domingo, 30 de noviembre de 2014

¡Ciclista: vigila tus calas!

Esta mañana hemos aprovechado una ventana de unas horas de buen tiempo y hemos salido para airearnos un poco. Domingo, Ete, Pablo y un servidor, que no sabemos qué les ha pasado a los demás. Y lo primero que hemos visto es que los ríos bajaban hoy, entre las lluvias y las nieves derretidas, pleóricamente pletóricos. Fijaos que hasta Chomin se ha tenido que bajar en el famoso paso.

Las raíces estaban para pocas bromas
Y la verdad es que me han llevado tan tranquilito que hasta me he permitido el lujo de sacar la cámara y tomar unas fotos en esta subida que casi todos conocéis.


Luego por Santa Isabel. Las rocas no estaban menos peligrosas que las raíces, no. Subíamos morados por lo de ir conteniendo la respiración.


Y en la cacera, arriesgándolo todo, otras cuantas fotos. Os pongo una en la que se ve algo, que algunas otras me salieron abstractas.


Dos fotos seguidas. A una mano por aquí, aunque no vayamos deprisa, me juego el tipo. Me gusta mucho más la segunda en B/N. Con los bichos de frente, la Nikon, unos flashes bien puestos, disparando en RAW y si yo fuera Robert Capa... ¡habría quedado una fotarraca!. Pero a estos no hay quien les haga pasar siete veces por el mismo sitio hasta que quede bien la foto. Así que nos conformaremos con lo que hay.


Y esta foto me la hizo Ete: Subiendo a no más de siete por hora, me resbalé en esa piedra que se ve; no pude sacar la cala (asterisco), por lo que el costillar fue a dar con el extremo del manillar en la misma posición en que le veis. Tardé un par de minutos en levantarme, aunque el dañito malo que me hice parecía que iba remitiendo con las primeras pedaladas.


Parecía.

Subiendo por la Vereda de las Vueltas, creo.

Pero entre la anterior foto y esta de abajo, subiendo a la Majada Hambrienta, el trío me sacó unos cuantos millones de kilómetros. El Arroyo de Dos Hermanas y el de las Quebradas parecían el Amazonas a su paso por Manaos.


Al escribir esto, y tras un bocadillo de ibuprofenos, parece que las única consecuencia va a ser no poder reírme durante un par de semanas. Y tendré que abstenerme de cantar ópera en la ducha también. 

Esta foto la he intitulado "Joaquinete, camino de Damasco, cae de su caballo y ve la luz". A los descreídos os lo explico otro día.

Se le ve como acongojadete, ¿no?
Ete, por su parte, hizo esta otra foto cuya calidad es muchísimo mejor por la sencilla razón de que aparezco en ella.


Esta otra es aún mejor... ¡porque aparezco más grande!


Y todavía otra más, que ya puestos...


Desde aquí Ete tiró de mí. No recordaba lo dura que es esta subida. Y más hoy, con el terreno blando-blandísimo y el sendero que desemboca en esta pista resbaladizo y empinado (aunque precioso, tengo que reconocer).


Unos cuantos sufrimientos más (dolor de costillar cuando me echaba p'atrás; de riñoncetes cuando lo hacía p'alante; de rodilla en cualquier posición, toi mayor) y el premio del Chozo con sus Pladures, sus Ondulines, sus Veluxes y su suelo radiante, que creo que ya está presupuestado.


Tras un traguete de vino, una animada charla, un piscolabis rápido y una muda seca me repuse mágicamente de todos mis males. Y lo que descubrí casualmente en el Chozo fue que la cala de la bota derecha estaba a punto de desprenderse, con los tornillos flojos. Por eso la caída (asterisco) y la cantidad de incómodos enganches y desenganches en toda la subida, que yo achacaba a una cala desgastada.

Lo curioso del asunto fue que Chomin tuvo el mismísimo problema (la última vez le pasó a Ete hace unos años ya y la anterior ni siquiera la recuerdo) en el mismo límite de la pradera. Aquí le veis con el pie enganchado...


...y aquí solucionando el entuerto. Yo no lo vi, pero debió de darse una buena costalada al no poder echar el pie en la zona técnica del sendero, que hoy estaba especialmente técnica; yo, que no podía dar tirones ni saltitos por encima de las piedras, sufrí pelín de más.


Aquí estaba aportado a ver si metían la rueda en el sendero(?) que tenía una profundidad abisal. Como no lo hicieron, nos quedamos sin foto graciosa. Y si alguien se pregunta que por qué sé yo que el  sendero(?) tenía una profundidad abisal... pues que continúe preguntándoselo.


Como último episodio de la bajada, aquí veis al sherpa-team retirando uno de los muchos troncos que nos hemos encontrado hoy en el camino.


Ya retirado. Y no era pequeño ni liviano en exceso, que conste. Y así de apañado dejamos el paso. Bueno, yo menos, que sólo dejé la cámara cuando la inclinación del arbolete se hizo peligrosa, pudiendo caer ora a la izquierda, ora a la derecha, ora sobre nuestras duras cabezotas.


Con la satisfacción del deber cumplido dibujada en sus rostros.

¿¿Me lo parece a mí o Ete lleva el babi de la guarde puesto??

Se me pasa ahora por las mientes que el Ministerio de Medio Ambiente podría darnos la mitad de lo que va a dar a Tragsa por hacer el estropicio (iba a poner gilipollez, pero el libro de estilo de este blog no me lo permite, no se puede poner gilipollez aunque cuadre) de la cañada, y le dejábamos el bosque niquelado, sin árboles caídos y limpio de latas y bolsas de gusanitos (de paso también les eliminamos de una patada a los que las tiran).

Cuadrilla El Sherpa Loco: Trabajamos bien y cobramos poco.

. - o O o - .

Ahora más en serio: fijaos en el destrozo. La foto es de Francisco Fresneda.



2 comentarios:

  1. Pues he estado a puntito de tirar para el Aranguez....pero ganó el de fuente Infantes....
    Mkchis!!! Os hubiera pedido un autógrafo!!!!!

    Lo de retirar ése peazo tronco....es para ahorraros el Gym? Jaja jaja
    Bien. Es verdad que hay un montón de árboles y ramas....en mitad de los senderos.... Gracias chicos!!!

    ResponderEliminar
  2. Pues he estado a puntito de tirar para el Aranguez....pero ganó el de fuente Infantes....
    Mkchis!!! Os hubiera pedido un autógrafo!!!!!

    Lo de retirar ése peazo tronco....es para ahorraros el Gym? Jaja jaja
    Bien. Es verdad que hay un montón de árboles y ramas....en mitad de los senderos.... Gracias chicos!!!

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