miércoles, 29 de febrero de 2012

Senderos de Galapagar. Capítulo II

Hola amiguitos, este es el segundo y último capítulo de mis salidas nocturnas diarias,  ya os conté a algunos en la cena de las 100.000 algún detalle. Probablemente es el vídeo que mejor ha quedado, son grabaciones de varias tardes y noches por los alrededores de Galapagar. Pues eso que pongáis la pantalla grande y los altavoces , y espero que os guste.

En HD:  http://vimeo.com/37513185

domingo, 26 de febrero de 2012

El misterio del río Viejo

Sí señor, la etapa de hoy me ha gustado. Ya sea por la incipiente primavera, por el cambio de paisajes, por la sensible subida de temperaturas o -lo que es más probable- por la suma de todo lo anterior, me he divertido un montón.

Domingo ya llevaba un ratillo dando vueltas por ahí cuando nos juntábamos Ete, Sherpol y yo en Kandilandia. Viendo las condiciones de la sierra (anteayer apenas se podía pasar de la Cueva del Monje), decidimos dirigir nuestras burras hacia el norte, tierras más llanas y de verdes praderas. Como prácticamente no ha llovido, los sitios por los que hemos pasado hoy no estaban como otros años por estas fechas, llenos de barro, muchas de las veces de esa variedad arcillosa tan divertida, ya sabéis; en contrapartida, da verdadera pena ver las llanuras del río Pirón y del río Viejo tan faltas de humedad. En fin, que nunca estamos contentos...

Quedamos con Chomin en encontrarnos más adelante, de modo que volvimos sobre nuestros pasos y, por detrás del cementerio, bajamos esa trialera que tanto me gusta y que nos deja en la rotonda de la Vía Roma.


Aprovechad, sherpas, aprovechad, que no vamos a tener demasiadas de éstas hoy.


Un poco antes de Espirdo tomamos un camino, pero decidimos volver a la carretera después de hablar con Domingo. Como yo no me sitúo demasiado, le paso el teléfono a mi secretario, que se conoce mejor los pueblos de la provincia, para que planifique los siguientes kilómetros.


Seguimos por asfalto, pero del asfalto bonito: la carretera de La Higuera, una delicia para pasear en moto, por ejemplo.


Volvemos a hablar con Chomin justo frente a la ganadería de reses bravas del Marqués de Quintanar, de divisa roja y gualda,  y procedencia de Dª. Carmen Giménez García y semental de Cebada Gago. Buena genética.


Tomamos, por fin, camino de tierra junto al esqueleto de la ermita de la Virgen de Agejas, que sirve de hogar a una estática e imperturbable cigüeña.



Demasiado seco el suelo, casi polvoriento, pero no se pedalea mal. A veces las tierras de cultivadas se apuran tanto que borran literalmente el camino, y solo se adivina por las encinas que señalizan los linderos entre dos terrenos. Algo despistados en plena llanura, sin ninguna referencia y sin Domingo entre nosotros, el gepese es lo que nos hace encontrar la dirección de Adrada de Pirón.


Al entrar en la zona de Covatillas, lo que otras veces ha sido un barrizal es hoy terreno árido y suelto. Nos encontramos con un biker solitario con el que pedaleamos un rato; me cuesta seguirle con mis cubiertas infladas quizás más de lo conveniente y llegamos con él hasta las praderas del río Pirón (el Tragadero, el Soto...). Allí nos cruzamos con los Segovia Mountain Bike, que acaban de cruzarse con nuestro Chomin.


Me han preguntado (perdón porque no sé cómo te llamas, segoviamountainbiker que me has preguntado) que a qué bajada se refieren los Kamorka (buenos chicos) con la del "cartelón". Bueno, pues parece ser que es la divertida bajada que hacemos saltando el quitamiendos que hay a la derecha, nada más comenzar a bajar Navacerrada y que sigue el curso del arroyo de las Pintadas. Los primeros metros son de adivinar por dónde va; después es claro y franco. Y aunque lo llamemos bajada, creo que a los kamorka una vez se les metió entre ceja y ceja subirlo...

Más o menos por aquí.
Y poco después de vadear el Pirón (Pablo, te dije que iba a poner que te bajaste de la bici)...


...divisamos a un humanoide en las alturas, justo frente a la boca de la cueva de la Vaquera. El humanoide tenía una forma tan parecida al sherpa-Chomin, que resultó ser él mismo, en tangible persona humana.


Allí estaba... ¡haciendo fotos!


Yo, para no ser menos y siguiendo su ejemplo, me puse a lo mío. Primero unas texturitas calizas con una raíz imposible y una madriguera, réplica en miniatura de la vecina cueva.


Luego una foto de la ermita rupestre de Santiaguito, que esta vez no visitamos.


Y unas fotillos de la boca de la cueva.


Hice unas fotos desde el portal de la cueva, lo más profundo que me he adentrado y me adrentraré en mi vida.


