Retonno a Tirobarra

Pinchad para ver la crónica de Carlos Nárdiz, publicada en Wikiloc.

No es lo mismo perro-sherpa que sherpa-perro. Un sherpa-perro, todos lo sabéis, es cualquier sherpa elegido al azar. Sin embargo, un perro-sherpa es el que véis en la foto(?) que sigue:

Cuando Boli dijo que traía a Lucas, he de confesarlo, pensé -"¡Buenooo!, lo vamos a atropellar y nos vamos a matar". Sin embargo, Lucas se merece el carné de conducir más que la mayoría de las personas humanas que circulamos por la carretera. Al animal sólo le faltaba sacar la patita para señalizar los giros. Siempre manteniendo la distancia, sin cruzarse... Un verdadero perro-sherpa, el primero de la historia. Lo único malo, ese carácter que sacaba a relucir cuando parábamos. Con sus gruñidos nos regañaba: "¡filibusteros, hotentotes, no paréis tanto!¡Seguid gañanes, seguid!".

Como era 28 de diciembre, decidí gastarles una broma a los sherpas y... ¡aparecí a la hora!.

A los tres sherpas (Chomin, Boli & me) se unió en esta ocasión Fernando, amigo de Boli. Además nos premió con su presencia el sherpa a tiempo parcial Carlos, venido desde Huelva especialmente para la ocasión. Venía el hombre preocupado por la nieve, el frío... y fíjate tú el día que nos hizo. Fresco, sí; hielos, también. Pero por lo demás, ni una sola nube. ¡Vaya Navidad que nos está haciendo!

¿Qué, que si hicimos lo que estaba pensado?¡Dónde se ha visto! Cargadero del Hoyuelo, p'arriba, Navalviento (pequeño piscolabis).

Carril del Gallo y Fuenfría.

La travesía hasta Marichiva con Lucas de pasajero comodón en el regazo de Boli. Le dije que si me llevaba a mí, pero Lucas no llega a mis pedales. What a pity!

Desde aquí nos dispusimos a remontar en sentido contrario a lo que hicimos un mes atrás (la puerta dimensional) hasta Tirobarra, que quién nos iba a decir que íbamos a intentarlo en pleno diciembre.

La travesía se hace muy bien, sendero nada aburrido. Y no tan difícil como preveíamos, porque variamos el trocito "a pata", endureciéndolo pero acortándolo, de modo que tuvimos que cargar un rato con la bici, pero bastante menos que lo que hay que hacer subiendo por los corrales, por la ladera opuesta.

Da fe de la dureza de las rampas esta inédita instantánea en la que vemos a Chomin cargando con la burra (me estoy jugando el pellejo, que lo sepáis).

Carlos me ha mandado este perfil. Fijaos en las pendientes. Lo que me fastidia bastante es mirar el desnivel acumulado. Os aseguro que llevábamos en las piernas el equivalente a más de 1500 m. Pero ya es bastante si pensamos en el tipo de terreno que ciclamos y los escasos kilómetros de la etapa.

No os aburriré, sufridos lectores, con la letanía diaria de dolores, achaques y averías. Sí que os cuento que la salida (el escape de Tirobarra, uno de los collados menos accesibles de nuestra sierra) la hicimos en esta ocasión por el arroyo de los Horcajos, buscando el cargadero de Cereceda, a los pies del collado del río Peces. Los hielos cubrían parte del camino, haciéndolo bastante peligroso. Pero he de confesaros que los sherpas estamos equipados de serie con un detector fabricado por la NASA que hace que veamos los hielacos de un magenta chillón. Algo así como esto:

De ese modo sorteamos las zonas más peligrosas con la gracia y donosura que nos caracteriza: si me véis avanzando a horcajadas sobre la bici os desco*j*n*is, pero como el que hace las fotos soy yo...

Mientras, Lucas, tan fresco.

Bonita panorámica, (esta no la estropeo)

Después de unos descensos (de los buenos, os lo aseguro) que pusieron a prueba la nueva Giant de Carlos...

..., pedaleamos un rato por la Acebeda hasta enlazar con el camino de la Fuenfría.

Con un palmo de lengua fuera no tanto por la velocidad, sino por el cuntínuo subir y bajar, pedalear por terreno helado, crujiente, en el que se hundía desagradablemente la rueda y algunos sustos y tal (ver vídeo, próximamente), llegamos a las furgonetas en la Boca del Asno.

Resultó una etapa corta en kilómetros y larga de duración. Divertida y exigente, aunque es cierto que nosla tomamos con calma. Y menos mal...

Al final un poquito de limpieza, que el último tramo estaba embarrado con ganas y llegamos con las monturas "guapas".

No os canso más. Quiero hacer un vídeo con el material de la etapa, a ver si manaña es un buen día. En él se verá mi bonita caída en la bajada de los Aleonardos, hacia el Eresma. Y es para que luego no diga Carlos que censuramos ese material. Como siempre, lo malo es que no parece que la bajada sea para tanto. Como me dijo mi chico: ¿¿¡¡Y te caes ahí, papá!!??

¡¡Cría cuervos!!

Joer, me da la sensación de que para lo buena que resultó la etapa, se me ha quedado corta la crónica...