miércoles, 2 de diciembre de 2015

Pocas luces. Pero bonitas luces.

Pedalear un par de horitas una tarde de miércoles sabe a gloria bendita. Relajadamente, parando para disfrutar de la luz, de los sonidos, de los olores...


O, también, sin parar. Casi no me he dado cuenta de que estaba pedaleando; sin ir de paseo pero sin pedalear como un poseso... ¡pos-eso!: aurea mediocritas.

La Mujer Muerta, vergonzosa, se tapa.








La casita se sorprende de ver un sherpa.


La big-T lleva unas jornadas de relax. Que no se acostumbre. A ver si este domingo puede disfrutar por nuevos senderos de San Rafael. Tiene (tenemos los dos) ganas.


Bueno, solo unas pocas fotos. En lugar de colgarlas en el Facebook, las pongo aquí; más que nada porque no se termine de oxidar este blog, que poco le falta.

Por cierto, que con las luces puestas me he cruzado con unas cuantas vacas y unos pocos caballos, ¡y ninguno de ellos se ha quejado! No sabran que está prohibidísimo por la Convención de Ginebra y penado con el garrote vil en la plaza del pueblo.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.