lunes, 14 de diciembre de 2015

De desapariciones, apariciones y bosques arrasados

Después de no haber podido salir el viernes con Rueda y el concejal (por antonomasia), el mono que tenía un servidor este domingo era importante. Un mal agravado por el hecho de que estaba ansioso por probar la nueva golosina que he comprado para la Tanqueta: básicamente... "un palo".

¡¡¡Un paaaloooo!!!

Pero no un palo cualquiera, sino un palo pintado como de purpurina y así, con un chisme para pegarlo al resto de la bici. El palo, mu-ancho, doblado y con colorines; el chisme, breve y con tornillitos. En un chino no me habrían soplado más allá de 12 leuros, calculo.

¿Ventajas? Pues que el aire me circula con más facilidad bajo los sobacos (u alerones), y que si me pego una leche contra un árbol o, si se tercia, contra el mismísimo suelo, me la doy más... ¿cómo diría yo? Estooo... más plena. ¡Pero que mucho más, dónde va a parar!

La Trazadora, la Tanqueta, la Big-T... cada vez más guapa.
Y esto de los antojitos no es lo único que confirma que somos como niños chicos. ¿O acaso no es cierto y claro como la luz del día que estamos más contentos cuanto más sucios y arañados llegamos a casa? Reconocedlo. Agachad la testa y reconocedlo todos.

Otra golosina (esta, de las empalagosas) es la que ha puesto la mañana de esta domingo el amigo Pelé delante de las mismísimas narices al sherpa-Sherpa. Se le hacían los ojos chiribitas. Y últimamente habla mucho de estos diabólicos y antisherpiles aparatos; me preocupa seriamente. Esperemos que el lado oscuro tarde muchos años en ganarle. Porque cuando un sherpa sea visto con un chisme de estos, sabremos que estaremos ante la señal definitiva del fin de los tiempos. Si buscamos en el Apocalipsis, algo sobre esto seguramente dirá San Juan, de sherpas y de bicis eléctricas. ¿Algún exégeta en la sala que nos lo confirme?


En el aparcamiento del Pontón, Jorge nos esperaba después de los 150 Km que se metió ayer entre pecho y espalda. Los de la simetría axial (farola=eje) son Isaac & friends, que salían a la misma hora que nosotros. Mientras, Eresma adelante, Chomin iba a la busca y captura de senderos madrileños. Tentador... ¡pero es que madruga mucho el joío!


En esta ocasión faltaban por diferentes razones, tendrán que aportar justificante firmado, los hermanos García (Sherpol, SherpEte). El grupo, perfectamente desuniformado, se dirige más o menos raudo y relativamente veloz a... bueno... para adelante y para arriba, como siempre, que tampoco lo teníamos demasiado claro.


Al final tomamos el Eresma, dirección a los senderos alrededor de la Valbuena y pa'llá, por donde nos sucedió uno de los más extraños sucesos paranormales que hayan podido ocurrir en la historia del ciclismo de montaña patrio y que directamente paso a referiros sin más. No me lo invento, ocurrió tal cual os lo cuento, y si se nos hubiera aparecido un platillo volante quizás no me hubiese extrañado tanto, ni dejárame tan perplejo (tened en cuenta que estamos en campaña electoral y cualquier cosa es posible, son capaces de todo por un voto). En un momento dado, justo pasado el puente de Navalacarreta (desde ahora "Triángulo de Navalacarreta"), el cuñado sherpa-Sherpa dejo de ser, para pasar a ser (esencia, existencia) el cuñado Enriquet (!!!). Casi instantáneamente, como el café instantáneo. Así, como lo pongo. Volved a leerlo si queréis. Preguntad a los que conmigo iban y lo mismo que yo os dirán. Por cierto que, cuando hablo de esencia, no debéis pensar mal.

Extraña ley de la compensación. Uno feo por otro también. Pero, señores, lo que hay es lo que hay y la providencia es lo que tiene. Un cuñao por otro, y sin cuestionárnoslo demasiado, perplejérrimos continuamos por las sendas valbueniles, que bastante teníamos con no perdernos. Y bien pensado, casi mejor así, que este cuñado tiene más conocimiento de los vericuetos del bosque que el otro y al final salimos con bien y rectamente, que a saber dónde nos hubiera llevado sh-Sh si nos hubiera guiado él en lugar del otro.

Aquí ya estábamos "encontrados"
Las malas artes del recién aparecido no consiguieron su avieso fin: robarme la Tanqueta. Babieca, Cid; Bucéfalo, Alejandro; Sancho, Rucio (esto ya me va pareciendo más apropiado); ¡Trazadora, Tris!

¡Choooorizo!

Al llegar a la fuente de la Reina por cierto, más seca que la mojama, la providencia nos devolvió al cuñao-I, manteniéndonos por el mismo precio al cuñao-E. X-files.


