sábado, 1 de septiembre de 2012

Güi-ar estil alaif (hala, ahora vas al traductor de Google...)

Después de mucho pelearse con la Informática y el Inten-né, Jorge ha conseguido subir su última producción. Se trata de este vídeo que yo interpreto como un canto a la libertad. Sí, porque es así como nos sentimos cuando paseamos por estos lugares de nuestra sierra, siempre cambiantes y siempre sorprendentes. Por unas horas nos sentimos libres y vivos, aunque en ocasiones, también es verdad, terminemos algo magullados.

Orientados al mercado internacional, los comentarios también están traducidos al inglés. Me consta que, por lo menos, un seguidor inglés sí que tenemos.

So, for that, I don't know why, may be a miracle, but "WE ARE STILL ALIVE". We arrived home full of wounds but for now, more or less in one piece. Recorded at different dates and edited as a video clip, the images are not necessarily keep a chronology.  Pues eso, no sé por qué, quizá sea un milagro, pero "TODAVÍA ESTAMOS VIVOS", así que hay que celebrarlo, no?. Llegamos a casa llenos de rozaduras y heridas, pero por ahora más o menos de una pieza. Grabado en diferentes fechas y editado como un vídeoclip, las imágenes no guardan necesariamente una cronología.

jueves, 30 de agosto de 2012

Incursión en el extranjero de Segovia: Abantos

No sé en qué estaríamos pensando, pero el caso es que el domingo decidimos salir de nuestro querido terruño y ampliar nuestros horizontes hasta lejanas tierras que no pisábamos desde tiempos pasados; tan remotos y tan lejanos, que creo recordar, a duras penas, que la miel manaba de las fuentes y el maná caía del cielo puntualmente todos los días de 12 a 12'30. Desconocíamos la existencia de la prima de riesgo, incluso. Felices tiempos que no volverán, snif.

Alberto, Boli, Jorge y servidor de ustedes nos pusimos a pedalear no tan temprano, ya que la parte fresca de la mañana se nos fue en el viaje hasta el final del pueblo de San Lorenzo de El Escorial donde, desde el principio, la cosita era cuesta arriba.

-¡Huy!, me acaban de llamar que ya tenemos el nuevo disco duro; me temo que la crónica va a tener que esperar.

(...)

¡Ya! Han pasado unos días -discos duros cambiados, sistema operativo nuevo-, y ya no me acuerdo de lo que iba a contar. Pero como tenía las fotos ya puestas, las comento un poco por encima ¿fale?

Todo lo que sea más lejos de Valsaín ya se nos hace extraño a los sherpas, ya sabéis lo que cuesta movernos. Pero esto prometía, porque desde el kilómetro cero la cosa iba cuesta arriba o cuesta arriba, daba igual cómo lo miraras.


Aquí, seguro que para que no extrañáramos eso de parar, abrir, cerrar y seguir después de cortarnos el disfrute, tampoco faltan las puertas. A ver cuándo ponen un sistema de mando a distancia, como el de mi garaje. Bueno, como el de mi garaje, no; que funcione algo mejor.


Ya me sonaban a mí estas zetas (16 en total). Eran las del Festibike cuando el Festibike era el Festibike. Claro, no las reconocí a la primera porque aquella vez estaban tapadas por mil quinientos ciclistas que iban delante de mí. Sólo veía ruedas y ruedas...


Curva. Una de las 16. En alguna había que pensárselo bien y guardar el equilibrio, además de no perder tracción, que si no luego se rien de uno.


En esta parte del extranjero se gastan unos chaleses que-pa-qué. Me río yo de los de Parque Robledo e inmediaciones. Mirad éste que tiene esos pinchos tan chulos en las torres, cómo mola.


Cuando, de repente, aparece una pista asfaltada, Jorge, sin duda debido a un descuido involuntario-, nos desvía inmediatamente por otro senderillo mu gonito, mu gonito y t'oparriba. Por aquí se acorta, de modo que un ciclista que estaba en lo más lejano de la lejanía, de improviso aparece apenas un poquito por delante de nosotros. Qué bien.


