martes, 31 de enero de 2012

20 fotos en el Pontón helado

Un par de horitas libres, la mitad para pedalear y la otra mitad para disfrutar del paisaje y hacer fotos. Las pilas se cargan al máximo para afrontar el martes. Un lujo que en una ciudad como Segovia es posible.




















domingo, 29 de enero de 2012

Nos ha mirado un tuerto (que es bizco del otro)

Hoy el que quiera aventuras va a tener que comprarse La Isla del Tesoro.

Y mira que la mañana se presentaba bien. Fresca de narices, pero bien. En el inicio del camino de los Tanques nos encontramos con un grupo de gente purgaba sus pecados, que debían de ser muchos y gordos (lo digo por la penitencia).


Lo único malo el aspecto del sherpa-Sherpa que, sin el espejo que perdió la semana pasada en la senda de la Desesperada, no se había podido hacer la raya del ojo. Empezamos el camino en animada conversación con un par de agregados que a los pocos kilómetros se nos iban desagragando.

El el paraje de Cantos Blancos Domingo creyó haber encontrado la corona recientemente robada a nustra Patrona, la Virgen de la Fuencisla. Yo le dije que no podía ser porque ya la habían recuperado.
La Atalaya, sin pizca de nieve

Andrés, el último de nuestros acompañantes, nos abandona cerca del pantano de Revenga. Se le puede ver arriba, a la izquierda de la foto.


No hice fotos, pero tomamos el sendero del azud ladereando por Los Comederos. Cada vez me gusta más este senderín, tanto de ida como de vuelta. En la foto de abajo los sherpas ya vamos paralelos al río Frío. Cuidadín con las raíces. (No os preocupéis, les alcancé rápido)


En el Puente del Vado de los Arrastraderos tomamos algo menos de un kilómetro de asfalto que pica p'arriba, para adentrarnos en los senderos de la Acebeda.


Fue aquí, en el mismo desvío para subir a Navaltestero. Unos pocos metros de nieve cuesta arriba que solo tomamos Domingo y yo, ya que íbamos a esperar para reunirnos todos; un sitio sin aparente dificultad. Chomin perdió tracción y al apoyar el pie, la bici giró en la dirección de la cuesta y la rodilla giró también... ¡crack! Al menos eso es lo que creo que pasó.

Cuando le vi la cara, sabía que era asunto serio.


Un grupo de ciclistas que venía más atrás paró a interesarse. Mientras Chomin se pensaba si seguir o no. Los demás ya lo teníamos claro: No le íbamos a dejar continuar. Además, le acompañaríamos de vuelta. No por nada; pero pensábamos que en cualquier desvío se nos iba a volver a despistar tentado por la aventura.


Pero no. Pocas ganas tenía de dar chingoletas por ahí.




Poco a poco, por el lugar más sencillo que se pudiera, tomamos el camino hacia casa. Pero ni eso: Al final tuvimos que poner en marcha la operación de salvamento: Ete y Ete (Pabl- & Joaquín-) se quedaron con Domingo mientras s-Sh y yo íbamos a por el coche.

 
 

En realidad, el que parecía necesitar más ayuda era Ete. Tanto entrenar para la Media Maratón va a acabar con sus fuerzas.

Si Chomin está así, es que algo le pasa.
En la vuelta me resultó extraña la bajada. ¡Qué diferente se hace una bajada con las fuerzas intactas!


Pues nada, lectores. Más tarde llamo a Domingo y os cuento en los comentarios qué tal está su rodilla. Pero me temo que no demasiado bien.

Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.