domingo, 8 de agosto de 2010

Camino de Santiago v2010 - Etapa IV

Etapa 4 - 23 de julio de 2010.
Astorga-O’Cebreiro, 114 Km.
Desnivel acumulado: 1944 m.
6 horas y 54 minutos pedaleando.
Salimos a las 9:20 y llegamos a las 17:45.

Terminamos (los rezagados, porque Pedro y Dani nos sacaron casi media hora) la temidísima etapa alrededor de las 17’45, bastante mejor de lo previsto –temido–. Superada en bastante buenas condiciones la etapa más dura (o no, porque la segunda fue tremenda).

Ha hecho fresco y mucho sol. Todo el día me he encontrado en perfecto estado físico. Por otro lado, el material parece que aguanta. En los capítulos de McGuiver aprendimos que con un par de bridas y cinta americana se hacen milagros. El invento de la bici de Dani, con pequeños retoques, resistió hasta el final.


Seguimos viendo a bastantes peregrinos, pero no tantos como nos esperábamos. Pedro y Dani, de avanzadilla, pero un poco más adelante se desvían para echar un vistazo a Castrillo de los Polvazares. Javi y yo tiramos p'alante.


Reconocemos, al pasar por Santa Catalina de Somoza, el lugar en el que hace dos años descubrimos la fisura en el cuadro de la bici de Javi (arreglado con cinta americana, of course).


En el Ganso, otro de los establecimientos típicos de la ruta jacobea, "El Mesón Cowboy". "De lo bueno lo mejor" reza su cartel y, aunque no lo dudamos, pasamos de largo que todavía es temprano.


Periko y Dani nos alcanzan por fin (porque les esperamos, que si no... ;)) y volvemos a completar el grupo. Si hubiera estado sherpa-Sherpa, habría sido el momento perfecto para entonar alguno de los cánticos que nos distingue y que tanta admiración despierta doquiera vayamos.

Pero no estaba.


Abandonamos un rato el asfalto. Se agradecen estos caminos, con sus sombritas y, aunque empinados, muy ciclables.


Al poco rato nos cruzamos con grupos de bicigrinos al entrar en Rabanal del Camino, antigua avanzadilla de los Templarios asentados en Ponferrada, que protegían a los peregrinos que afrontaban la subida al peligroso monte Irago (el de la Cruz de Ferro).


Atravesando el pueblo, está muy bien puesto el nombre a esta empinada y soleada cuesta: Calle del Calvario.


En el borde de un camino nos encontramos con uno de los monumentos en recuerdo de peregrinos que perdieron la vida en el Camino. En este caso se trata de una humilde cruz en memoria de un anónimo peregrino suizo.


Estamos en plena subida a la Cruz de Ferro. Antes de pasar por Foncebadón, y en cuanto les recordamos el pulpo y las cervezas en Molinaseca, estos dos gañanes se pusieron en pie sobre sus burras y no les volvimos a ver el pelo.


Foncebadón, pueblo muerto que ha resucitado gracias al auge del Camino. Adios, que no paramos.


Javi y yo subimos a nuestro ritmillo, pim-pam, pim-pam, adelantando a unos cuantos bicigrinos. A pesar del careto, servidor iba disfrutando de la etapa.


Breve parada en la cruz, que la otra vez ya dejamos una piedra y estos dos se beben toda la cerveza.



Manjarín, o lo que queda de Manjarín. Al inicio del descenso, un cartel advierte del peligro de la bajada, que dura 15 trepidantes kilómetros.


Prueba de ello es el monumento que encontramos al pasar por El Acebo a Heinrich Krause, un bicigrino alemán, muerto al chocar contra un coche (es la versión que me parece más fiable, aunque he llegado a encontrar por Internet que de un infarto), el 13 de agosto de 1997. He encontrado el nombre del autor: Eulogio Pisabarros.


Paramos a hacer una foto cuando Molinaseca aparece ante nuestros ansiosos ojos. El descenso ha estado bien (pasamos algún coche), pero el mío ha sido menos seguro que la vez anterior. Los cantilever dan mucha menos seguridad que los discos.


Pasamos Riego de Ambrós y llegamos a Molinaseca, el pueblo más bonito del Bierzo y, apurando, del Camino. Con su río, el Meruelo, de gélidas aguas.


Y, por fin, el ansiado y reparador desayuno. Comprobamos la hora, vamos bien de tiempo. No nos entretenemos demasiado, que todavía falta mucho.


Pasamos sin detenernos por Ponferrada, de agradables y embarrados recuerdos. Sin embargo, Pedro se desvía para pasar por el castillo templario. Aquí, una foto que lo atestigua. Se tuvo que pegar una buena paliza para alcanzarnos. Luego le vi durante un rato –sólo un rato– un poco flojo. Normal.


Nosotros seguimos nuestro pedalear acompañados por la uva mencía (supongo).


En Cacabelos vadeamos el río porque nos da la gana, que estamos muy tontos; un municipal nos pregunta (eran las 2 y veinte de la tarde) que hasta dónde vamos y al responderle que hasta O’Cebreiro, nos dice que ni se nos ocurra. ¡No sabe que semos sherpas!. Y sherpas cabezotas.