Ya nada nos extraña a estas alturas y aceptamos la reaparición sin más. Pedaleamos hasta Casarás y luego a la Acebeda a un ritmillo tranquilo, que se nota la falta de los García bros. y que Jorge está vaciado por el etapón que se marcó ayer ("¡Quiero comer algo, quiero comer algo...!"). Yo, por mi parte, no me quejo, que voy mu-agustito.


Voy tranquilo y contento, que el nuevo caramelito parece que funciona bien: la potencia de 5 cms. no me penaliza al subir sendas técnicas y mejora la posición en las bajadas. Más nerviosa de dirección, pero se compensa con la anchura del manillar (parece más grande aún la bici, casi un autobús). Al llegar a la fuente de los Palominos la hierba húmeda no me permite frenar y me di un pequeño paseo por "la agricultura". Tuve suerte con el escape y no pasó . Paco aprovecha, que para una fuente que trae agua...


Ya en plena Acebeda, vemos el penosísimo aspecto que tiene el bosque mires por donde mires: Jorge me había dicho que la zona cercana al enlace con el sendero del Azud estaba muy mal, pero es que hoy las zonas estropeadas son más, casi todo el tiempo estuvimos pedaleando flanqueados por estropicios considerables. Como digo, a lo mejor son en su mayoría necesarios para o por el arrastre de los troncos cortados, ¡¡¡pero que luego digan que las bicis erosionamos y estropeamos!!!! Fijaos, amiguitos, en las siguientes fotos.

Talus(c)
Enrique, "erosionator"

Aterrizaje de J. Rueda. Sin consecuencias, menos mal.

¡Pista, pistaaaa...!

El revolcón no le impide seguir intentándolo. Lo que pasa es que tiene un par de cuestas por esta zona acebil que se le cruzan en el cerebro, y siempre las baja con esa técnica tan suya y tan, digamos, "alejada de la ortodoxia". No intentaré describirla. Pero dejando esos lugares malditos, lo indudable es que baja infinitamente mejor que cuando le admitimos en nuestro seno, años ha. ¡A la fuerza ahorcan!


Reagrupamiento en otra zona "tocada". La verdad es que cuando pasamos por encima de estas huellas, lo que hacemos con las bicis casi es des-erosionar, je.


"Ves, esto es lo que te decía", me está diciendo Jorge, después de unos minutos de pedalear arriesgando el cambio trasero por el paisaje de Tunguska.


Endespués, por fin llega un ratillo de disfrute por el sendero del Azud; aunque sin Sherpol no sea lo mismo, que le gusta ir por aquí con el cuchillo entre los dientesy es un frenesí que p'a qué las prisas.


Para mí, uno de los más bonitos y divertidos senderos que tenemos, aunque es cierto que no es técnico ni exigente y que bien podrían haber rodado en él escenas de Verano Azul el Piraña y sus amigos. Pero a mí me encanta, qué le vamos a hacer.


Aquí no hay quien haga fotos, pero tiro una "a la remanguillé", porque el paisaje es precioso. No se dió cuenta nadie, pero casi me mato al intentar guardar la cámara en marcha.


Jorge anduvo más listo y sí pudo parar para hacer la foto.
Y aún le dió tiempo para otra más.
En la cañada hacia Santillana, tomamos el sendero que hizo Tragsa, al que han pasado un rodillo. Tomamos ese sendero porque el primigenio, el fetén, ya no existe, que se lo cargaron. En cuanto llueva esto se vuelve a poner intransitable. Al tiempo.


Al bajar para vadear el arroyo(?) de la Fuentecilla, nos encontramos con que han abierto un nuevo camino, bajando en forma de zetas: ¡Viva TRAGSA! Hip, hip... ¡Hurra! (que nos ha hecho un bike-park gratis)

Muy divertidas las zetas. Pero... ¡¿p'a qué?!
Y en Santillana, disgregación del grupo: unos para Robledo, otros para Segovia. Efusivos besos, abrazos, incluso lágrimas hubo, que las despedidas siempre son difíciles para los cariñosísimos sherpas. 

En esta última foto ya llegando a Segovia-city, uno de los momentos más pestosillos que puede haber para un ciclista: que te llamen por teléfono cuando vas lanzado, paras, te bajas de la bici, y es... ¡p'a ná!

Y eso, si no te cualgan justo cuando lo vas a coger.
Aún hubo otra aparición (sin desaparición compensatoria en esta ocasión): Ete se nos hizo presente en can-ne mortal justo, justito cuando estábamos tomando las obligatorias cervezas de fin de atapa. Muy oportuno y suertudo el sherpa.

NOTA: David hoy salió con nosotros, pero por alguna ignota razón, casi no sale en las fotos. Esto cuenta, aunque de diferente modo, casi como otra desaparición, ¿no?

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.