Alberto aprieta la dentadura para no echar pie a tierra; dentro de tres meses este trozo se subirá con la gorra, pero ahora está el terreno como para unas prisas!!!


Con la excusa de las vistas, que si una foto por aquí y otra por alla, hicimos una pequeña parada en este mirador a algo más de 1600 m.



¡Qué pequeñajas parecen Las Machotas; si al salir, apenas hace un ratillo, eran unas moles que nos tapaban la vista!


Podéis calcular el descanso que necesitaba mi cuerpo si veis la cantidad de fotos que me entretuve tomando para estas panorámicas:


Casi en la cima de Abantos, mítico monte, Jorge y yo nos desviamos para marcar la fuente del Cerbunal. No podíamos salir de territorio sherpa sin volver con una fuente, por lo menos.


Además, tenía agua. Pues miel sobre hojuelas.


Lo que pasa es que el que puso ahí la fuente no lo hizo pensando en los sherpas; para retomar el camino a la cima había que subir una bonita ladera, trabajo extra con la misma paga. Si leyera esto mi suegra, que no creo, diría eso de "sarna con gusto no pica. Así que no te quejes, etc, etc..."


Aquí, mientras Jorge ya estaba arriba, cuento a los integrantes del peloton: Uno... dos... Si, están todos.


Una caída tonta de Boli más tarde ya estábamos en la concurrida cima del monte Abantos. 9 o 10 años hacía que no subía yo por ahí. Se la presenté a la Spe, que la última vez subí con la Cannon, que ya casi no me quiere. Sentidita que es ella, que dice que la hago poco caso.


Aunque sea el extranjero de Sherpilandia, allí también usan la misma bandera que aquí. Un pequeño paso para un sherpa, pero un gran paso etc, etc...


El chalé de antes. Por un momento me pareció ver un perro negro. No sé...


Si bien la bandera que ondeaba no estaba mal, nosotros pusimos la nuestra, por si la posesión de los territorios y esas cosas. Nunca se sabe.


¡Vaya cuatro gañanes! Luego, un poquito más adelante, vimos algo muy parecido pero en piedra: una cruz muuuuy grande con cuatro individuos en la base. Casualidades de la vida.


Panorámica gorda desde los 1760 metros. La original tiene unas 10 fotillos. Esta vez no es que estuviera cansadao y quisiera perder tiempo, sino que la vista era espectacular de la muerte.


El escriba sentado detrás de una bolsa de patatas fritas. Pop art. El próximo día apuesto a que Jorge nos sorprende con unas gildas o unos boquerones en vinagre. ¿Que no?


Años llevaba el soso radar allí, muerto de risa. Fue llegar nosotros y darle, por fin, una utilidad. Alberto posa orgulloso. Me dicen que casi se ve desde la mismísima Castellana.


Desde Abantos, lo que se dice carreteras en buen estado no hay demasiadas que elegir, así que tiramos por la valla del Valle.

(De los Caídos)


¿Cómo es posible que hiciéramos esto hace diez años con bicis con una suspensión delantera de ocho centímetros? Claro, que el que más larga la tenía era de 12 centímetros, jejeje... Nos ha crecido con el tiempo. La suspen.


Muy diver, técnico y duro el comino que teníamos por delante. Yo iba el último. Y si alguna vez me paraba para hacer una foto (que alguna vez sí que lo hice) los demás me tenían que esperar. Soy el único representante que queda de la sección lenta de la sherpería.


Este chalé un poquito más descuidado es La Naranjera. Buenos muros pero mala cubierta. Cualquiera sube el camión con tejas hasta aquí, eh Ignacio!!!


Seguíamos a eso de 1600 m de altura.


¿Serán de esta zona las rozaduras que me descubrí en las canillas cuando algo más tarde me duché en casa?

Sí.




Dentro de un rato habrá que pasar por allí, así que voy a parar a hacer una foto en lo que estos van... ¡Eh! ¡¿Dónde están estos?!


La cruz que sus dicía antes...


Los de la Comunidad de Mandril ni saben que existe este camino.

¡Mejor!


Hicimos lo que pudimos -bastante- montados, el resto a pata, lo confieso aquí en público.


Vista a un lado...


