lunes, 15 de mayo de 2017

Ronda 2017 - Entrega 0

2006, 2007, 2008, 2009, 2011, 2016, 2017. Unos por Córdoba, otros por Mérida y Sevilla. En cualquier caso, muy lejos.


Nuestro "San Genaro" particular nos espera. Rangers Huertas y Javier. Sherpa Irene y sherpos Ignacio y Juan.


Reencuentro con los "familiares". Irene con el abuelo. Adusto, serio, azorinesco.


Nos duchamos en una cabina del tiempo. Son los años 70. Heno de Pravia. Fa. Nelia... ¡Lux!


Agradable cena y cervezas previas en Casa Ortega. Recomendable. Acompañados de Carlos y Elisa, amigos de Huertas. Ya amigos nuestros.

Dormir, poco.

Desayuno, también agradable y bien atendido, en La Rondeña, calle Francisco de Goya: para que no se nos olvide la próxima vez. Si hay próxima vez.

En el campo nos reciben con música. Hace bueno. Ayer llovió.


Nervios. Mucha espera. Cerca de la salida. Dos rangers, tres sherpas. Me temo, más pronto que tarde, una OPA hostil.


Foto con el mismísimo general. Ahora lucirá orgulloso una copia en su despacho. Huertas y yo no logramos tapar a Irene totalmente. Logra asomar un ojo y medio.


Del Kilimanjaro a Ronda. Anda que no da vueltas la bandera sherpa. Por cierto, bonito forro luzco. Parece el de todos los años. Confirmado: lo es.


Contrapicado, que pinta un poco más épico.

 

Viva, viva y reviva. Diez menos poco. Hace tan bueno que no me lo puedo de-creer. Un poquito de crema, Irene, por si acaso. De firmes, paso a descanso.


Ejercicio de agudeza visual: Encontrar al legionario imberbe. Pobre, le han hecho madrugar.


Irene, con todas las ganas del mundo. Obsévese la bocina, tema de su relato en el libro conmemorativo. Ayer, en el polideportivo, firmamos un ejemplar (dos relatos sherpas entre los 101 del libro). Y Carlos Ruiz Zafón no tiene ninguno. ¡Vuelve a por otra!


En la salida neutralizada se alcanzan las velocidades más elevadas del día, no doy crédito. Como locos, buscando posicionarse para la salida oficial. Si no me adelantan quinientos no me adelanta ninguno.


Si miro para los atrases.


Si miro a los palantes. Debo de estar alrededor del puesto mil de los prácticamente cuatro mil chalados que hay en bici. Observo que aquí se habla menos que más atrás. La gente es más seria delante, más concentrada y más callada. Sabed que la mayoría de los años salimos atrás. Dos o tres de ellos, los últimos ultimísimos.


Alguien se desmalla más atrás. Al final, insensato, parece que decide salir. Levanto la mano buscando a mis compañeros. No nos vemos.

Son las diez y media y, puntual, suena el estampido de un cohete. Respiro hondo.


1 comentario:

  1. No tardes mucho en publicar la siguiente entrega....
    Tengo ganas de seguir leyendo....

    Jo! Que pasada debe ser estar en una salida así. Con tantos participantes....la música de "requiem por un sueño"....los tres vivas gritados a todo pulmón...

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Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.