. y que Jorge está vaciado por el etapón que se marcó ayer ("¡Quiero comer algo, quiero comer algo...!"). Yo, por mi parte, no me quejo, que voy mu-agustito.


Voy tranquilo y contento, que el nuevo caramelito parece que funciona bien: la potencia de 5 cms. no me penaliza al subir sendas técnicas y mejora la posición en las bajadas. Más nerviosa de dirección, pero se compensa con la anchura del manillar (parece más grande aún la bici, casi un autobús). Al llegar a la fuente de los Palominos la hierba húmeda no me permite frenar y me di un pequeño paseo por "la agricultura". Tuve suerte con el escape y no pasó . Paco aprovecha, que para una fuente que trae agua...


Ya en plena Acebeda, vemos el penosísimo aspecto que tiene el bosque mires por donde mires: Jorge me había dicho que la zona cercana al enlace con el sendero del Azud estaba muy mal, pero es que hoy las zonas estropeadas son más, casi todo el tiempo estuvimos pedaleando flanqueados por estropicios considerables. Como digo, a lo mejor son en su mayoría necesarios para o por el arrastre de los troncos cortados, ¡¡¡pero que luego digan que las bicis erosionamos y estropeamos!!!! Fijaos, amiguitos, en las siguientes fotos.

Talus(c)
Enrique, "erosionator"

Aterrizaje de J. Rueda. Sin consecuencias, menos mal.

¡Pista, pistaaaa...!

El revolcón no le impide seguir intentándolo. Lo que pasa es que tiene un par de cuestas por esta zona acebil que se le cruzan en el cerebro, y siempre las baja con esa técnica tan suya y tan, digamos, "alejada de la ortodoxia". No intentaré describirla. Pero dejando esos lugares malditos, lo indudable es que baja infinitamente mejor que cuando le admitimos en nuestro seno, años ha. ¡A la fuerza ahorcan!


Reagrupamiento en otra zona "tocada". La verdad es que cuando pasamos por encima de estas huellas, lo que hacemos con las bicis casi es des-erosionar, je.


"Ves, esto es lo que te decía", me está diciendo Jorge, después de unos minutos de pedalear arriesgando el cambio trasero por el paisaje de Tunguska.


Endespués, por fin llega un ratillo de disfrute por el sendero del Azud; aunque sin Sherpol no sea lo mismo, que le gusta ir por aquí con el cuchillo entre los dientesy es un frenesí que p'a qué las prisas.


Para mí, uno de los más bonitos y divertidos senderos que tenemos, aunque es cierto que no es técnico ni exigente y que bien podrían haber rodado en él escenas de Verano Azul el Piraña y sus amigos. Pero a mí me encanta, qué le vamos a hacer.


Aquí no hay quien haga fotos, pero tiro una "a la remanguillé", porque el paisaje es precioso. No se dió cuenta nadie, pero casi me mato al intentar guardar la cámara en marcha.


Jorge anduvo más listo y sí pudo parar para hacer la foto.
Y aún le dió tiempo para otra más.
En la cañada hacia Santillana, tomamos el sendero que hizo Tragsa, al que han pasado un rodillo. Tomamos ese sendero porque el primigenio, el fetén, ya no existe, que se lo cargaron. En cuanto llueva esto se vuelve a poner intransitable. Al tiempo.


Al bajar para vadear el arroyo(?) de la Fuentecilla, nos encontramos con que han abierto un nuevo camino, bajando en forma de zetas: ¡Viva TRAGSA! Hip, hip... ¡Hurra! (que nos ha hecho un bike-park gratis)

Muy divertidas las zetas. Pero... ¡¿p'a qué?!
Y en Santillana, disgregación del grupo: unos para Robledo, otros para Segovia. Efusivos besos, abrazos, incluso lágrimas hubo, que las despedidas siempre son difíciles para los cariñosísimos sherpas. 

En esta última foto ya llegando a Segovia-city, uno de los momentos más pestosillos que puede haber para un ciclista: que te llamen por teléfono cuando vas lanzado, paras, te bajas de la bici, y es... ¡p'a ná!

