domingo, 7 de abril de 2013

Nueva muesca

De nuevo voy a ser breve, porque no hay demasiado que comentar. Sin embargo, sí que tengo que decir que esto progrsa. Hoy domingo, al tran-tran y acompañado por un paciente cuñao, he logrado llegar a la Fuenfría, hito globero ande los haiga.

No las tenía todas conmigo, y por eso es que Enrique me hizoo esta foto en la fuente de la Reina; por si mi anatomía se negaba a llegar hasta el puerto.


Y es que desde la fuente la cosita no parecía estar demasiado bien. Había nieve en la pista, y además parecía que bastante. Pero ya que estábamos allí, que no se dijera que no lo habíamos intentado. E hicimos bien en intentarlo. Porque hasta Casarás la nieve no era demasiada y llegamos relativamente cómodos y absolutamente lentos (yo no daba más de 6 o 7 Kph). Por cierto que, a lo lejos, vimos a los Kamorka desviarse cuesta abajo frente a las ruinas de la casa Eraso. Luego, según nos contó Remi, anduvieron un rato perdidos. Se parecen mucho a los sherpas, jeje.

Después la nieve era ya mucha, pero lo bastante dura para que, si no repirábamos demasiado fuerte, se pudiera pedalear más o menos bien. Como mucho, hasta el puerto tuvimos que echar pie unos cien metros o así, calculo. Pero fijaos en la foto si había nieve...


Precioso estaba el camino, oiga; ¡y yo que creía que me iba a perder la nieve esta temporada!


Mi estado físico no me permite demasiadas alegrías con la cámara de fotos, pero sí que hice alguna. Parando, por supueto. Ya volverán los tiempos de las fotos en equilibrio y tal.


Al ver el cartelito, ya en el puerto, me acordé de Sherpol, que se ha hecho el Camino de Santiago la semana pasada. ¡Enhorabuena, sherpa! (y a los demás compañeros del cole que tan bien se lo pasaron)


Arriba Enrique me hizo otra foto, pero os la ahorro, que ya me conocéis. Y supongo que mi palabra bastará.


Foto a un viejo amigo. ¡Anda que no disfrutamos en sus laderas el pasado verano, cuando el sol era sol!


La bajada fue un alegrón para mi maltrecho ego: cuando llegábamos al puerto bajaba un nutridísimo grupo de unos 40 ciclistas (¡sí, 40!). Al poco de iniciar el regreso, empezamos a coger a los últimos, que ya hacía un rato que habían comenzado a bajar. Y aunque no pasamos a demasiados, a alguno le arranqué dos o tres pegatinas.


Unos cuantos ya estaban en la fuente de la Reina. Creo que iban a tomar judiones a Valsaín. ¡Como para aguantar las flatulencias de cuarenta tíos!



La verdad es que el resto de la bajada la hice dando todo lo que pude. Ya que estamos, que no se diga ¿no? Y si subiendo no puedo aún aplicar sobre el pedal toda la fuerza que me gustaría, cuando llaneo las sensaciones son bastante mejores.

Habíamos quedado con los sherpas que andaban por la Chorranca y por esos pagos (eso ya es otro nivel que alcanzaré en unos días, espero) para tomar unas cañas. Al enfilar el carril bici vimos, a lo lejos, a tres individuos que nos parecieron los sherpas "mira, el de amarillo es Chomin". Ya con los pulmones fuera nos dimos cuenta de que no... y abandonamos la caza. Al llegar a Segovia les saludamos: eran los Kamorka, que están en to'oslaos.


Y el reencuentro cervecil, después de los 57 kilómetros que me he metido p'al cuerpo. Un rato de conversación con una ración de paellita que me supo a gloria.


A falta de un mes, ya voy viendo posible terminar Peregrinos.

Posible no es seguro.

Posible es que no es imposible.

Y tampoco fácil.

Y, en todo caso, como me ha dicho sherpa-Sherpa... ¡con linterna!

Ahora, me disculparéis; que me tengo que arrastrar hasta el salón de casa a ponerme otro poquito de hielo sanador.



Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.