Etapa 6 - 25 de junio de 2010.
Palas de Rei-Santiago de Compostela, 70 Km.
Desnivel acumulado: 1254 m.
4 horas y 15 minutos pedaleando.
Salimos a las 8:20 y llegamos a las 13:15.Para esta etapa nos hemos levantado prontito. Queremos llegar a Santiago con tiempo para ducharnos y comer con tranquilidad y a buena hora, que las chicas estarán esperándonos. Pero, como todos los días, dependía de la hora a la que sirvieran el desayuno.
Un poquito de asfalto no nos falta...
...pero casi siempre, igual que la etapa precedente, un subir y bajar constante por lugares preciosos que no nos defraudan. En este caso unos escalones de piedra se resisten a nuestra proverbial habilidad.
Un puente medieval nos da entrada a la parroquia de San Xoán de Furelos, ya casi en Melide. Si ampliáis la foto, veréis que esos que parecen hormigas son mis compañeros de fatigas.
Como hace dos años, volvemos a parar en Furelos, aunque en esta ocasión no nos atiende el párroco. Sellamos un poquito. Como no ha caído ni una gota durante el Camino y Pedro ha guardado las credenciales con sumo cuidado, este año van a llegar como nuevas.
Según dicen, el Cristo de Furelos tiene un brazo desclavado de la cruz ofreciendo su mano para levantar al que ha caido en pecado ayundándole a recuperar su anterior estado de gracia.
Y esta vez no paramos en el bar (?) en el que hace dos años nos tomamos un café, un orujo y vimos, recién hechas, unas tortillas de patatas que casi nos quitan el sentido. Hacemos penitencia y en un acto más de mortificación, pasamos de la tentación. (Chin-pón).
Melide. Típica foto hecha sobre la marcha, con el objeto ya rebasado, apuntando hacia atrás sobre la bici, torcida y mal encuadrada. ¡Por lo menos no sale movida!. Es la Iglesia de San Roque. Leo en Interné que a su lado hay un cruceiro del s. XIV, según Castelao, el más antiguo de Galicia. Y habrá que creerle.
En Melide también hay un par de cuestas buenas antes de salir de la población. Al ver estas fotos que he hecho, ya me explico la razón de la puñetera ciática que he arrastrado la semana que siguió al Camino.
Pero, snif, el sherpa-Tris se debe a sus millones de lectores, que esperan estas fotos hambrientos. Ya me pagaréis entre todos la factura del fisio.
¿Por lo seco o por lo húmedo?. La respuesta correcta supone que siempre salimos mojados.
Esta vez me hacen la foto a mí. En agradecimiento, les saco la lengua.
También en esta ocasión encontramos el puesto de frutas del bosque en el que no hay jefe. Nos tomamos unas frambuesas (creo recordar) y echamos lo que ponía en la lista de precios en el bote. Primer negocio que veo con 0 (cero) empleados. ¡Así cómo va a funcionar la Seguridad Social!.
La piligrina, muy maja ella.
Un poquito de velocidad y ¡Polvo! en Galicia.
En la foto no se aprecia la exagerada inclinación de la cuesta. Hice la foto al abuelillo que la coronó empujando un carrito de niño, sin niño, pero cargado de mochilas.
En un momento dado, vimos a dos biker-grinos que adelantamos justo cuando iban a parar en un bar. Al vernos, retoman la marcha en nuestro pos (¡coño lo que me ha salido, "en nuestro pos"!). Cuando paramos nos enteramos que son catalanes y que, una vez en Santiago, no tienen claro cómo volver con las bicis.
Primero, bien; pero luego empezaron a dar caña y les achuchamos a Pedro y Dani. Javi y yo vigilábamos la retaguardia... varios cientos de metros por detrás.
Nos reagrupamos de nuevo, (creo que nos esperaron un poco). Los mismos caminos divertidos, pero mirándonos de reojillo.
