jueves, 10 de enero de 2013

Comenzando desde cero

Hola sherpas y demás fieles lectores. ¡Porque hay que ser fieles de verdad para dejarse caer por aquí con lo poco que se actualizan estas páginas últimamente!

Bueno, a lo que vamos. Que, como algunos ya sabéis, hoy me han quitado el dichoso yeso. Con sus puñeteros casi cinco kilos. Y os prometo que al levantarme de la camilla, después de quitármelo, ¡la pierna levitaba!

Si hasta ayer podía andar, mal que bien, apoyando incluso sin ayuda de las muletas, hoy vuelvo a estar inútil del todo. Noto la rodilla más tiernita que un bistec de oso amoroso. A la hora de escribir esto ya doblo bastante más que esta mañana, paro las sensaciones son extrañísimas. Como si estuviera hecha de un material con todas las peores propiedades del cartón y de la goma.

He pedido en el hospi que me dieran las radiografías, para enseñaros la obra de arte. Se ve la grapa y también el cortecillo, treinta días clavados después de la operación.



Cuando he preguntado al doctor que cuándo podría comenzar a montar en bici, me ha dicho que de eso hablaríamos cuando nos volvamos a ver dentro de un mes y medio. Os dejo una agradabilísima foto de antes de quitarme los puntos. Algunos de los de la izquierda, después, han dejado una zona abierta; pero os ahorro esa imagen, más agradable todavía, que seguro que alguno está merendando.


La grapilla está ahí, a flor de piel, a la izquierda. Ahora, cuando me caiga en el bosque y roce con el exterior de la rodilla en algún pedrolo, en lugar de descarnarme, ¡van a saltar chispas y voy a provocar un incendio!

Bueno, ahora a rehabilitar como un campeón, que Peregrinos está aquí mismito y tenemos que llegar los penúltimos.

Jorgito, ¿a que cada vez nos vamos aproximando más a ser El Sherpa de los Seis Millones de Dólares?

O quizás sea El Sherpa de los Seis Millones de Dolores, jejeje.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.