Pues eso, que cuando llegué a casa a las 6'25, me avisó el sh-Sherpa de que Chomin había puesto un aviso en el blog. Como no estuve en todo el día, no dí paso a dicho aviso y no nos enteramos nadie del asunto. El caso es que, corre que te corre, estábamos en la estación de trenes a las 7 los dos referidos sherpas, además de Alberto y yo mismo. Vale, me venía bastante bien desconectar un rato, aunque luego me tuviera que quedar por la noche haciendo cosillas atrasadas :((
Utilizo la técnica del mosaico, porque así adelanto trabajo y pongo más fotos. Si alguien quiere alguna en grande, pues que la pida. Pinchad y echad un vistazo.
Prácticamente toda la etapa desde Cercedilla fue por senderos "desconocidos", que no habíamos transitado, al menos, de subida. Comenzamos con un zig-zag ascendente a la izquierda de la estación que creo que convertiremos en clásico: muy bonita, amena y durilla subida. Rodeados de variada y abundante vegetación y amenizada la trabajosa subida con las bonitas vistas que nos permitían claros en la vegetación, llegamos al Campamento Los Helechos, cruzamos el PR para pasar al lado de Las Dehesas, atravesamos el arroyo del Infierno, cruzamos la Vereda del Infante...
Las sombras comenzaban a invadir el valle, confiriéndolo un aspecto tenebroso. Pero nada temíamos, pues sherpa-Chomin había tomado el mando de la expedición.
"Por aquí, por allá, ahora a la izquierda y ahora giramos a la derecha...". Obedecíamos sin titubear, con fe ciega. Chomin sabía dónde estaba y hacia dónde iba; los demás, N.P.I.; ¡pero es que ni la más mínima, oiga Vd!
Copyright Alberto |
Esta foto la pongo completa. Y es que nos llamó la atención la cantidad de MIERDA que dejan unos cuantos GUARROS en la sierra. ¡¡¡¿Para qué suben?!!! Y luego se llamarán "ciclistas", o "andarines" o cualquier otra cosa que, ciertamente, no les describe.
La bajada, también inédita ("Os voy a enseñar unos caminos que no conocéis"). Tomamos dirección como si fuésemos a bajar por Lumbralejos, pero pronto nos desviamos por una sendita a la izquierda en la que nunca jamás había reparado hasta entonces. Es más: ¡No aparece como senda ni en el mapa de Valsaín! (el del CENEAM).Más abajo, lo que hacemos en líneas generales es acompañar el curso del Minguete, ya con las linternas encendidas desde las 10 en punto, que dentro del bosque no llegan las últimas claridades del LUBRICÁN.
Ya en el Eresma, el camino se hace más reconocible. La última parte es casi (he dicho casi) relajada. El único percance ocurrió en un tramo de tierra suelta, en la que Alberto cayó sobre el codo al perder el control de la rueda delantera.
Muy, muy, muy bonita y novedosa etapa. Hay que hacer muchas de éstas; y más si el calor aprieta las mañanas de los domingos, como parece que va a ser. ¿No?.
Empieza a dar envidieja ésto de las nocturnadas!!!!!
ResponderEliminarFijo que calor no pasais!!!!
Un beso.