viernes, 12 de agosto de 2011

Convención nocturna de tribus varias

Lo primero, llevo dándolo vueltas desde que llegué a casa: Espero que alguien recogiera todo lo que utilizamos en la Fuente de la Reina, porque salí detrás de la panda de cagaprisas que tiraron p'alante sin darme cuenta de que dejaba en la oscuridad los restos de la tortilla, bolsas, etc... Que alguien me diga que lo recogió.

Lo segundo, el listado de los participantes, que no es cosa fácil. A ver, a ver... De los sherpas estábamos sherpa-Sherpa, sh-Enriquet, sh-Kalambres y el Tris, servidor de ustedes. Desde Madrís, el compañero Jorge. Sherpa Boli convenció con malas artes a su amigo Jaime (Peregrinos 2010). Sh-Kalambres engañó, según tengo entendido a su hermano Jorge. Éste, a su vez, re-engañó a Conda (Javier Condado, hermano de Ramón Segobike) y Paco. Los Kamorkas que nos acompañaron --por voluntad propia y sin engaño alguno--  fueron Angelín, David Gasofa, Toñín y Remi. Más adelante coincidiríamos al final de la "cena" en la Fuente de la Reina con Juan y Ramón (Segobike). ¿Todo está bien?¿Me he equivocado con alguien?

El vídeo que ha hecho Jorge:


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Imaginémonos la escena:

- ¡¿Pero quién hay por el bosque a esas horas?!
- Quién va a haber, cariño. Pues vamos lo sherpas, que hemos quedado...
- Los sherpas, vaya gilís. ¡Tú me engañas con otra!¡Tú a mí ya no me quieres! (Poniendo morros)
- Que no cariño, que solo vamos a dar una vuelta, que hay luna llena.
- ¿Lo ves? Los maridos de mis amigas se quedan en casa con ellas. A saber dónde vas tú ahora con esas pintas. ¡Golfo, que eres un golfo...! ¡Si ya me lo decía mi madre! Ayyyyyyyy... (haciendo como que sufre)
- No te pongas así cielín... (se te enciende la bombilla) ¡Mañana te llevo a cenar!

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Así que ya sabemos que cada vez que hay una nocturna, puede salirnos por lo que nos cobren en alguno de los afamados restaurantes de nuestra querida ciudad. A mí, ya sabéis, me tienen que no me dejan ni respirar ;).

Total, que dejamos los platos a medio lavar y los pañales sin cambiar y nos juntamos en la estación para tomar el tren a Cercedilla. Parecíamos una pequeña invasión.


Primera prueba: escaleritas p'arriba, que viene bien para que se acelere un poco la cafetera y esta ya a tono para la etapilla.


Tomamos aquí el PR 4 que, si no me equivoco, es el principio del camino Puricelli ¿alguien confirma o desmiente?.



A poco más de un kilómetro de estar pedaleando, abandonamos el camino que bordea el Reajo Alto pasando una portela a la altura del Puente de Santa Catalina. El camino se convierte en sendero.


Que si uno abre una puerta, que si otro espera para cerrar, que hay que vadear un arroyo o que doy una pedalada mal dada, el grupo se va estirando y dejando huecos cada vez más grandes.


Y aquí ya estamos todos desperdigados, como si no nos quisiéramos. - ¡¡¡Esperad, que no es por ahí!!! -. Nipú (tocaso); ¡Ya estamos a ver quién hace salir humo de los platos!


Total que la panda de los descelebraos (kamorkas, Kala y su incauto hermano) tiran hacia delante, luego retroceden para, más tarde, subir perpendicularmente a las curvas de nivel; como pollos sin cabeza. El resto de su ruta, hasta la Fuenfría, sería crónica aparte. Ellos se perdieron el sendero chulo que hicimos. Nosotros atravesamos el Camino de los Campamentos (PR 30) y tomamos una senda paralela que nos enseñó sh-Chomin en su día.

Pasando el arroyo del Butrón, las piedras resbalaban y tuvimos algún problema. Aquí vemos levantándose al sh-Sh después de haberse empapado el refajo; pero es que yo me había resbalado antes. (Perdonad que no me hiciera una foto).


Después de una pequeña espera y unas cuantas voces (más bien berridos) apareció el resto del grupo. Aquí hago recuento: sh-Sherpa, Jorge, Boli, Jaime, Javier y Paco. Mientras el sherpa-Enriquet --sensato él-- sube a su bola por el Camino de los Campamentos.


