martes, 11 de junio de 2013

El cuarenta de mayo, al Chozo con los Lopenta

Para celebrar el 40 de mayo, espléndido y radiante día, quedamos con los Lopenta de Benavente, ya les conocéis (:) Salimos aunque haga bueno :)).

Todos depiladitos, con nuestro culote corto de verano y la breve camisetita de manga corta. Embadurnados de crema solar y gafas oscuras, no sea que el brillante sol nos cegara, partimos esta radiante (ya lo he dicho, ¿no?) mañana de domingo, cagüen-tó!.


No habíamos recorrido sino unos escasos kilómetros cuando amplias partes de nuestras (poderosas) anatomías expuestas a la intemperie ya lucían preocupantes quemaduras debidas a la inmisericorde radiación ultravioleta y tal. La sonrisa, sin embargo, no dejaba de decorar nuestras jetas ciclistas.

El la afotillo, muy al fondo, se ve un grupo parado. Resultó ser el momento en el que Joaquín Rueda pinchó. Más adelante, nos contaron que la cámara que llevaba de repuesto estaba poco menos que podrida. Yo llevaba una... ¡para una vez que no voy el último! Veinte menos uno, diecinueve bichos en bici hacia el Chozo. Una pena, ya que teníamos perfectamente entrenado a Joaquín para la etapa que nos esperaba y habría sido su confirmación sherpa.

Para la siguiente.

En fila de a uno, las nubes de polvo que levantábamos no nos dejaban ver al compañero de delante. Jadeantes, con el gaznate seco, nos acercamos a la puerta de Cossíos.


Atravesando el Carneros, sorprendido de ver a tanto loco junto. La subida comenzaba en este punto.


Sufrimos subiendo, mientras pensamos que quizás no sea suficiente para el día que hace la crema de factor de protección 50. Pero ya no hay remedio. ¡Qué calor! Y si no me creéis, mirad las perlillas de sudor en el bigotillo...


Que no os engañe eso de aspecto blanquecino que se ve en las fotos: es el humillo de la vegetación chamuscándose lentamente bajo el implacable sol, creedme, que no os engañaría jamases.


Llegamos a la fuente del Chotete (a.k.a. Chochete) a la vez que un nutrido grupo de andarines. "'Táis locos, c'acéis por aquín un día como hoy!" Llegado a este punto, yo, que soy un ciclista extremo, decido tomar medidas extremas y, abriendo sin ningún tipo de miramientos un sobrecillo de gel, de eso para darse en los musculines antes de pedalear un rato, me pego un trago largo y profundo, casi sin darme cuenta de que tiene un saborcillo algo raro. Cuando al punto caigo en la cuenta (paladar fino y entrenado que tiene uno), decido beberme entera la fuente del Chotete para limpiar en lo posible mi garganta ardiente después de escupitajear lo que no he introducido en  mi organismo. Miro a ambos lados... Parece que nadie se ha dado cuenta.


Y cruzando en Dos Cabañas el arroyo delos Carneros, la cosita se pone malamente... No hay manera de traccionar bien. ¡Qué tiempos aquellos en los que subíamos toda la cuesta malamente, sí, pero de un tirón!

Yo, por mi parte, tengo el estómago un poco revuelto. Parece que el gel calentador no es demasiado apto para ingerir. No me veo, pero me imagino con la tez como tirando a verdosa, o así.


Al principio, todos apretamos los dientes, no sea que estos chicos de Benavente (no sea que estos chicos de Segovia) se piensen que somos una panda-flojos. ¡Jo!, y yo si vomito ahora, seguro que nadie se cree la verdadera razón... Control, Tris, control...


Pero al final todos, uno tras otro, parecemos una panda de afectados por dipsomanía súbita, zigzagueando sin control, apoyándonos en los árboles, tambaleándonos penosamente... ¿Se habrán tomado toosestos un sobrecillo como el mío sin que me haya dado cuenta?


En el paso de la Chorranca, Periko equipado con un palo multiusos nos arregla un poco el vado; pero nadie se quiere mojar los pieses y todo el mundo pasa a pata. "Pero pasd, pasad, que se puede..."


Bueno, al final pasa el de siempre. Chomin atraviesa el río como una centella.