Hace tiempo que los sherpas reptaron adentrándose por el angosto acceso. Yo me quedé vigilando las bicis, que el canguelo me puede.


Unos metros más allá hice estas fotos para documentar la fuente de la Vaquera, que mana de un grueso caño en una zona bastante escondidilla. Como casi siempre, me la indicó Chomin, que cuando no tiene el olfato afinado para las setas, lo tiene para las fuentes.



Legamos al repechín de la fuente de la Mora, entre las formaciones calizas que tanto contrastan con los pinares por los que solemos pasear.



Y al volver a bajar hasta el río Viejo, vemos con tristeza que el cauce está totalmente seco, como se ve en esta foto. Febrero, sin agua en el río y la hierba casi tan amarilla como la caliza de las paredes del cañón.


Unos 1000 metros antes de llegar a la carretera entre Torreiglesias y Losana, llegamos a un punto en el que el cauce del río se interrumpe sorprendente y repentinamente. El curso del agua gira sobre sí mismo y se adentra bajo unas piedras, las que están detrás del tronco del centro de la fotografía. Supongo que será un fenómeno relativamente normal, dado que el paisaje subterráneo de la zona está trufado de túneles y galerías excavadas por el agua, pero los sherpas nunca habíamos visto cómo un río desaparece literalmente por un agujero en la tierra. En fín, se lo preguntaré mañana a Jesús. De paso, ésto me sirve para titular la entrada, ¡que llega un momento en el que uno no sabe qué título poner!


El kilómetro restante hasta la carretera ya fue otra cosa, y aunque el caudal no fuera para tirar cohetes, daba gusto pedalear al lado de un río... ¡con agua!

Pinchad, que esta parte del río está bonita.

Quinientos metros de cuesta asfaltil, y desvío a la izquierda por un sendero durillo que ya conocemos de otras veces; pero no os quejaremos, que hoy no hemos tenido tantas cuestas como de costumbre.


El terreno de hace más duro por el firme, pero tenemos que agradecer que no esté embarrado.


En los mapas la zona se llama Prado de Turégano y salva un desnivel de 100 metros exactos.


En una zona embarrada que rodeamos, creo que nos desviamos demasiado a la derecha; otras veces creo que hemos ido por otro lugar. En fin, al final desembocamos en una praderita vallada que nos puso en algunos apuros. Chomin fue el primero en saltar felinamente.


Los demás tuvimos que recurrir a técnicas avanzadas de combate, aprendidas en nuestro período de servicio militar: reptando como lagartijar reumáticas.


Unas cuantas vueltas como patos mareados perdidos por aquellos parajes (como buenos sherpas que semos) no impidieron que el resto del camino fuera de lo más variado.




Lo que podría haber sido una tediosa vuelta por asfalto se convirtió en un divertido camino de vuelta, aunque Ete no opine exactamente lo mismo. Aquí estamos entrando en Tenzuela, después de haber pasado al lado de Losana de Pirón.


Ya ha pasado san Blas, y las vacas comparten pastos con las cigüeñas. Estas bastante más activas que la de Agejas, buscando culebrillas y esas cosas que buscan las cigüeñas.

¿Qué pasa, vaca?¿Que nunca has visto un sherpa?


Entramos en Segovia por el GR, siguiendo el Ciguiñuela. Nunca había entrado por aquí.


Pincha, que está chulo el sitio

Es un paisaje que me ha parecido muy bonito; es el que hicieron los sherpas (y los Rangers y los Chicos) en la etapa del corderito a Sepúlveda, pero en sentido contrario. Bueno, casi; porque en algún tramo fueron (yo no estuve) por otro sitio, según me dice Ete.



Y, al fin, después de las canteras, el skyline de Segovia.


Entramos después de bajar unos pedruscos sorteando un rebaño de abúlicas ovejas que nonos hacen ni caso, por el Tío Pintao. Gracias a Dios, el perro también era abúlico.

Ese bigotitooooo...
Y la fuente, que casi ni me dejan hacer la foto estos sherpas, que son casi las 3 y aprieta la gazuza.


Unos 64 kilometrillos (Chomin algunos más) que nos han servido para bajar el colesterolazo de la celebración sherpa del viernes (lomo, huevos y choricillo de Cobos). Tengo que anotar aquí que Ete se ha ofrecido a costear la mitad del convite, y no he querido contrariarle, que luego se nos deprime ;))


El próximo finde no estoy, que me voy fuera y me llevo también a Sherpol. A ver qué hacéis, que sin guía espiritual seguro que tiráis por las sendas del mal. Bueno, que no se os ocurra hacer nada demasiado divertido, que luego me da rabia. Y que alguien lo cuente luego aquí, aunque sé que eso va a ser más difícil...

Por cierto, seguimos sin noticias de Scarlett y de sus siete amigas.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.