Entre fuerte y floja

El día que sherpa-Cuñado cogió una liebre nos salió una etapa entre fuerte y floja. Podría ser (o parecer) floja por el recorrido, nada fuera de lo común; o también por el ritmillo, entre cansino y relajado. Por otro lado, la etapa puedría considerarse como fuerte debido a la dureza de las condiciones: un viento de cara fuerte, constante y molesto, además de la nieve y del barro que tanto abundan últimamente.

Llegar hasta La Granja se nos hizo un mundo debido al viento. Una vez en el bosque, ya se notaba menos. La nieve comenzó a ser compañera de etapa desde un poco antes de la Cueva del Monje y, aunque no estaba mal, a mí se me hizo bastante pesado llegar hasta Prado Redondillo por la tensión que requiere pedalear sin salirse de las rodadas. Eso a Ete se le da muy bien.

En la foto, la capa de nieve todavía no es demasiado gruesa; se ven las huellas de los sherpas-exploradores que mandamos por delante: sh-Sh y sh-X.

Abajo Ete va a cruzar el puente sobre el arroyo de las Quebradas.

En Prado Redondillo, viendo que los 10 cms de nieve entán de lujo para pedalear, (ya sin ningún tipo de rodadas), decidimos seguir a ver si logramos adivinar entre la nieve alguno de los senderos que bajan a la Boca del Asno o a sus cercanías.

Por aquí sí..., por aquí no...

Sherpas consultando gepese TwoNav (por fin, nueva unidad que ya funciona como Dios manda).

Y tomamos lo que resulta ser la vereda de los Ceniceros. Yo lo paso un poquillo mal, porque voy sin pastillas delante y, con el freno trasero, la burra se me cruza constantemente. Pasé más miedo que en una cita con Belén Esteban.

Ya abajo, esto nos parece poco (como es costumbre) y, más o menos paralelos a la nacional, tomamos sendas (y no sendas) subiendo y bajando, alternando nieve con barro: Btt de verdad, divertida y durilla, porque además no estamos en un momento de forma, lo que se dice, bollante.

Praderones Altos, Praderones Bajos, llegamos al CENEAM y tomamos la senda que circunvala Valsaín, muy bonita y agradable.

Desde allí, volvemos a internarnos en el bosque para "chocarnos" con la tapia de Palacio. En el recorrido nos encontramos uno de los palillitos que utilizan los recios mozos de Valsaín para entrenarse con el hacha.

¡Qué buenos ratos se pasan los jodíos! Con una navaja y 10 minutos libres, hacen estas artesanías típicas tan curiosas. Podrían venderlas para ponerlas encima de la tele.

Y a 500 metros de la Puerta de Cossíos, ¡va el sh-Sherpa y coge una liebre!. ¡Menudo costalazo que se dió el gañán!. Supongo que a estas horas le estará doliendo gran parte de su (hercúlea) anatomía.

Investigando, descubrimos al responsable: este tocón que quedó no menos maltrecho que nuestro amigo al ser golpeado por el pedal. También un roble se llevó lo suyo.

Parece que el autor de esta pintada sabía lo que había hecho nuestro sherpa ¿verdad?; pero en este caso fue la planta la que no respetó al bicho.

De todos modos, y estando de acuerdo con lo que pide el anónimo autor, también hay que exigir lo mismo a los andarines y a los guardias urbanos. Y a los trapecistas, a los jubilados, y a los taxidermistas, a los militares sin graduación... Que en nuestras correrías por estos y otros bosques hemos visto de tó.

Cervecitas con patatas en La Granja (gracias por la invitación, padre de sh-Apa) y vuelta desagradable, pues el frente anunciado estaba pasando justo por encima del carril bici, justo sobre nuestras cabezas.

Por cierto, sh-Sh: ya que has cogido una liebre, podrías hacernos con ella un arroz para resarcirte del de ayer, ¡que ya te vale!. Hay que decir que normalmente el sherpa-Sherpa pone todo su cariño en los platillos que hace y el resultado suele ser entre très bien y excelente; pero es que ayer consiguió darle un punto al arroz que, estando pasado, también estaba duro.

E insípido.

(Keibron!!!).