Cencellada

Me siento delante del ordenador y me dispongo a escribir la crónica de hoy, a la vez que doy cuenta de unas aceitunas amargas aliñadas de mi primo Eusebio. Falla que en esta casa se ha acabado la cerveza (imperdonable falta de previsión); de lo contrario, esta crónica podría haber sido eterna: calentito, con el agradable cansancio en las piernas y picoteando... podría aguantar hasta mañana al amanecer u orto.

Repaso los datos de la etapa y la primera contrariedad aparece en el cuentakilómetros: ¡59 kilómetros y 990 metros!. No me gustan las cosas sin rematar, y estoy pensando bajar la bici del trastero y hacerme el pasillo de casa en un momentín.

Bien mirado, bastante hemos hecho, ya que al comienzo de la excursión no pensaba hacerme más de 10 kilómetros. Mis problemas "dediles", aparte de otros sherpas con dificultades mecánicas (avería en la bici, averías en las piernas, averías en la motivación) hacían prever una etapa de corta duración: "si te das la vuelta, yo me vuelvo contigo". El único coherente, sh-Pifo: estoy acatarrado y no salgo. Nada más que hablar.

Las comentadas dificultades mecánicas tuvieron como consecuencia la inusitada estampa de dos sherpas por el asfalto desde Valsaín hasta el Puente de la Cantina. Menos mal que nadie nos vio, pero abajo pongo a Kala, para que conste.

A mí me vino bien, para no forzar el dedillo, y a Kalambres también, porque la cadena no habría aguantado tanto por senderos. Sin embargo, tampoco aguantó todo el asfalto. Terminó por romperse despues de múltiples y sonoros avisos, 200 m antes del punto de reunión sherpa en el Puente de la Cantina. Penosa imagen la de dos sherpas arrastrándo la bici por el arcén.

La cámara me falló (estábamos a bajo cero) en el momento más inoportuno: Kalita, enfadadillo con su montura, la arrojó por encima de su cabeza hacia el terraplén. Momentos después, ya más calmado, la recogió cariñoso y arrepentido.

Como buenos sherpas-carpetovetónicos, todos juntos arreglando una cadena. Aunque pudiera parecer mentira... quedó bien.

Nos encontramos en ese rato un ejemplar de Marquitos que vagaba por los alrededores. Es de una raza parecida a la sherpa, pero no exactamente igual: éste es solitario, mientras que el sherpa es gregario por naturaleza. Por lo demás, igual de feo que un sherpa y prácticamente indistinguible de éstos.

Ya con menos problemas mecánicos, pero con un montón de trabas físicas (nunca había visto quejarse a tantos sherpas de tantas dolencias, ¡y nunca a sh-Ete!) iniciamos la subida por el Mortirolo hacia la Fuente de la Reina. Subí con el pelotón de cola, e íbamos a tal velocidad (poca), que disfruté como nunca; quiero decir, que no sufrí en absoluto. A medida que ascendíamos el suelo aparecía más y más espolvoreado, hasta que arriba apareció, al fin, la nieve de verdad. Había una niebla que daba al paisaje un aspecto de tranquilidad especial. Yo, además, no sentía frío en absoluto. Tampoco sudaba, debido a la maravillosa velocidad de crucero que llevábamos. Curiosamente, y a pesar del frío del ambiente, sentía en las manos una temperatura confortable, ya que estaba subiendo sin guantes (el dedín, recordad...) y únicamente los necesitaría en la bajada de más adelante.

Como ya es costumbre, vídeo sin editar y "tal-cual". Mi cámara y yo, mtb-style.

Unos que para arriba, otros que para abajo... y al final hasta Casarás, que había que enseñárselo a un primo de sh-Rocinante que apareció por allí en compañía del new-biker Juan.

El bosque estaba precioso, como podéis ver. Pero el camino no tanto: la nieve estaba dura e irregular. A mí la bajada se me hizo muy incómoda por la cantidad de "agujeros" y de lo poco firme que podía sujetar el manillar. Pero el grupo era numeroso y esta vez sí que nos esperábamos los unos a los otros.

Paré a relajar la mano y, de paso, la vista.
Y hay cosas que nunca cambiarán:

El inicio de la bajada, de nuevo en vídeo, que hoy estoy que lo tiro. Justo aquí, de nuevo el grupo se separa. Quedamos en el Ventorro del Puente de Jierro.

Los sherpas más tiquismiquis enfilamos la bajada por la Fuente de los Pastores, donde vimos esta espectacular cencellada (o cenceñada, que lo he aprendido hoy; gracias sh-Periko). "¡Cacho frío!"

Pero reanudamos la marcha pronto, que teníamos ya los pies fríos. Es una pena, podría haber hecho más fotos, pero la baja temperatura hacía que no funcionara bien.

Y lo mismo que la cabra tira al monte, el sherpa tira al bar. Todos juntos, de nuevo, al final de la etapilla.

Pedro y yo nos encargamos del alojamiento para los "101". Esta semana hablamos ¿fale?.

P.D.: Richi ha sido visto en bici esta mañana, y Boli ha preferido la burra a motor. ¿No será que les hemos concedido el título de sherpas demasiado pronto? ¿Eihn?