Pequeña parada para llenar las botijas y las mochilas en la fuente del arroyo de la Piñuela. Agua fresquita y rica, con un chorro que da gusto en pleno agosto.


Senda horizontal y muy fácil, a la altura del Sanatorio de la Fuenfría, todavía a 1350 de altitud.


Atravesamos el Arroyo de Pinolobero.


La cámara es incapaz de sacarnos quietos, tal era nuestra velocidad.
A 1500 de altitud y ya rebasado el Aº de Majavilán la senda se pone más técnica, empinada y divertida. Si sacas la lengua y aprietas los dientes, se pueden pasar (pero ten cuidado porque te haces sangre).

Sherpa-Sherpa redonlando esfuerzos
Paré en esta zona diver para hacer unas afotos.

Paco

Javier
Las zonas rápidas eran cada vez menos y los mosquitos cada vez más. Si ibas con la boca demasiado abierta, ya sabías qué iba a pasar.



Ya estamos a 1600, pasando con cuidadín el Regajo de la Peña, que en estos pasos el sillín puede convertirse en un arma mortífera (¡Ufff!).


Y un poco por debajo y paralelos (150 m de desnivel) a la Vereda del Infante (ya sabéis, Marichiva y tal) se abren las vistas al Mirador de la Reina y, más atrás, a Majalasna, nuestro viejo amigo, rosado a la luz del atardecer.


El sendero nos presenta unas cuantas dificultades más que a veces no es capaz de solventar el sh-Sherpa, de naturaleza torpe debido a que el centro de gravedad le va subiendo a la cabeza con el pasar de los años (muchos).


Le dije a Boli que sonriera para hacerle la foto. Esto es todo lo que pudo hacer.


¿Y cómo os pongo dónde es esto? Estamos a 1750, entre la Vereda del Infante, por arriba, y el Puente de Enmedio, por debajo. De todos modos y para el que sea hábil, las fotos están georreferenciadas. Supongo que al colgarlas no perderán los datos de posición... no sé.


Reagrupamiento y a empujar, que estos puentes de madera con escalones que nos han puesto son demasiado "civilizados", pero nuestra técnica no nos permite atravesarlos encima de la burra.


Lubricán, que en todas las crónicas de nocturnadas tengo que colar la palabrita, que sé que le gusta mucho al sh-Sherpa.


Y después de atravesar el Arroyo de la Fuenfría, un último esfuerzo nos permite llegar hasta el Puerto. Justo en la base de esta cuesta me llamaban los segobikes para decirme que ya subían, aunque un poco apurados.

Desde la otra vez que subimos con Domingo, esta cuesta pedregosa, no sé por qué, me gusta un montón. Apretando los dientes (y habiendo guardado antes la lengua en su sitio) se sube si tienes la suerte de no perder tracción.

Copyright Jorge
Oímos voces arriba, ya hay algunos que han llegado. Mientras, la luna aparece tímida tras los pinos.


Aunque habíamos utilizado (que yo sepa) al menos cuatro rutas diferentes para subir, ya estábamos todos. Sin esperar más, Kala sacó una bolsa con cervezas congeladas (congeladas de verdad) que no nos resistimos a abrir, ansiosos que somos. Pero el caso es que al abrirlas la espuma se congelaba literalmente, y era imposible beberlas. Como mucho, rechupetearla como si de un granizado de cerveza se tratara. Decidimos, entonces, bajar hasta la Fuente de la Reina y allí tomar las cosillas que llevábamos, mientras llegaban Juan y Ramón.


Para bajar por la calzada nos pusimos la ropita, pero no habría sido necesario pues hacía de lujo pirujo ¡Vaya noche que hemos elegido!. A la mitad de la bajada nos cruzamos con un nutrido grupo de corredores de montaña que iban sin luces. A alguno nos dieron un pequeño susto. Lo que no nos explicábamos era cómo se las arreglarían para llegar al sitio en el que tuvieran los coches sin tener ningún percance (tobillos, caídas...) porque había luna llena, pero no se veía demasiado y el terreno por ahí es bastante irregular. En fin...


A la Fuente de la Reina un grupo llegó más tarde debido, creo, a un pinchazo puñetero. Sin esperar, a la luz de las linternas sacamos las viandas, que había gazuza: Empanada, tortilla, jamón, queso con membrillo... No está mal.


Cuando apurábamos los últimos restos apareceiron rompiendo la oscuridad del bosque nocturno los dos segobikes que esperábamos: Ramón y Juan.


