domingo, 10 de enero de 2016

Windy Fishes

VIENTO EN CONTRA. No me había levantado de la cama y ya lo intuía. No era viento del norte ni viento del sur-sureste: ¡era VIENTO EN CONTRA! Están el Ábrego, el Cierzo, está la Galerna y el Levante. También están el Poniente, el Terral y la Tramontana. Pero el peor viento de España, sin duda, es el Viento En Contra. Con muchísimo.

El sherpa, que veía lo que le esperaba, sacó de la mochila su más preciado tesoro, hasta el momento mantenido en secreto: un mejunje en bote con colorines y de marca ignota. Por lo visto, cien mil veces más potente que el radiactivo zumo de Pitufo que lleva Chomin en su botija.

Para no dejar pruebas, se tragó el tarrito. A ver cómo lo echa.
Viento en contra en el camino de los Tanques. Al menos la lluvia que habían pronosticado no apareció. Todo un detalle, porque sólo nos hubiera faltado eso. Por lo demás, nubes y charcos: Parece que invierno ha venido para quedarse.


Viento en contra, pero una temperatura bastante agradable. No tardamos en quitarnos la ropa de más, que los sherpas nos acaloramos rápido. Hoy había bastantes bajas en el grupo, estábamos en familia: cuñao-I, con primos Ete y Pablo.


Viento en contra cuando Ete paró porque se le había roto el tornillo pasante de la bieleta, mala cosa. Se volvió para casa, feliz de él que ya no tuvo que luchar contra los elementos ni sufrir como un peggo saggnoso. Yo le informé (sólo por si acaso) de las rebajas de enero de Intense Store. Me hizo más bien poco caso, aunque sé que me oyó. Creo que las adversidades le hacen más fuerte y si se enroca en su ya clásica decisión, con un par de bridas y cinta americana sabiamente empleadas, la Spe le puede durar otros diez años más ¡como poco! O, si no, al tiempo. ¿Apuestas?


Con el viento en contra continuamos, reducido el grupo a tres (¡pero qué tres!), camino del sendero del Azud, cada uno con la esperanza secreta de que al resguardo de los pinos el viento no se notara.


Pues no demasiado. Viento en contra también durante toda la subida al collado del Peces, aun cuando estuviéramos bastante resguardados por los pinos. Dura subida, nivel ocho coma cinco. Calculo que consumimos en calorías el equivalente a medio kilo de mazapanes de Toledo. Aún insuficiente a todas luces. Había que hacer algo más, alargar la bajada.


El que no se inmuta por el viento en contra ni con las siete plagas de Egipto es nuestro amigo, el pino del collado del Peces. Impertérrito, inalterable, eterno. Ignacio, un poco más de carne y hueso, tiene que apoyarse en él para recuperarse de la subidita de las narices.


Viento en contra incluso cuando cambiamos de dirección. No sé quién lleva este negociado, pero lo hace a conciencia y con tremenda diligencia. Además, aunque técnicamente estábamos bajando, la cuesta nos la habian inclinado (quien sea que lleve esto) en el sentido equivocado.

Bajando... para arriba.
Esta cuesta se baja mejor que se sube. Pero para bajarla hay que habérsela ganado antes, porque viene después de haber conquistado el Tiro de la Barra. Entonces, mejor de esta manera, ¡aunque sea con el viento en contra y bajando para arriba!


Al cruzar el arroyo Cereceda, Pablo y yo nos empeñamos en buscar un enlace algo más humano para llegar hasta aquí, que sí que es verdad que se vislumbraba un senderete más o menos horizontal al atro lado del río. Gepeese en mano y unos minutos de pateo no nos dejaron demasiado convencidos por la nueva opción. En cualuier caso, grabada queda para probarla en la próxima (que habrá menos viento en contra, espero)


Viento en contra en la Desesperada, y ahora sí que habíamos cambiado de dirección. Pero lo que hacía que no fuéramos demasiado ágiles en nuestro pedaleo era la cantidad tremenda de ramas esparcidas por todísimos los lados. (Me he informado, y nos quedan tres añitos de trabajos forestales).

 

¡Mirad lo que hace el viento en contra!


Y lo que hacen las máquinas. Que no digo yo que no haya que hacer limpias y todas esas labores. Pero que luego no nos miren mal porque ¡erosionamos!

¡Ah!: Viento en contra.


Casi una hora llevábamos de "vuelta"... ¡pero toda pa'rriba!¡Qué manera de castigar los riñones! Mirad los caretos de los sherpas, enfrentados al maldito viento en contra. Pero... ¡¿para qué sufrir tanto?!


Ya no digo lo del viento en contra porque a estas alturas creo que ha quedado suficientemente claro. De todas formas, para cuando tomamos el camino de los Tanques la cosita había mejorado algo y nos daba así como de costado y algo favorable. Ya era hora. Incluso al doblar en Prado Corral, tuvimos 300 metros de viento totalmente favorable. ¡Una efímera delicia!

En una parada técnica hago esta foto del cableado de la bicilcuñao: Si compra dos metros de cable, él pone dos metros, ni uno menos. También os podéis fijar, entreteneos un ratín, en la variedad de exvotos, reliquias y amuletos variados que lleva. Echo en falta, eso sí, un San Sebastián y el "papá no corras". Imperdonable.

 
Y la última foto para el merecido premio, rabia-rabiña para los que no se han apuntado hoy. Que nos han puesto Mahous y de 25 c.c. además, no como las últimas veces. Y por el mismo precio. Pero es que hoy nos lo habíamos merecido, con tanto viento y tanta cuesta mal puesta.


Por cierto, que yo he pedido un "cubo de cerveza", no un "cubo con hielos y botellines de cerveza". El libro de reclamaciones, por favor.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.