Y eso, si no te cualgan justo cuando lo vas a coger.
Aún hubo otra aparición (sin desaparición compensatoria en esta ocasión): Ete se nos hizo presente en can-ne mortal justo, justito cuando estábamos tomando las obligatorias cervezas de fin de atapa. Muy oportuno y suertudo el sherpa.

NOTA: David hoy salió con nosotros, pero por alguna ignota razón, casi no sale en las fotos. Esto cuenta, aunque de diferente modo, casi como otra desaparición, ¿no?

lunes, 7 de diciembre de 2015

Mayembre en El Espinar

- Buenaaaaas... ¿Es TrackMTB?
- Al habla Talus.
- Mire, que queríamos contratar una ruta resultona y novedosa, de esas de la lengua fuera y la sonrisa en la boca.
- Pues hay un porrón, pero aquí tenemos una apartada para clientes VIP. No sé si...
- Ya sabemos que Vds. trabajan con guiris. Verá, es que nosotros semos ultramontanos, de Sherpilandia.
- En ese caso... ¡Mañana mismo en El Espinar!
- ¡Hecho! Nos reconocerá porque llevaremos un clavel en la solapa. Además, cada uno va vestido según la moda sherpa, usease, cada uno a su mismísima bola, inconjuntados, y semos mu re-feos.
En el lugar acordado, un minuto después de la hora, sin el clavel en la solapa. Pero es que no tenemos pérdida, que somos perdón, semos inconfundibles. Veinticinco temporadas seguidas, se dice pronto, galardonados con el prestigioso premio "Lady Gaga" al equipillo peor conjuntado de la sierra y alrededores.

Pero como organizados sí que somos, no nos ponemos a pedalear si la temperatura está por debajo de los cinco grados sin habernos metido pa'l cuerpo un cafelito bien caliente, gentileza de Sherpol, que está en todo.

¡Así ya sí que sí!¡Dónde va a parar!
La Panda del Moco casi al completo comenzando la jornada, con un poquito de asfalto para engañar. Si cliqueáis (¡huy, qué bonito verbo!) en la foto, veréis en los guantes del sherpa-Ete la razón por la que ganó esta temporada el premio especial "Paco Clavel" al gusto relativo por sus guantes último modelo.


Yo, como casi no salgo en las fotos, puedo meterme con quien quiera XD. ¡Chincharsus!

Cuando ya tomamos el sendero, la sherpería despendolada no se da cuenta de que en la cola del pelotón casi nos quedamos sin el sherpa-Sherpa. El Ángel de la Guarda Sherpa casi sale en la foto, por un pelín se me escapó aleteando.


Íbamos hacia el este, en sentido contrario al habitual cuando hacemos el Ingeniero y Cueva Valiente. Yo, nada extraño, no me situaba; pero lo habíamos pedaleado mil veces. Sin ir más lejos, el track grabado en la etapa del 7 de junio pasado encaja perfectamente con este tramo. Pero en aquella ocasión lo hicimos al final, no al principio de la etapa.

Aquí ya hemos rebasado lo que tengo marcado en un waypoint como "inicio del Ingeniero" y aparecemos cruzando el arroyo Secal para inmediatamente remontar el (inclinado) curso del arroyo Mayor, hacia el collado del Hornillo. GR-88 pone en el mapa.


Alguno de los tramos dejó pelín maltrecho el orgullo sherpa. Pero es que por donde no se puede... ¡no se puede! Que conste que siempre hay alguien que lo intenta: por muy difícil que sea un tramo de subida (y aunque en las fotos nunca lo parecerán) siempre hay algún cabezón que tiene más fe que sentido común.





En una puerta cerrada aprovechamos para tomar un pequeño respiro que se agradece. Estoooo... ese de amarillo de atrás, ¿qué es lo que lleva puesto en las patirracas?

Un Boli-selfie
Al final, sólo al final, el camino empedrolado se convierte ¡a buenas horas!– en un inclinado pero compacto camino que se hace, podríamos decir, cómodo.  El sol ya va asomando; la primavera (¡!) se muestra en todo su esplendor. ¿Qué haría?¿Unos 13 graditos? Mayembre es el nuevo nombre de este último mes del año.