Kala, que parece un rinoceronte con la macrolinterna
Y es aquí cuando hice esta foto de el grupo escapándoseme. Enciende gepese, ajusta linternas, asegura el casco, ponte los guantes... Total, que salí a toda prisa y dejamos a los segobikes solitos, que se iban a hacer una Camorca. Espero que se les diera bien. Pero también espero no haberles dejado toda la basura tirada por ahí, que no me dí ni cuenta si la habíamos recogido o no (!!!).


Ya agrupados, para la bajada decidimos no complicarnos y tomamos el Cordel de la Fuenfría (que no calzada). Los chorros de luz iluminaban la polvareda que levantaban los que iban delante, aparte de las miríadas de insectos que pululaban en la noche. Total, que se veía más mal que bien.


Sin embargo, bajamos bastante "contentos". Por delante tiraron (cómo no) Kala y Angelín. Yo me quedé intermedio, detrás de Toñín, que bajaba a un ritmo de persona que me pareció muy bueno y me aproveché de ello.

Sin embargo, y pensándolo bien, deberíamos tranquilizarnos un poco más en los descensos nocturnos. Porque bajamos casi a la misma velocidad que de día, pero cualquier error supondría un percance serio de veras. No sé... siempre digo lo mismo y seguimos bajando a lo loco.

Pequeño respiro para tomar la dirección a la Fuente de los Pastores.
Al hacer la foto, el flash choca contra todos los insectos que hay. Esta foto os da una idea ¿no?


En los troncos, en la pista de la Cruz de la Gallega.




De nuevo, bajada rapidita y divertida. Espero en la Fuente de San Pedro para hacer fotos, pero el flash carga lento y los cilcistas pasan rápido, de modo que sólo puedo hacer una.


Al llegar a la puerta, me meto en una rodera y, casi parado, me caigo por tercera vez (ya me había resbalado dos veces subiendo a la Fuenfría). Los sherpas, c*** ellos, se desco*** de su congénere.

Foto hecha levantándome del suelo. ¡Un profesional!
Desde allí decidimos desviarnos a Parque Robledo, para arropar a Kalita cuando se metiera en la cama y, de paso, tomar un par de cervecitas para rematar la etapa.

Más adminículos que la nave de Han Solo
Aquí, los que quedamos.


Etapilla corta pero diver (por lo menos para los que subimos por donde Dios manda). Nos quedamos con ganas de más, que eso es bueno. Se me olvidaba que me volví a caer a la altura del Rancho de Santillana, y es que de noche no veo dos en un burro. Rebobinando, creo que me pasé un cuarto de la etapa subiendo, otro cuarto bajando, e tercer cuarto comiendo y bebiendo y el último ¡en el suelo!.

Y como es tarde y me tengo que ir, dejo aquí la crónica. Habrá más, porque Jorge está liado con el vídeo.

Jorge también ha colgado el track en Wikiloc.

Todas las fotos que hice están aquí.

lunes, 8 de agosto de 2011

Cartografiándole los bajos a Peña Citores

Amaneció el domingo soleado y con una brisilla fresca. Me levanté tarde y salí a las 10 y pico desde el aparcamiento del Pontón. Kala me dijo que salía antes hacia el Chozo, y sh-Sherpa salió después a repetir la vueltecilla que hacemos algunas tardes de este verano tan extraño: Nuncabienponderada, Buitres, Azud...

Salí con la idea de recorrer los senderos del miércoles pasado (crónica anterior) para buscar otros accesos desde menos altura hasta la bajada y las sendas que recorrimos. Además, me proponía buscar la fuente del Charco de las Ranas, que habíamos buscado infructuosamente después de ver un cartelito en un pino.

Más lento que rápido empecé por la cola del Pontón, Eresma, Pasaderas, Campo de Polo...


...Vado de los Tres Maderos y pista de la Cueva del Monje, donde paré un momentito a hacer una foto al Moño de la Tía Andrea desde ese clarito que todos conoceréis a la altura de la Fuente del Milano.


Taquicárdica, que termina cruzando el todavía cantarín arroyo de las Quebradas.


Y llego, sin dastar más fuerzas de las necesarias, a Prado Redondillo.

Está en Panoramio, georeferenciada
Las fuerzas que he reservado me van a servir para afrontar la breve e intensa subida de la vereda de Piedras Lisas, la que conduce hasta la Fuente del Intendente.

