lunes, 3 de diciembre de 2012

Más fresquitos que Walt Disney

Fresquérrima mañana. Las estufas estaban a pleno rendimiento cuando pasamos por las huertas de los judiones de La Granja. Olía a leña y a invierno. En la radio oí que por la noche, en Navacerrada, habían llegado a los -10º C.


Pero a los sherpas nada nos echa para atrás, de modo que nos pusimos los calzoncillos de cuello alto y a pedalear mientras, en derredor, los grajos reptaban.


En el Real Sitio las cosas no estaban mal. Nieve espolvoreada, muy agradable y decorativa. No parecía que nos fuéramos a encontrar grandes problemas, así que decidimos probar con una subidita al Chozo, que ya lo echamos de menos. Y tiene que estar bonito el joío.


Como mandan las normas, evitamos en lo posible el asfalto y subimos por senderitos que, nevados como estaban, parecían diferentes a los de siempre.


En Tobarejos ─¡cómo hemos llegado hasta aquí!┬ primera parada; a pesar del frío exterior, la sherpería tiene que despelotarse mara no perecer macerados.


Ya que estamos, unos higos y unas chuches sherpas, que siempre vienen bien. Lo que en mi caso no hubo fue agua, ya que no tuve la precaución de soplar en el tubo, y cuando fui a dar el primer trago, estaba congelado del todo. Me puse el tubo por dentro de la chaqueta y en unos minutos estaría listo.


¡Ná, esto no es ná! No preguntéis si no queréis pasar un mal rato; Irina y el cepillado de dientes, cosas de sherpas. Bobás del guasapeo que destrozarían el estómago a cualquier persona un poco delicada , y este es un blog familiar o así.

Domingo no da crédito
Cambiemos de tema con el paisaje que se nos apareció subiendo por la pista hacia el Salto del Corzo.


Y es que subimos por la pista porque en estos pocos metros de altura que habíamos ganado desde La Granja, la cosa se había puesto ya un poco malita y era imposible del todo pedalear ya por la fuente del Chotete, que era la primera idea que habíamos tenido.


Un tramito a pie, otro pedaleando. Aguantaban más los que ya llevaban la rueda con menos presión. Pero daba igual, porque ya fuera de una u otra forma, la velocidad era la misma. Y el cansancio similar.


Lo que no daba igual era el paisaje.


Con esa capa de nieve y ese sol, la estampa era es-pectacular, por resumirlo y reconcentrarlo en dos palabras.


Fajaos en la capa de nieve que había en el Salto del Corzo; abajo no pensábamos que fuera a estar así.


¡Anda! Fijaos en quién estaba pateando por esos pagos: el mismísimo Juanjo Blanco (el de negro). Un tío que no puede estar quieto, sí señor. A ver cuándo te vuelves a dar una vueltecilla con nosotros, Juanjo.


Como el contador de calorías había vuelto a bajar, tuvimos que reponerlas inmediatamente con especialidades sherpas que, todavía, no aparecen en la lista de sustancias prohibidas de la UCI. (¡Y aunque aparecieran; a ver si nos iba a importar una m.!)


Ejercicio de agudeza visual: ¿Notáis algo extraño en Pablo? No sé... ¿Algo fuera de lo común?


Consumidos quintales de viandas variadas ─mochilas considerablemente más livianas─ hacemos un intento de tomar el camino del Chozo. Es en este punto donde el sh-Sherpa nos dice adeu y nos deja solitos, sin importarle nada el desamparo en el que nos abandona, que se tiene que ir a los Mandriles, ya sabéis, al extranjero de Segovia.


Pero pronto y, aunque seamos sherpas y todo eso, la realidad se impone: no hay manera de seguir, no se pueden dar ni dos pedales seguidos.


Entonces decidimos empujar la burra hasta unos cientos de metros más arriba donde nos desviaremos ladera abajo para disfrutar de una bonita bajada lleeeeeena de nieve por Navapelegrín.

Algodón de zúcar gratis en pleno bosque
Nuevo despelote con el fin de bajar lo más calentitos posible. Que subir, se sube con cualquier cosita, pero a la hora de bajar, todo cambia y hay que quitarse la muda sudadita y ponerse todo lo que uno lleve encima.



Bonita y entretenida la bajada. Para que os hagáis una idea, apuntando hacia las Tres Varas, zigzagueando más o menos paralelos a las zetas malitas que suben (o bajan, según) al Salto del Corzo.


Pequeño reagrupamiento y respiro. De paso, foto sujetando el árbol.


En una zona "densa" que no sé describir de otro modo por lo bonita, salvaje y complicada que estaba, a Sherpol le entran los siete males cuando se le mete la cadena entre el plato y el cuadro, commo le pasó en Irati, remember? El asunto supone aflojar el eje pedalier con todo lo que ello supone.