...vistas al otro. La cruz un poquito más abajo que antes.


Oye, Jorge, que cómo se llama este otero picudo de ahí, que no lo he localizado en los mapas y no se lo puedo contar a estos señores. Y luego se enfadan porque no les cuento los sitios que hemos visto y tal...


Jorge, eh, tú, sí; el que está haciendo fotos...


Bueeeeno: Otra pequeña subidita de los c... Si ampliáis la foto, podéis ver la ruta que hicimos desde Abantos, a la izquierda de la foto y el zig-zag, derecha-izquierda, que nos condujo hasta este lugar.


Jorge, un poco más arriba; yo, donde hago la foto; Boli, donde le veis... ¡¡¡ Pero es que Alberto se la subió de un tirón el keibron de él!!!


Esta ya era un poco más fácil, pero no os creáis...


Esta, definitivamente, no. Pero porque todos tiramos por la de la izquierda. Creo que la de la derecha es muuuucho más ciclable. ¿No?


La parte final es cosa de niños. De niños sherpas, claro.


Después de la subida siempre -bueno, casi siempre- viene una bajada. Eso es lo que nos mantiene con ánimo.


¿Y esto quién lo ha puesto aquí? Creo, lectores, que os estoy mareanto tanto subir y bajar.




¡Joder, qué tramo tan "agradable"...! Son estas las cosas por las que me levanto tan animado y jovial los domingos por la mañana.

¡Y me levanto tan jorobado los lunes, también por la mañana!




Por fin aparece allá abajo nuestra meta: el embalse de la Jarosa, cerca de Guadarrama.


En Guirilandia son muy educados, y piden las cosas por favor. Dejamos la puerta bien cerradita, con el pestillo echado y el felpudo bien colocado. No hay nada como pedir las cosas con educación.


Aquí es donde, dado lo avanzado de la hora y pensándolo bien, decidimos no hacer un bucle que nos habría llevado al menos una hora y media más, con lo que la comida se habría transformado en merienda (y con morros). Así que tdos p'abajo. Vamos a aprovechar y hago una foto ahora que estamos más o menos todos juntos.

A los diez segundos ya les perdí de vista.


Aquí les cojo de nuevo, que se estaban subiendo los calcetines o no sé qué.


En el extranjero no ponen nombres como Majarrompe, o Tío Blas, y mucho menos Tetas de Vaca, ¡qué va, qué va, quite usté!; en el extranjero han estudiado, y por eso a los sitios les ponen nombres como "Bosque Plateado", nombres mucho más líricos y elevados que los nuestros, dónde va a parar. Y las placas... ¿qué me decís de las placas? Mucho más elegantes que las latas de atún pintadas de blanco y escritas a mano que usamos por estos pagos, ja-te-tú.


Un poquito de pista, que en el Bosque Plateado no puede haber pedrolos malitos.


Bueno, ya caminito.


Esto mejora.


Sí, sí que mejora. Paro un momento para hacerles una fot, y cuando se enciende la cámara ya están en Kantmandú. Y, además, es que no se dan cuenta de que yo estoy muy alto en la bici y si me precipito me hago más dañito, que el suelo está más lejos para mí.


Así que siempre llego al chiringuito diez minutos tarde. Y más tarde que voy a llegar a partir de ahora, que con la edad me lo pienso cada vez más. Y como además saben lo que me tienen que pedir, casi me viene hasta bien: llego y me siento con la cerveza ya puesta. Pos yastá. De-luho.



Solo nos quedaba rodear el pantano para buscar el coche de Jorge.



Y con el coche de Jorge, solo tenía que acercar a Boli hasta el final de El Escorial para recuperar la furgo y volver a casa, que los sherpas lo tenemos todo pensau. Para hacer tiempo, Alber y yo tuvimos que tomarnos otra cañita, que se estaba muy bien a la sombra. Y para rematar la faena, vamos y paramos en la fuente de Los Caños... ¡Otra más para la cole!


Hala, ya está; ni la repaso, que no tengo tiempo. Las quejas por los fallos y las faltas, al maestro armero.

Fotos de la etapa: aquí
Y las de Jorge: acullá

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.