Por cierto, que nosotros pedaleando como posesos, y resulta que se puede llegar hasta el collado en coche. Mirad:


Collado del Hornillo, 1635 m. Por lo que vemos, un lugar bastante frecuentado. Al menos, en los días soleados.


¡Anda, si a este señor lo conocemos! Venga, Jose, vente con nosotros. Donde se divierten ocho, se divierten nueve. Lo que sí te digo es que otro día no vengas tan conjuntado, que ibas como un pincel y en un grupo sherpa así no pegas ni con cola. Algo así como una zapatilla Shimano y la otra Endura, por ejemplo, o los calcetines del revés...


El grupo, con un miembro más, decide que es mejor ahorrase un bucle que según nos comenta Jorge es un divertido melonar, pero que puede hacer peligrar el horario que teníamos previsto. Somos muchos y no se puede descartar cualquier contratiempo o avería. Decidimos, entonces, bajar hacia el camping de La Nava, pegaditos a la carretera pero siempre sin tocar el asfalto, que es caca.

Yo, como siempre, voy en la cola del grupo, y no me entero hasta que llego, mediada la bajada, al lugar donde están todos parados. Al principio no me doy cuenta, pero resulta que Jorge se había ido al suelo: enganchado en un lateral por una rama asesina, había salido despedido y se había arrastrado por un terreno que, menos mal, no tenía tantas piedras como un poco más arriba. Contusiones y erosiones varias, chapa y pintura. Se lamentaba el amigo Talus de que para una vez que no se ponía las protecciones en los codos... ¡Murphy!


Mucho "No siento los dedos" o "me duele aquí", pero en el minuto siguiente ya había desaparecido de nuestra vista. De la mía al menos (yo cierro el pelotón para que no se escape nadie, aunque no esté Joaquín Rueda) ;)

Una vez llegados al camping comenzamos de nuevo a subir, que es por lo que nos pagan. Una subida que me encantó, por terreno pedregoso pero muy bonito y sencillo de ciclar.


Desperdigados, como veis, cada uno a su ritmo. Cuando por un despiste me colocaba por delante, solo tenía que ponerme a hacer un par de fotos y ya estaba, de nuevo, en la cola del grupo.



Es por eso por lo que me puse a practicar el noble deporte de disparar la cámara encima de la bici, en marcha. Como en esta ocasión llevaba mitones, lo podía hacer; no como en las últimas etapas en las que, con los guantes de invierno puestos, en más de una ocasión casi fui al suelo empeñado en abrir o cerrar la cremallera de la funda de la cámara.


"Estooo... ¿estamos en Ávila, en Segovia o en Madrid?" Siendo sherpas, no está mal, porque podríamos estar en Albacete y no habernos dado cuenta. En realidad, según el track, estábamos en Ávila.


Fuente de Bellver, fuente de Fernando Benito, fuente de las Dos Bañeras... transición por territorios conocidos, breves momentos de relax en animada charla y un poquito de piscolabis. Chomin me recordó que por allí cerca estaba la fuente que lleva el sugerentísimo nombre de Lavacoñitos (sic), la cual tendremos que visitar e investigar un poco su historia, que todos los nombres se ponen por algo.

(Estoy saliendo mucho en esta crónica me parece a mí)
Nuevo desvío a nueva subida. La hierba-velcro da un plus de interés (¡eufemismo!) al asunto.


De vez en vez, desenfundo y hago fotos a ciegas, que ya tengo bastante con pedalear y mantener el equilibrio como para mirar además a dónde apunto. Hago cien fotos... ¡y alguna saldrá!

No me ha salido mal, no: los árboles están verticales.
Cuanto más arriba llegamos, más se inclina el mundo y más puñetero se pone el velcro este. Riñones tensos, dientes prietos, hace un rato que nadie dice ni mu. Hoy ni siquiera el sherpa-Sherpa nos ameniza la subida con alguna de sus tonadillas. ¿Será que ya no nos quiere?


¡Eh! No me había dado cuenta, pero al revisar las fotos que hice pa'trás, veo ahora que un sherpa tramposo se bajó de la bici aquí. Indignante. Vergonzoso. Pero no temas, Boli, que he emborronado tu cara para que nadie te reconozca.


