Tras una larga espera, creo que desde el siglo pasado, un servidor decidió el domingo pasado salir con la bici a dar un paseo por la sierra. Habíamos quedado mis dos hermanos sherpas y Alberto en Kandilandia, unos con la bici y otros con el coche que no estaba el cuerpo para muchos trotes. Les deje bien apañados y me acerque con el vehículo a la Puerta de Cossíos, donde descargué la burra e inicié la dura etapa en solitario que tiene más mérito.
Con frío en el primer tramo y una vez dejado atrás el desvío hacia La Cueva del Monje las piernas me empezaron a flojear. Hice varios cambios de marcha pero esto seguía, era inútil, no era la bici. Sólo cuando vi a dos parejas salir a la pista por la senda que viene de la Fuente de La Plata decidí apretar un poquito y mantener la bici recta, dejando atrás el zig-zag habitual en estas etapas de dura montaña (véase la subida al Naranjo en la Vuelta Ciclista). Saludo habitual montañero, sonrisita incluida, y a por la próxima meta, cruce para dos Cabañas. Allí leve descanso, espero a que pasen las dos parejas que se dirigían al Puerto del Nevero y si podían llegarían a Peñalara. No les veía yo finos, y más tras el comentario sobre mi bici: “que hacía yo con una caja de melocotones en la Bici”, pues sabrán ellos, es el porta melones y el porta hongos para este otoño si empieza a llover de una santa vez y si cojo la forma.
Tenía que continuar y decidí hacerlo por la pista entre otras cosas por no cruzarme con ellos de nuevo. Y ahí estaba esperándome esa primera curva de firme hormigonado, ya no me acordaba. Habían pasado 75 metros desde el desvío y me tuve que bajar, busque el móvil, y puse un mensaje discreto al equipo que venía pisándome los talones: “me retiro”. Pues a bajar, y tras el paso de nuevo por el desvío me encuentro a Pablo y Alberto, y a lo lejos, Joaquín, que llevaba el mismo ritmo que yo hacía un rato. Fue fácil convencerme para ir la Fuente del Chotete, donde tomamos un leve refrigerio, y ya puestos, a Dos Cabañas.
Como llegué el primero y había que matar el tiempo, pues a por las primera moras, ácidas todavía, pero ricas-ricas. Allí me despedí, se me dan mejor las moras que las cuestas, y tras comerme las más gordas, burra de nuevo, y para abajo, sin prisas, que había que llegar sano y a salvo.
Los otros tres según contaron llegaron a la Fuente Fría, y después a la Majada del Tío Blas, pero los detalles que lo cuenten ellos.
(Para la próxima, dentro de 10 años, prometo más fotos)
Sí, sí... Ya te digo yo lo que van a contar ellos... ¡Nada!
ResponderEliminarBueno, cuando he leido el título de la entrada.... "retorno a la bici"... pensé... ¿retorno????
ResponderEliminarPero.... ¿cuando la han dejado?
Ahora ya comprendo...
Bueno, Markitos, comentarte que ahora que has "retornado", no lo dejes, y "continua".
Un saludin!!
Pero hazlo con tu bici, que esa Merida es mía!!!
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