Pero en este desvío, un poco por encima de los 1700, tomo a la derecha. Es una pista que tomamos equivocados no hace mucho Domingo Alberto y yo. La dejamos a medias, y me apetecía "rematarla" buscando un enlace con la bajada que hicimos el miércoles desde el Boquete Alto de Majalgrillo. Esta senda se llama del Boquete Bajo de Majalgrillo.


Al principio el camino es franco y sin dificultades, salvo un par de depósitos de serrín en los que se hunden las ruedas. Miro hacia atrás y veo el repecho que acabo de superar.


De repente se convierte en una estrecha y desdibujada vereda que atraviesa por medio de un bosque cerrado, difícil de distinguir. Un poco más adelante es atravesada por una bajada más marcada, que resulta ser la vereda de Ceniceros Altos, que a veces hemos tomado desde la pista de la Cueva del Monje, pero desde más abajo, claro. Sigo, entonces, procurando no perder altura y no perder la desdibujada vereda.

Cuando salgo a un pequeño claro, me tranquiliza ver este hito: Parece que estoy bien encaminado.


Al volver a entrar en el bosque, me doy cuenta de que me he desviado un poco y veo que la senda está algo más marcada por debajo de mi posición.


Pero en esta zona el bosque está bastante sucio.


Unos arañazos y eganchones más adelante salgo a una zona en la que los últimos árboles caídos me presentan un paraje familiar.


Es un claro en el que reconozco la bajada del miércoles pasado: Es el paraje conocido como Tetas de Vaca (o, si no, está al lado).

Navacerrada, Siete Picos, Fuenfría, Pinareja, Montón de Trigo, Camorcas...

Desde aquí, pongo el gepese a una escala cómoda y, entre los hitos que aparecen de cuando en cuando y el Dakota, no hay pérdida.


Sí, por aquí pasamos el otro día; alguien (posiblemente Pifo) chocó contra este árbol que salió perdiendo.

Mirad qué buenísima pinta tiene la bajada, a la izq. de la foto.
Más claros en el bosque, más hitos, todavía hay más bajada... Y yo, disfrutando como un enano de cinco años y medio.


Desemboco en la pista, justo donde Rocinante marcó la salida con un hito. Entonces remonto unos tres o cuatrocientos metros el asfalto para tomar desde el principio la vereda del Robledillo, que es la que hicimos el otro día, repleta de helechos y acebos.

Aunque no está marcada, hago caso del gepese y convierto en ciclable un tramo que no lo es.

En Majarrompe (o por ahí) enlazo con el camino que grabé el otro día. Igual de verde, frondoso, húmedo y espectacular.


Encontré unas rocas a las que se empeñó en subir la bici.


Mirador frente a las Camorcas. Me detuve un rato a disfrutar de la mañana y del paisaje.


Allí estaban las dos ramas que pusimos el otro día para atravesar este arroyo. Una de ellas rota al poner yo el pie.


Y más acebos.


Un poco más adelante, iba pendiente de un waypoint con las coordenadas de la Fuente del Charco de la Rana, tomadas del libro de las Fuentes de los Montes de Valsaín y su Entorno y al ver el hito que aparece en la foto de más abajo, me desvié.


La pendiente era considerable. En el mapa veo que es unos de los ramales bajos de la ya famosa vereda de los Ceniceros. Pero por más que dí vueltas, no encontré más que una tolla, pero ni rastro de fuente. La verdad es que ni el cartel que vimos el otro día, ni el waypoint tomado del libro, ni la posición de los mapas de papel coinciden en ningún caso.

Así que si alguien conoce la situación de la susodicha fuente, que deje un comentario y subo otro día.

Bajo este acebo manaba agua; pero ni rastro de la fuente.
Desde aquí, Perdigueras, Praderones, Ceneam, etc, etc... Para rematar con la divertida y serpeante senda de bajada entre robles que desemboca en el Puente de las Pasaderas, que tanto gustó a nuestros amigos "extranjeros" el otro día.


La cola del Pantano del Pontón

De vez en cuando está bien una vueltecilla solito, por parajes realmente apartados y no transitados, pedaleando a tu ritmo, haciendo fotos con tranquilidad, disfrutando del bosque ¿no?

Pero el sherpa es un animal gregario, señores sherpas. Así que os convoco para una nocturnada el jueves día 11.

He hablado con algunos sherpas (¡Kalambrines es uno de ellos!), y quedamos en la estación de trenes (el tren sale a las 20'55) para hacer Cercedilla-Segovia por ignotos y recónditos parajes que me enseñó el sherpa-Chomin...

Táis toos invitaus. ¿sus atrevéis?.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.