No sólo tiraban en llano y subiendo, sino que el más pequeño de los dos, en los descensos rápidos se ponía el C***-ísimo de él a una rueda. Pero cuando digo a una rueda, digo que subía la delantera hasta el segundo piso, ¡vaya bicho!.
Había otro pequeño grupo de bicigrinos que iba por carretera y les adelantábamos en asfalto y cuando nosotros tomábamos sendas, ellos nos recuperaban terreno y nos volvíamos a cruzar después. Y así cuatro o cinco veces en la etapa. Nos saludábamos entre sonrisas y bromas ("Parece que nos estáis vacilando").
Aquí no aguanté bien el pulso, pero la pongo.
Por fin, una de las últimas cuestas.
Breve descanso en un bar del barrio de Vilamaior, a 2 km escasos del Monte do Gozo.
El final, no tan bonito, pero siempre acompañados de filas y grupos de peregrinos. Todos estos, si no se quedan en el Monte del Gozo, llegan hoy.
La fiel Cannon en el feísimo monumento.
Javi nos hizo esta foto. En la parada aprovechamos y llamamos a las chicas para decirlas que ya estamos aquí. Nos comentan que la plaza del Obradoiro está a punto de reventar. ¡Ya se ha enterado la gente de que llegamos!
Pedaleando por las calles de Santiago.
Hasta aquí más o menos bien, pero las cercanías del Obradoiro eran la locura. Los accesos estaban colapsados. Los Reyes aún no habías salido (recordad que es día 25, día de Santiago y Año Santo) y nos costó un rato largo llegar frente a la Catedral, pero al final lo logramos.
Y la entrada triunfal. Si habíamos hecho 600 km en bici, no nos íbamos a bajar ahora ¿no?.
Los 4 jinetillos posando.
Mola que te abran el cordón policial para pasar al hotel. Miguel de la Quadra estaba por allí. Le vi desmejoradillo. Pasamos rápido para que no nos pidiera autógrafos ni ná, que estábamos cansados de los días anteriores.
Tuvimos que esperar un momento en la puerta, que SSMM acababan de abandonar las habitaciones y nos las estaban arreglando.
La prensa local se hizo eco de nuestra llegada a la ciudad, en un Año Santo que no volverá a repetirse hasta dentro de 11 años. Espero estar en plena forma, con 57 tacos. Entrevistas no concedimos, que estábamos de vacaciones.
Fuimos a comer a Casa Marcelo, que tienen que terminar la pared de la cocina, que no tienen dinero para hacer la obra los jodíos. Bueno, no tenían, porque después de la dolorosa que abonamos...
En esta ocasión cambiamos la cerveza por vino de la Ribera del Duero y de la Axarquía malagueña (sherpa-Sherpa, pruébalo cuando puedas).
Panorámica de la Catedral en un día espléndido, como no podía ser menos. Ya nos llovió la otra vez.
Plaza de las Platerías, fachada sur de la Catedral. Abarrotada con un gentío ingente (mucha gente).
Miles de millones de personas hacían cola para conseguir la Compostela (que no compostelana). Alguno pide una compostelana, y se vuelve con una nativa.
Ya queda menos cola.
Por fin llegamos...
...y nos dan la Compostela entre vítores y aplausos.
Esta foto la pongo para que vea el sherpa-Sherpa que sí que acudimos a la misa, que luego no se lo cree. La verdad es que me costó lo mío aguantar de pie todo el rato, que necesitaba descansar de la dura etapa, que lo había sido.
Por cierto, muy bonita la homilía. Y muy pedagógica.
A casita, que hay que descansar.
Todo se ha dado muy bien. Desde este momento, el grupo se separa: Javi se va con Pilar, Dani busca tren o bus que le lleve de regreso junto con su bici. Pedro y yo seguimos hasta Fisterra (Finisterre). Olga y Malú nos llevan las alforjas (¡bendito sea Dios!).
Así que nos preparamos para una etapa que nos resulta desconocida y que promete dureza y disfrute por igual. ¡El fin del mundo está más cerca!.
las nativas de santiago de compostela son "picheleiras"
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