domingo, 29 de mayo de 2016

Breve epístola a Marcos

Ya sé, queridísimo Marquitos, que llevas esperando pacientemente y casi sin quejarte (alguna mirada de reproche sí que se te escapa, sé que sin querer) la crónica de Ronda desde hace tiempo. Pero deja que te explique, tengo una poderosísima razón. Lo difícil es ponerle nombre: llámalo inercia, vaguería, dejadez o dejameloestar... El caso es que la falta de costumbre hace que la crónica avance más lento de lo que quisiera. Míralo, si puedes, por el lado positivo y piensa en la ilusión que te va a hacer cuando por fin la publique, como ese regalo inesperado que siempre hace más ilusión.

Para entretenerte un poco, déjame que te cuente que hoy hemos acogido en nuestro seno sherpa a Ramón, amigo que hace tiempo no pedaleaba con nosotros (nocturna Cercedilla, agosto de 2011 según cuaderno de bitácora).


Ramón, un tío que no hace las cosas a medias: si rompe una cadena... ¡la rompe bien rota! (Como puede apreciarse aquí mismo, sin ir más lejos).


Bueno, pues creo que no se quejará de cómo le hemos tratado, porque sí que hemos ido hoy relajaditos en los primeros kilómetros, esos en los que el sherpa-Sherpa pedalea sin conocimiento. Y hoy, como no ha tenido a bien acompañarnos y Pablo estaba un poco cansadito de una carrera en la que se quiso lucir ayer sábado, pues eso que hemos salido ganando todos: los primeros kilómetros, Marcos, son para calentar. Y más a nuestra edad.

Paréntesis. Por cierto, que estoy muy enfadado. Acabo de ver por la tele uno de esos anuncios dirigidos a los mayores de cincuenta en los que aparecen dos carcas que parecían don Ramón del Valle-Inclán en sus peores tiempos. A ver si un día de estos se viene con nosotros el creativo que ha hecho el puñetero anuncio y nos sigue hasta donde vayamos ¡¡¡!!!


Volviendo a lo nuestro, en el bosque hemos visto un montón de cosas que nos han llamado la atención. P`ejemplo: Por desconocidas razones, algunos de los puentes de Valsaín han desaparecido. Aparte de éste que ves, el de los Vadillos (¿estarán arreglándolo?), nos falta el humilde pero importante (no se puede pasar y nos mata tener que tomar la carretera) puente que hay sobre el arroyo Peñalara, entre los Praderones y el Ceneam.


Bueno, pero ves que tampoco pasa nada porque no haya puentes. No lo parece, pero te aseguro que cubría: ¡Para no pasarlo Pablo pedaleando, hazte una idea!


Hemos subido el Periódico, cuesta que es de solo bajada; Ramón jura que vio abajo una señal de "prohibido subir". Y si no la vio, deberían ponerla. Aquí nuestro amigo se ha vuelto a casa, nos había advertido que tenía que estar pronto. Debe saber que le admitimos siempre que quiera.

También los Bryan bros. tenían prisa, alegaron. Lo que en realidad pasaba es que temían que te comieras tú la paella que teníais encargada para toda la familia, que tienes fama de tragaldabas, admítelo Marcos. Tranquilo, yo sé que eres frugal. Entre Enrique, David y yo no nos costó demasiado liarlos para que subieran un poquito más. Total, hasta Navalviento qué hay sino un par de cuesteciljas y una pizca de barro. Ya comenzaba a llover...

Aquí Enrique reflexionaba en voz alta: "Llevamos tres haras pedaleando y no hemos hecho ni una cuesta abajo". Imposible de refutar.


En Navalviento lo estaba viendo, nos encontramos con el ejemplar que te muestro, el de verde me refiero. Llevaba esperándonos desde la semana pasada, que le conozco.


Algo me decía que la bajada no iba a ser la que habíamos maquinado, a saber, el Gallo y seguir por el Eresma.


No hay fotos (no pude hacerlas, estaba a otras cosas más importantes) pero el amigo Chomin nos llevó por una variante para tomar el arroyo de Lumbralejos bastante movidita a la par que divertida, imposible aburrirse ni, mucho menos, despistarse. Aquí te pongo el final de un tramo cronometrado en el que pude sacar la cámara sin riesgo alguno, que ya estaba con los dos pies en el suelo; un poco temblonas las piernas, eso también.


Y desde aquí, mucha lluvia, y abandono de los B. bros. Pérdida de unidades (David, Enrique) bajando por un embarradísimo Minguete. 


Ya en el P-131, empapados hasta los huesos, unos pocos de tercios de 1906 con el sherpa-Sherpa (casualmente primo tuyo), que allí nos esperaba después de una etapa personal que había hecho por su cuenta y riesgo. Y nos los bebimos a la salud del sherpa-Chomin, que el martes cumplió años aunque no lo parezca. Que si coge en bici al treintaañero ca*** de la publicidad de los "mayores de cincuenta", se lo merienda con patatas.

Y nada más, Marcos. Ya verás la ilusión que te va a hacer cuando publique la de Ronda.

Cuando menos te lo esperes.

Besos.

P.D.: ¡Socorrooo...! ¿A qué botón hay que dar para publicar esto?

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.