El mirador del Grano de Café es un lugar que me enseñó Chomin (esta sierra nuestra no deja de sorprendernos) hace unas semanas. Hoy nos ha llevado de nuevo a este precioso lugar; pero no esperéis que os diga dónde está. Es más: Al llegar a Prado Redondillo hemos vendado los ojos de los demás sherpas y no les hemos quitado el pañuelo hasta llegar al mirador.
Hoy éramos un grupo considerable. Ocho, más concretamente. Y para los sherpas 8 ya es multitud. En la foto vemos un momento de la competición por equipos contra los Kamorka. Viendo que nos iban a adelantar, giramos hábilmente hacia la izquierda, jeje.
Ya el grupo en solitario (Ete, Sherpa, Chomin, Mario, Boli, Alberto, Joaquín Rueda y yo) nos protegemos del sol subiendo por la cacera del Puerco. Unos delante...
...y otros atrás. Más atrás me quedé yo, que no me esperaron después de las fotos.
En solitario, me dediqué a investigar por mi cuenta la cacera (vamos, que me perdí) y llegué el ultimísimo al Juego de Bolos.
Prado Redondillo sin darnos cuenta, y giro a la izquierda en dirección a la Fuente del Intendente. Cuestazas. Hoy, a ritmo tranquilito, se nos dieron de lujo (hablando en general y sin concretizar, que alguno llegó con la lengua por las rodillas...)
Hubo momentos en los que parecíamos un equipo, todos juntitos y en fila, que parecíamos el Rabobank en pleno tour.
Por los Boquetes de Majalgrillo, los Ceniceros, las Tetas de Vaca y alrededores, el grupo se dispersó. Los abanicos no tienen razón de ser en la densa espesura. Sálvese quien pueda.
Al son del "¡Ten piedaaaad, de nosooootrossss, Chomin, ten piedaaaaaaaad...!" que entonó sin demasiada fortuna (en los dos sentidos) el sherpa-Sherpa, llegamos a la Fuente de los Ceniceros de los Tíos Conrado, Rufino y Felipe, ya muy cerca del granito de marras.
Frutos secos y queso con membrillo, especialidades de la casa.
Ya sin los vendajes, hicimos los últimos metros hasta el mirador. Últimos metros que incluían senderillo por un bosque salvaje y poco transitado, si no es por vacas y otros animalejos menores que pudieran pasar circunstancialmente.
Os dejo unas panorámicas. ¡¡¡Fijaos qué sitio!!!
Estos mendrugos no se dieron cuenta, pero Chomin visitó lo que en breve será la Fuente del Tío Chomin; sólo tiene que echar a la mochila un tubito de PVC, un saco de cemento y dos o tres piedras en la próxima salida. Si quiere, yo le ayudo y le subo el tubito.
En el lugar hay unos pedrolos considerabilísimos (Pacheco en ridículo) y unos espectaculares acebos, amén de centenares de acebos-babys que tuvimos especial cuidado de no pisar.
Foto del sherpa-Sherpa descansando en el granito de granito. De café.
Perdonaréis y entenderéis que no tenga fotos de la bajada; aun así, me bajé sin querer una vez y me golpeé en la rodilla con un tronco otra, que son gajes del oficio sherpa.
Visitamos brevemente Majarrompe, y bajamos por esos senderos que ya conocéis y si no os hacéis una idea. Con nieve, preciosos; con agua y barro, divertidísimos; y hoy, de un verde deslumbrante. Sobre todo, en la zona de los acebos.
Boli también se bajó sin querer al cruzar este arroyo, pero no tuvo el detalle de esperar a que se encendiera la cámara. ¡¡¡Total, son tres minutos y medio desde que pulso el botón hasta que puedo disparar!!!
Poquitín más adelante, vemos con sorpresa cómo Chomin se queda parado, erguido y como ausente, a horcajadas sobre la Yeti. Nos quedamos sorprendidos, pero la explicación viene de boca de Mario: Nos aclara que está haciendo "ortofotos mentales" (sic). ¡Claro! Ahí está la explicación; ¡así, cualquiera! El excepcional sentido de la orientación de Chomin tiene truco. ¡Acabáramos!
Mira los de la foto. Parecen besugos entre tanto helecho, ¡a que sí!
Y, hablando de pescados, mirad esta roca, bautizada muy acertadamente por Ete como "El Tiburón", nuevo hito para la geografía sherpa.
Talmente |
Chomin nos engatusó y enredó hábilmente para alargar el camino de vuelta por preciosisisisisimos senderuelos que nos condujeron -¡no me preguntéis cómo, que soy sherpa genéticamente puro!-, de nuevo a la cacera del Puerco.
En fin, bonita etapa, muy larga para unos y muy corta para otros, lo que significa que fue perfecta. Zonas técnicas y terreno literalmente salvaje, del gusto de los sherpas. Cierto que J. Rueda lo pasó un poquito malitamente en alguno de los tramos, pero un par de salidas más y le ganamos para la causa.
Una nota para Jorge, que hoy no estuvo:
Al pasar una puerta cerca de La Granja vimos, estampado contra la madera, el cerebro de Mario. Le dijimos que lo recogiera, pero nos dijo que daba lo mismo, y tal y cual. Ahí está la explicación a su proverbial descelebramiento bajandopabajo. Si eso, el próximo día nos llevamos un frasco con formol, que todavía parecía en uso y bien conservado...
El cerebelo sí estaba, pero del bulbo raquítico, sin noticias. |
Ahora que has desvelado el secreto de Chomin y su impresionante vista fotográfica tendreis que comprobar si también, entre sus innumerebles virtudes tiene también la de vistagépese!!
ResponderEliminarY, entonces, ¡¡claro!!, así cualquiera encuentra en "grano ése"!!!
jajajajaj
Un besote a todo el grupo sherpa.
Que ciertamente, hoy era un GRUPO!!!
Jajajaja...¡¡Pero Mario!!, No nos lo habías dicho!!, anda recógelo y baja como las personas...jejeje.
ResponderEliminarMuy bonita ruta os habéis marcado sherpas.
Toñi, si es que el Chomin se acuerda de todas y cada una de las piedras con las que se cruza el jodío!!!
ResponderEliminarJoaquin (el otro) perdonales porque no saben lo que hacen. No te lo tomes a mal,mañana se te ha olvidado.
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