Justo antes de Villafranca del Bierzo se anuncia el famoso Ave Fénix, pasto de las llamas en tres ocasiones y reconstruido definitivamente a mediados de los 90.


En él nos detenemos y sellamos, y yo hago esta foto, fea donde las haya: grúa, cable, encuadre malo,  bicho...


Salimos del puebo... ¡cuesta arriba!.


Desde aquí ya pedaleamos para ir acercándonos al puerto de Piedrafita, paralelos a la antigua carretera nacional, y cruzándonos varias veces con la A-6 y sus impresionantes viaductos. Vamos a buena velocidad por esta zona que, aunque no demasiado bonita, se hace fácil.


Justo a la entrada de La Portela de Valcarce, limpieza de burras, como en la vez anterior. Una especie de ritual de purificación.


La ascensión de la parte dura la hacemos por separado las dos parejas (no digo quién va por delante). Es pesada, ya llevamos un montón de kilómetros y hace calor, pero vamos mucho mejor de lo que había supuesto. Anécdota: Al principio de la subida adelantamos a un peregrino que iba sólo con un saco a la espalda y que, sorprendentemente, volvimos a ver al día siguiente ¡unos 50 kilómetros más adelante!.


Adios, Bierzo; hola, Galicia.

Desde Piedrafita do Cebreiro nos quedan 5 kilómetros, los más pestosos de todos, pero esto ya se termina, y es una hora estupenda, mejor de lo que había previsto. Además, las piernas están perfectas. Yo creo que a Santiago sí que llegamos.


Arriba. Ya falta muy poco, pero tiramos para O Cebreiro en lugar de seguir por la carretera, donde está el hostal.


Cuando por fin lo encontramos, están estos dos esperándonos con las cervecitas y haciéndonos una foto...


...ésta. Llevaban ahí media horita, los ca**** de ellos. Añadimos a las cervezas un poquito de jamón y un estupendo queso de la tierra.


La suite en la que pernoctamos, en Casa Carolo. Comparto cuarto de baño con Javi... ¡hasta dónde hemos llegado!. No hay ni televisión. No sé si lo podremos superar.


La etapa, de lujo. Por mí, podría haberse nublado un poquito, pero ya sería pedir demasiado, porque la temperatura fue la mayor parte del tiempo a pedir de boca.

Dani nos da árnica montana y, así dopados, superamos cualquier dificultad.


Para acabar el día, cena en el hotel O’Cebreiro, donde estuvimos alojados hace dos años, y paseo al alto de la cruz, a ver cómo se pone el sol en tierras gallegas. ¡Hasta mañana!.

4 comentarios:

  1. Creo que Molinaseca estaba anunciada de vuestra llegada por Protección Civil.
    Solo hay que ver que la Playa fluvial estaba completamente vacia.
    ¡¡¡¡¡¡¡Qué hicisteis el último verano, panda de degenerados!!!!!!
    Yo sé lo que hicisteis el último verano en Molinaseca.
    EL ABO QUE SABE LO QUE HICISTEIS EN LA PLAYA FLUVIAL DE MOLINASECA Y QUE ES EL VERDADERO MOTIVO DE VUESTRO PEREGRINAJE, SATIROS.... QUE SOIS UNA PANDA DE SATIROS.....

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  2. El alcohol produce amnesia, y otras cosas que no recuerdo, entre ellas, lo que pasó en Molinaseca después de todas esas jarritas.
    Fuimos a buscar respuestas, y encontramos... ¡pulpo con cerveza!

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  3. FELICIDADES POR TUS CRONICAS, ENVIDIA DE LOS PROFESIONALES DE LA PLUMA, INCLUSO DE LA MISMISIMA SARA CARBONERO QUE ME HA COMENTADO QUE SE PONDRA EN "CONTACTO" CONTIGO CON EL FIN DE RECIBIR UNAS CLASECITAS DE NARRACION Y DE FOTOGRAFIA SUBIDA AL LARGERO, QUE NO SE EXPLICA LA CALIDAD DE TUS FOTOS SOBRE LA BICI.

    ENVIDIA TAMBIEN MIA QUE OS VOY A COPIAR SOLO O EN COMPAÑIA PARA FINALES DE OCTUBRE, EL VIAJE A SANTIAGO EN LAS MISMA ETAPAS, SI PODEMOS QUE LO DUDO............YA TE PEDIRE ALGUNOS DATOS DE INTERES.

    LO QUE NO VEO ES NINGUN COMENTARIO SOBRE LA NOCHE EN EL CAMINO. ¿ES SOLO DORMIR Y REZAR?

    UN ABRAZO Y SEGUIR ASI.

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  4. Dormir y rezar, dormir y rezar, a esto hemos venido a este valle de lágrimar.
    Por cierto, no quisiera ponerme a mal con Iker, pero estoy disponible para la Carbonero en cualquier hora y lugar (con permiso de la Carretero, claro).

    Ya en serio, tengo los tracks y otra documentación para cuando quieras, Luis.

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Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.