Reagrupación. Reagrupamiento. Reagrupada. Justo antes de llegar a la majada del chozo.


A alguien oí decir que la temperatura era de 5 graditos. Demasiado me parece a mí. Ni gore-tex ni leches. Todos estábamos a estas alturas como sopas. ¡Fijarsus cómo sería la cosa, que Chomin decidió ponerse el impermeable (estilo clásico) cuando antes de pasar el arroyito que se ve en la imagen, iba en manga entre corta y muy corta!


Y, por fin, el chozo. Está ahí. ¡Sus lo juro!


Ya a resguardo, lo primero que hago es repasar lo que pone en el sobre de gel. "Best..., Amino..., glutamine (eso se come), all sports...", joder, pero si no pone en ningúnsitio que no sea para beber!!! En cualquier caso, el malestar se me ha pasado y he subido con más fuerzas que el domingo pasado. Será que es bueno. Decido, entonces, guardarlo para el próximo pajarón, jejeje...


El ambiente dentro del chozo es un poco raro, acostumbrados como estamos a que esté lleno de chicas. Tanto tío junto transpirando no puede ser bueno, de modo que nada más ponernos la muda sequita (los más previsores) y comer tres o cuatro cositas, decidimos salir rápidamente y enfilar el camino de vuelta. Sea el que sea que Domingo nos tenga preparado.


Fuera de broma: esta salida por el arroyo Peñalara cada vez me gusta más; lo mismo en invierno que en verano.


Algún Lopenta también está disfrutando lo suyo. Están juguetones.


El secarral ya nos tiene fritos, pero algún día lloverá.


Por mi parte, doy fe que el agua estaba fría de veras. Mi pie izquierdo lo comprobó en un descuido.


Lo cual fue bueno, porque desde entonces no me preocupé de no meter el pie en los siguientes pasos, sobre todo en el de los Regajos Fríos (que no entiendo por qué leches le llaman así, que yo lo noté relativamente calentito).


A ratos arrastrando, a ratos pedaleando... pero desfrutando al sufrir.


Pasamos de largo la Cabaña del Tío Levita, y siguiendo sasi el curso del arroyo de las Quebradas iniciamos el prolongado y nada aburrido descenso. Ya sabéis, por poner una pega, el terreno quizás estaría un pelín suelto, descarnado y polvoriento. (Y yo con mis Cross-Mark de seco. Si las quito, cambia el tiempo).


Venga Periko, vamos p'abajo...



¡Mariooooooooooooo....! Le vi poco en la bajada.


De vez en cuando paraba:

Foto.

Descanso.

Otravezpabajoooooooooo...


Algún pequeño susto hubo, pero en general se nos dió bien. Cada uno bajó a su ritmo y, aunque las condiciones no nos permitieron hacer exactamente la ruta prevista, creo que todos nos lo pasamos entre notable y sobresaliente.


Haciendo recuento... estábamos todos.


Luego, tras pequeño adecentamiento en grifos, mangueras y fuentes de Cuartel General Sherpa, procedimos a la consumición de viandas varias, gentileza de nuestros amigos benaventanos, que así se dice, que lo he mirado en San-Google. ¡¡¡No nos dejaron ni poner la vajilla!!!


Muchas risas. Hubo hasta una pequeña historia de amor que , gracias al cielo, no llegó a consumarse. Así que todo bien. O muy bien ¿no?. Además, tuvimos la oportunidad de "recuperar" e sherpas extraviados, como Pifo o Mario.


Y como el día, no sé si lo habéis cogido, no se presento como hubiésemos querido, termino haciendo caso a sherpa-Ete, que me dijo que pusiera alguna foto de la zona del chozo en su máximo esplendor. Y aunque, como todos sabéis, la fotos no hagan honor al lugar, ahí van. Para que nuestros amigos se hagan una pequeña idea de lo que había tras los jirones de niebla:



Saliendo de los pinos.
La Mujer Muerta
El Peñalara, que es por sonde salimos.
Foto especialmente bonita. Por el sherpa que sale, claro.
Valsaín, a los pies de Matabueyes. Al fndo, Segovia.


Fauna del lugar.
Más fauna del lugar.
Benaventanos, lopenteros: al final iremos p'allá. Aunque me cueste mover a estos sherpas, lo haré. ¡Pero ponednos sol!

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.