Con ajo y agua, al final problema solucionado. Pero cuando íbamos a reanudar la marcha, le toca el turno a Chomin, que se da cuenta de que ha perdido su móvil ¡blanco!


Posssná... Pateo p'arriba, mientras hacemos llamadas al aparato extraviado a ver si, además del móvil, suena la flauta.


Cuando la rodilla me dice que no, dejo de acompañar a los exploradores para iniciar un penoso descenso mientras, de paso y ya que estoy, hago alguna fotillo.


Pasan los minutos y siguen las llamadas aleatorias sin ingún resultado. La fe comienza a flaquear. Monto en la bici y bajo para unirme a Jorge y Alberto que están algo más abajo. A una velocidad aproximada de UN kilómetro por hora me choco con el tronco que veis en la foto. La chingoleta es de las de nueve y medio, pero como no me ve nadie...


Cuando me junto con los sherpas, están ateriditos. Para no perecer ultracongelados decidimos bajar un poco y esparar en algún lugar algo más soleado a los exploradores telefónicos. Yo, porsi, de vez en cuando sigo llamando al número de Chomin, pero ni caso.


El camino está sucio. Algún "palito" (ver foto) se nos cruza en el camino; aunque lo peor eran las trampas enterradas y ocultas por la nieve. Todos nos encontramos con alguna, creo.


Alberto aprovecha al máximo los rayos solares porque los sherpas tenemos la sangre fría, lagartuna. Estuvo un rato; casi se le ponen morenitas y todo.


La foto de abajo es un panorama hecho de cuatro fotos. Pinchad, que el sitio en el que esperamos a los demás era muy chulo, con sus manchas de solete y todo.


Al rato oímos una algarabía lejana que indicaba que los sherpas ya venían. Sí, mira, esos son.


Nos cuentan que cuando volvían resignados, habían encontrado el teléfono que sonaba un poquito, pero enterrado completamente en la nieve. Además es que el puñetero no había dejado rastro en la superficie, como si el hoyo se hubiera cubierto con más nieve. Bueno, el caso es que lo habían encontrado.


Con tanta aventura, ya se nos había hecho tirando a tarde. Decidimos no dar muchas más vueltas y buscar ya las Tres Varas y bajar, sin dejar de divertirnos todo lo que entretanto pudiéramos, hacia La P. Granjilla, que es como se llama en invierno el lugar que en el estío toma el nombre de Real Sitio de san Ildefonso.

Alberto, una de dos: o disfruta, o se ha pisado un callo. No sé.
Bajando, más nieve, que significa más diversión. Excepto en mi caso, que me estoy arrepintiendo en todos y cada uno de los metros que recorremos de haberme puesto las Northwave, cuya suela parece diseñada por el mismísimo Satanás. Lo pasé tan mal que no quiero ni recordarlo, que ya puse algo el año pasado en este mismo blog sherpa.


Por cierto, que Jorge hoy estrenaba plataformas (no penséis mal) de las de clavos, combinadas con unas botas de trekking chulas y parece que el invento funcionó bastante bien ¿no? Bueno, os pongo unas cuantas fotos más. Que entre Jorge y yo, no creo que haya otro grupillo que documente tanto sus salidas como los cherpaslocos.


Tan contento estaba Chomin con su móvil "nuevo" que paró a hacer unas llamaditas. Cuando reanudamos la marcha, yo me retrasé mientras refunfuñaba contra las susodichas botas del demonio. Pablo se quedó acompañándome y nos despistamos del grupo.


Por más que intentamos seguir las huellas, bajamos por lugares diferentes, qué le vamos a hacer.


Pero al final Domingo nos volvió a llamar (sí, con su móvil "nuevo") y nos juntamos en la puerta de Cossíos. Hola, sherpas.


Esto que os voy a contar, que no salga de aquí, ¿eh? Yo, como sherpa que soy, me suelo duchar con jabón Lagarto, el de toa-la-vida del Señor. Pero en esta ocasión, algo llamó la atención de mi atención. ¡Y como para no hacerlo!, colorcito "discreto" que tiene el cacharro:


"Piel sexy y atractiva", dice. Sí; si eso ya lo sé. Gracias.


¡Pero qué me había echado yo en mi bello cutis! Endematao(C) me quedé. Las imágenes se comentan por sí solas. Leed. Leed con atención, si tenéis redaños:


Ni que decir tiene que, al darme cuenta, me volví a enjabonar enterito, from head to toe, pasando por toos-los-sitios Y esta vez con mi querido Lagarto... ¡¡Y RESTREGANDO CON ESTROPAJO!!

Por cierto, Jorge, que si no se te ha quitado el barro de la croqueta, si me lo pides, te lo regalo; que deja un aromilla mu sensi, jejeje...

Mis fotillos: http://sdrv.ms/QA4lr6
Las de Jorge: http://sdrv.ms/UAsUok

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.