Estos siguen a lo suyo. Con tanta tontá ¡no hay quien les eche el guante!


Bueno, casi. Por un pelo no cojo a Jorge, que llegó primero a este alto, cerca del Peñón de la Solana, lugar conformado exclusivamente por granito y piornos.


Jose, en un arrebato provocado por la altitud. Creo que se lo pasó teta.


Normalmente, esto debería tener una capa de medio metro de nieve. Sin embargo, ya lo veis... Todos en el alto, disfrutando del soleado panorama.


Bueno, todos no, que aún faltaba un señor mayor, el rey de los calambres. Casi fuera de control, con ustedes el único ciclista capaz de convertir una bici normal en eléctrica, así, sin más. Después de una semana con varios percances físico-esqueléticos y catarriles, no daba yo un duro por su participación en el evento, y sin embargo aquí estaba.


El reportero Chomin, encaramado a una de las piedras, inmortaliza el momento de los sherpas posando con el uniforme del equipo. Cincuenta tacos de media. Da gusto verlos, a que sí.


Abriéndonos paso entre lo verde, rayando la preciosa big-T, cresteamos un poquitín por territorios incómodos que por mucho que refunfuñe, gustan al sherpa.


A veces el terreno es incluso cómodo. Me giro y hago la foto antes de que me atropellen, que estos no reparan en nada ni en nadie.


Mamá pata con sus patitos.


Después de breves momentos de duda, Jorge encuentra la senda (muy divertida, pero hay que estar muy atentos) que, a falta de nombre conocido, discurre por los parajes de los Poyales y por los Arteseros, según el mapa.


En la senda me quedo entre dos aguas: los primeros se me van un poco y cuando miro atrás, no me sigue más que Ete-Teletubbie con la cámara conectada (a ver si vemos ese vídeo alguna vez). Quiebros, requiebros, bajadas, piedras raices y algún salto hacen que me tengáis que perdonar por no haber hecho ninguna foto. Bastante que mantuve el pulso firme para hacer ésta, aprovechando el reagrupamiento.


Poco más abajo, desembocamos en el Ingeniero, concurridísimo en un día como este. Paramos para dejar pasar a un grupo de ciclistas mientas nos volvemos a reagrupar. ¡Si hace quince años nos caemos por aquí, no nos habría encontrado nadie!


Facilito y divertido, pero comparado con las sendas que dejamos atrás se queda en nada. En realidad este tramo del Ingeniero sirve de transición en esta etapa.


"Ahora nos vamos a dejar caer por aquí" Fijarsus qué dos salen en la foto. Pasad vosotros primero, que a mí me da la risa. ¡Como para taponarles la bajada!


Como remate, colofón y estrambote, todo en uno, la divertidísima Pikachu que ¡cómo puede ser! no conocíamos los sherpitas, con sus curvas, recurvas y contracurvas, con sus peraltitos y todo, para que no falte de nada.

Yo bajo con Ete, disfrutando de la seguridad que me da la Trazadora. Ella me va pidiendo más y yo que no, que vamos a mantener la calma, no nos tengamos que arrepentir. En una de las bifurcaciones paramos a esperar a Alberto e Ignacio que habían tenido no se qué problemas con el cambio o con la cadena, me pareció entender.


Unos minutos de diversión más abajo nos esperan los coches, con el tiempo justito para unas cervezas y sentarnos a tiempo a comer, cada uno en su casita. En otra ocasión habrá que investigar las variantes de las que nos habló Jorge. Viendo los tracks de otras ocasiones, se me ocurren mil maldades, pero eso será en otra ocasión. Por hoy, todo de lujo. Who could ask for more? Eihn?


Estoy oxidado y se hace difícil esto de croniquear. Pero la etapa lo merecía, sí señor.

Día, ruta y compañía perfectos. Ya sabéis guiris del mundo: confiad en TrackMTB. Si les gusta a los sherpas, vosotos vais a alucinar ya sea en inglés, sueco o suahili.

Nos vemos en el bosque. Y espero que con nieve, aunque el del casco naranja frunza el ceño. Es postureo, seguro.


Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.