domingo, 2 de abril de 2017

Pasapán, Marichiva y dos manzanas para merendar

Se acerca Ronda y, como cada año, ponemos en marcha nuestro plan de entrenamiento sherpa que consiste (más sencillo no puede ser) en hacer una etapa un pelín más larga de lo normal, con dos o tres puertecetes con piedras, y ya.


Hasta este año, que Ignacio ha decidido rebasar los límites y, viendo los espectaculares resultados que en Pablo se pueden ver (a Pablo se le ve menos, bastante menos) va a copiarle el método.


A saber: Pablo durante la semana sale a patinar, a correr también y bici cuando puede. Ayer sábado, por ejemplo, le dio Joaquín (Brian bros) una pequeña vuelta de dieciocho kilómetros de ná que le han puesto hoy como una moto Ducati.

Hola bambis
Se ha quitado el pan y la cerveza. así como embutidos y otros alimentos perniciosos para cualquier persona que no sea sherpa. Ello, los días de diario, que los fines de semana es otra cosa. Merienda, además, dos sanísimas, brillantes y jugosas manzanas.


Interrumpo la línea de mi relato para enseñaros los perifollos que ha recolectado Ignacio subiendo a Pasapán, fuente de vitamina C y muy ricos además. 


Al llegar a la fuente y ver la saca, pensábamos que Chomin nos había dejado ya recogidos unos cuantos. No fue así. Estaría a otras cosas.

Bien. Hasta aquí habíamos subido a ritmo sherpa, esto es, globeril. Desde aquí, ¡no os cuento la paliza que me metió Pablo hasta el puerto!


Ah, fijaos cómo abrimos las puertas candadas del otro lado. Y luego las volvemos a cerrar, como nos las habíamos encontrado.

Mña de Pablo. No estaba fácil.
Retomo: Decía que, viendo cómo está Pablo, más fuerte que el vinagre de Jerez, Ignacio ha decidido tomar ejemplo y ha jurado y perjurado a los cuatro vientos que va adejar de merendar sus dos vueltas de chorizo ya clásicas, para pasarse a las dos manzanas hasta que llegue Ronda.


De lo de los vigoréxicos hábitos de correr, patinar, salir en bici cuando se pueda... para otra. ¡Eh! En la foto veis que hoy no nos hemos pasado el senderete-trasquilón de la Pedriza del Gamonal, que siempre nos emocionamos en la cuesta de los pedrolos y nos lo pasamos.


Aquí, en una espera para reunificar el grupo. Este senderete escondido, y poco o nada transitado es de los que nos gustan un montón.


Poco más adelante, reparación sobre la marcha de la cubierta trasera de Pablo. O de lo que queda de ella. A la tercera fue la vencida, y resistió hasta el final a pesar de la "falta de liquidez".


Ya subiendo a Marichiva, nuevo percance: a Ignacio se le perdió una pieza de la maneta de freno, una que permite hacer palanca. Diez minutos de infructuosa búsqueda despiertan al McGuiver que llevamos dentro los sherpas. Y es que todo es reparable con tres cosas, a saber: bridas, cinta americana y palos.


Esta vez fue un palo encontrado en los alrededores. Y el susodicho palo además aventaja grandemente a la pieza metálica, porque os puedo jurar que vibra menos la maneta -¿no Ignacio?-, pesa también menos, es más ecológico, por supuesto, y también infinitamente más barato. En cuanto a la estética del apaño, con cortarla un poco y pintarla de negro... ¡niquelada!. Ahí se queda. Porque aguantó toda la traqueteante bajada que luego hicimos a todo lo que dábamos...


Ya para arriba todo seguido hasta Marichiva, que como está limpito de piedras y me aburro ;), me puse a hacer fotos.


Ésta, más arriba, me costó algo más (aunque no lo parezca, ésto está inclinadillo pa'rriba y cuesta). Además esta semana estoy entrenado, que me he subido muchas cuestas (vervigracia, las zetas dos veces, vicio) y he descubierto, o eso creía, la bajada del Kilómetro Vertical (gracias a Miguel de Francisco). Y digo que eso creía, porque Pablo me asegura que sí que la hemos hecho. Es lo que tienen los años...


Llegando a María de la Chiva hice las últimas fotos, que desde este punto ya nos entraron las prisas y no hubo manera de echar mano a la cámara sin poner en riesgo mi integridad.


Tenemos hasta abrepuertas, toma una propina chaval.


Esta tarde, a media crónica, por Whatsapp me llega una foto que confirmaría que Ignacio va a comenzar a cumplir su promesa (la promesa de las manzanas) ya otro día que no sea hoy: ¡MMMAÑÑÑÑANA!


Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.