¡¡Oye tú, que arriba hay nieve!!

Pedí a los sherpas que me trataran con cariño, y a fe que lo han hecho. Etapa bonita, a un ritmo de personas, los kilómetros justos... El miedo que tenía era que la meteorología no nos respetara, pero aunque el día no era de lo más bonito que puede haber, al final no tuvimos ni lluvia ni viento. Además, los colores del bosque estaban recién pintados y para remate, la nieve.

En Kandilandia éramos cuatro: Ignacio, Jorge, Ete y yo.

En el carril bici nos encontramos con los Kamorka. El sherpa-Sherpa, vistas sus recientes reticencias (de los susodichos) a publicar en su blog, no sé qué leches de trato les ofreció, el muy keibron. Y digo yo que de qué se quejan, que vaya lujo es tener dos tíos repartiéndose el trabajo de las entradas ¿no?. Hala, David y Remi, a hacer fotos y a contar vuestras aventuras, vuestras croquetas y los momentos orejón, que para eso os pagan.

En el carril bici se nos unen Alberto y Boli, que yo pensaba que habían salido en moto.

Cero grados, pero al llegar a Cossíos todos nos despelotamos, que el cuerpecillo sherpa se calienta rápido (con perdón, pero es así).

En las huertas de La Granja no me salen las cuentas, el grupo ha crecido. Sin darme yo cuenta se nos ha unido el Ranger-Joaquín, de los RWR a los que no les gusta el cordero ;)

Mucha humedad en el ambiente, pero daba gusto ver el bosque por fín con esta niebla que le da un carácter tan especial. Lo malo es que las piedras y las raíces se convierten en trampas asesinas, pero qué le vamos a hacer, que para eso semos... ¡sherpas!.

Desde Tobarejos, me subieron por el asfalto. Allí nos quedamos retrasados Ete y yo, que hoy no había premio de la montaña  y no queríamos gastar energías.

En la Fuente del Chotete Alberto saca una riquísima quesada a la que no sabemos decir que no. Muy rica, con un toque de orujo. Ya puede encargar seis o siete para el próximo finde.

Y aunque los lugareños digan que no hay setas, nosotros encontramos éstas, de un pie correoso pero de sombrero exquisito. Curiosas y ricas setas. A falta de boletus...

Lo de detrás es el puñetero enanito de las setas

Y desde Dos Cabañas, ya sabéis, es todo p'arriba. Los tramos en los que no echamos el pie da gusto cómo se agarra la bici, que no se ha hecho todavía barro en el camino. Hay que ir evitando las piedras porque resbalan que da gusto.

Exactamente a los 1570 m de altitud encontramos las primeras manchitas de nieve de la temporada. Ete posa.

Un poco más arriba nos encontramos con más nieve de la que esperábamos. Una nieve mala, incómoda para pedalear.

Un sherpa que prefiere mantenerse en el anonimato, es sorprendido arrastrando la burra.

Afotillo. Falta Boli, que es el que la hizo.

Y ya estamos en la majada. Aquí me llama Chomin, pero la cobertura desaparece y es imposible responderle. ¡¡Andandará este gañán!!

En el chozo aprovechamos para cambiarnos. Qué gustirrinín --que diría Gila-- quitarse todo lo empapado y ponerse una camiseta térmica calentita. Preparados para el descenso.

Mientras nos cambiamos, Ete espía.

¡No haberte dejado hacer la foto!

Parece que la noche ha sido un poco malita aquí arriba.

Ranger-Joaquín nos abandona, que tiene que pasar la aspiradora.

Ahora es Jorge el que nos alimenta. Junto con el queso con membrillo del sh-Sh,parece que ha merecido la pena levantarse esta mañana. Quesada, embutido, queso con membrillo... Nos han faltado las chicas. Habrá que ver, cuando deje la presidencia, si Berlusconi quiere hacerse sherpa.

Arropados y animosos, reemprendemos el camino; ahora nos dirigimos hacia la fuente del Montañero. Cuidadito con las raíces y las piedras.

Cuando desaparece la nieve, los colores del bosque son espectaculares

La fuente del Montañero, que está en el mismísimo sendero, en un tramo técnico.

En Segovia hace un tímido solete. Mientras, nosotros seguimos a lo nuestro

Si ampliáis la foto, veréis entre los helechos a dos sherpas. Bonito sendero que nos conduce hasta el esquinazo, no el de la fuente de la Plata, sino el de verdad, el que está al norte en la tapia del Palacio de La Granja.

 

Después, una bonita bajada que alargamos por unos cuantos senderos lo que pudimos, que todavía era pronto.

Luego, unas cervecitas con patatas en La Granja mientras llamo a Chomin, que me cuenta que todavía está dando chingoletas por los bajos de la fuente del Infante, que va a bajar por la fuente de la Charca de la Rana y también va a saludar al Cojón de Pacheco, que se aburre bastante en el solitario paraje en el que reposa.

Cuando eche la piedra, voy a subirla donde el cojón para que le haga compañía.