domingo, 12 de abril de 2015

Lo que hay por detrás de la Mujer Muerta

Muy breve descripción, que tengo otras ocupaciones. Pero no puedo dejar de contar muy brevemente la excursión de hoy. Lo primero, un resumen gráfico:


Domingo y su contrarreloj para alcanzarnos em Riofrío.


Unos encierros para calentar, aunque no sea temporada.


Ya enfilando Passpan. Hoy éramos 6 y habíamos dejado a Ete como representante sherpa en la Media Maratón, con el encargo de hacer un papel digno. Una hora y veintinueve minutos no está mal para un señor mayor. Del otro sherpa más jovencito, Boli, aún no tenemos noticia.


Chomin que se nos va.



Coincidimos con los Segovia MTB (creo).



En plena subidita, con un viento muy malo y siempre de cara, te pusieras como te pusieras.


Breve parada a recolectar perifollos.


Por encima de los 1.700 todavía quedaba algún neverito.


Penúltima curva. Más viento, dientes y culo apretados.


En el puerto, advirtiendo a Alberto que es el último finde que le dajamos montar en moto, que ya está bien.


Las vistas del otro lado, cruzando Passpan o Pasapán.


Aquí la pista es aún la clásica, la que hace todo el mundo (todo el mundo que la hace).


Yo no podía dejar de hacer alguna foto, pero es que estos desaparecían de mi vista en un segundo.


Pero alguna pude hacer de frente en esta bajada un poco más endurerilla.


Y desvío a la izquierda. Estos pusieron aquí poco empeño y poquísima fe, porque este tramo era perfectamente ciclable, jeje.


Pequeña parada de replanteamiento de la ruta o algo así.


Aproveché para ponerme delante y hacer esta otra foto.


Más diversión con paisajes espectaculares, pero lo mejor estaba por llegar.


Chomin, Pablo y yo abandonamos a Enrique, Ignacio y Joaquín para tomar una variante.


Que resultó espectacular. Variante variada.

 

Al llegar al punto en el que en otras ocasiones la cosa se había puesto difícil, parece que Chomin ya lo tenía más claro.


Y aunque parezca que cada uno tira por su lado, al final la cuestarraca termina en uno de los senderos más secretos y bonitos que tenemos los sherpitas. Eso sí, después de cinco o diez minutos de Xtreme-push-bike.


Justo aquí enlazamos con el sendero. Nos tomamos unos segundos para reponernos del esfuerzo.


Las vistas nos compensan con creces. Además, con respecto de la ruta que ha tomado el otro grupo, no perdemos altitud.


Del sendero no pongo nada; no porque no quiera, sino porque no pude parar. Revirado, sube y baja, divertido y duro. ¿Alguien da más? Al final los dos grupos llegamos prácticamente al mismo tiempo.

 
Un detalle: el cuñao con unos tirantes que evitaron las patéticas visiones de otras etapas. Creo que se van a poner de moda entre los bikers californianos.


Y fijaos a quién nos encontramos en la Fuenfría. Pero hizo trampa, que le habían subido en helicóptero (nos confesó).

¡Hola Mario! A ver cuándo te animas...
  Hubo más etapa. Lo que no hay es tiempo. Otra vez será. Ciao, bambini.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.