En la calurosa tarde del jueves habíamos salido desde el Cuartel General Sherpa Jorge y yo. Enrique nos tomaba ventaja desde Parque Robledo y Kala salía más tarde en nuestra persecución.
![]() |
No se ven muchos tandems por aquí |
La luz era espectacular a esas horas, pero para otra vez ya sé que hay que salir antes para ver la puesta de sol desde el Chozo. Subiendo despacio y dejando margen para cualquier eventualidad, hay que salir dos horas antes (Kandiland).
Durante la subida estábamos en contacto con los sherpas impuntuales (tanto por exceso como por defecto). Nosotros subimos a nuestro ritmo. Calmados... pero no tanto.
Como quería rellenar las botellas de agua, conduje a Jorge hasta la fuente del Chotete (Chochete según otros autores), de aguas fresquísimas y chorro aún considerable.
Kala nos alcanzó, calculo, cunado atravesábamos el arroyo de la Chorranca (está hecho un animalito).
![]() |
Luciérnaga cerca del Chozo |
Oscureció antes de llegar, lo que nos impidió disfrutar de la puesta de sol desde arriba. Tuvimos que encender las linternas en el bosque, antes de llegar a la planicie del Chozo.
Allí, acabamos con todas las provisiones. Teníamos hambre y frío, que en poco tiempo la temperatura había descendido de manera considerable.
Nos abrigamos un poco y nos dispusimos a bajar "despacito" (sic).
Al pasar por los regatos de las praderitas que rodean el Chozo, nos detuvimos a contemplar las truchas. Vimos algunas...
Y ya descenso p'abajo. Sí, ese que íbamos a hacer tranquilitos y por lo fácil. El mismo. Como documento, os pongo sendas fotos de Kala y Jorge "enteritos", poco antes de probar el suelo.
![]() |
Jorge entrando en las tollas de El Balconcillo. La piedra es igualita a la que causó el incidente. |
La primera croqueta fue nada más tomar el senderito que baja hacia El Balconcillo, justo antes de llegar a la Fuente del Chotete. Ni diez metros había recorrido cuando, delante de mis narices, veo como se cae el sh-Kala de una feísima y destartalada manera, saliendo por las orejas y cayendo en una zona mala de pedrusco importantes. Ví cómo la cabeza se le doblaba hasta juntársele la oreja izquierda con el hombro del mismo lado, menos mal. La única explicación es que la mayor parte de la composición de su cuerpo sea gominola o similar.
-¡Nomechoná, nomechonaaaaá...! -- Decía el gañán mientras se levantaba.
-Si es que tenemos que bajar con más cui... --¡y ya estaba 200 m más abajo, como si nada hubiera pasado!. Hoy dice que le duele la rodillita al nene.
Esta zona, ya la conocéis, está repleta de grandes piedras sueltas, losetas resbaladizas, tollas traicioneras...
500 m más abajo (medidos) y cuando ya parecía que se ponía más fácil el asunto, íbamos a 20 Km/h según el gepese, vuelvo a ver delante de mí la segunda croqueta: Jorge caía después de golpear con su rueda delantera un piedro considerable que no había visto, cayendo (arrastrándose) encima de otras piedras ocultas por zarzas: Golpe en el abdomen, mano, piernas y un corte feo en el antebrazo que el dr. Kala atendió como un verdadero profesional, porque en un principio sangraba bastante, la verdad.
La rueda delantera, hecha un ocho, fue compuesta por Enrique --lo justo para bajar-- con unos cuantos pisotones. Y menos mal que Joege llevaba un mini-botiquín...
Pues eso, sherpas, que ya son muchos avisos: Lo de anoche, la caída de Chomin, la mía del otro día en la ladera del Ventoso (¡cuando iba solo!), que me dejó un rato aturdido en el suelo... ¿¡Qué hubiera pasado si alguien se caído en el descenso de la nocturna multitudinaria!?.
La verdad es que no merece la pena arriesgar tanto para nada. Todos creemos que conocemos nuestros límites, pero también creo que sé que me entendéis cuando digo que ninguno creemos que nos vamos a caer. No; no nos vamos a caer, hasta que de repente y sin previo aviso nos encontramos viendo en cámara lenta nuestra propia caída ("qués... t'a... cien... do... mi... na... riz... a... un... pal... mo... del... sue....."). Y aquí ya no hay nada que hacer. Todo depende de la suerte que tengamos y esperar que la camel proteja nuestra espalda de los pedruscos que hay abajo, o que el brazo no caiga de mala manera...
Si seguimos así, al final llegará el día en el que nos llevemos un disgusto gordo. A veces el culpable será el cansancio, otras en material o el terreno, otras el exceso de confianza o símplemente la mala suerte. Podemos caernos yendo con todo el cuidado y podemos caernos yendo a 5 por hora, pero creo que no merece la pena arriesgar tanto. Cabeza más fría, y si el de delante se va... que se vaya. ¿Exagero?
Y si salimos malparados pero conseguimos llegar arrastrándonos a casa, seguro que nuestras santas nos rematan a palos... ¡y con razón!. No será porque no nos lo hayan avisado cien veces ("ten cuidau con los sherpas esos, que estáis todos locos") ¿verdad?.
Y si salimos malparados pero conseguimos llegar arrastrándonos a casa, seguro que nuestras santas nos rematan a palos... ¡y con razón!. No será porque no nos lo hayan avisado cien veces ("ten cuidau con los sherpas esos, que estáis todos locos") ¿verdad?.
* * *
Os pongo el mensaje de Jorge, diciendo cómo está:
"Bueno pues fui al centro de salud de Galapagar y me atendieron bastante bien para mi sorpresa, antitetánica, 4 puntos y 10 días sin hacer el cabra, palabras literales estas de la enfermera, ni siquiera frontón, no sé que voy a hacer, pero algo inventaré. Lo mejor fue la cara que pusieron doctor y enfermera cuando les conté de nuestras actividades nocturnas, donde fue, y cómo. Les intenté convencer que no éramos idiotas del todo y que era muy divertido, pero yo creo que no les convencí. La noche, un poco molesto con tanta matadura, pero bien."
Y el próximo día, por lo menos, a ver si me hago con un pequeño botiquín, que lo pensé cuando me fui al suelo (a las piedras) en el Ventoso, pero aún no me lo he agenciado.
En fin...