Día señalado hoy para mí (habla el sherpa-Enriquet), pues me reencuentro con una ruta sherpa después de casi un año. Sin embargo, cuando llego al lugar de la cita, me encuentro solo al sherpa-Sherpa, dispuesto, eso sí, a darlo todo en la sierra. Poco después llega Tris con cara de circunstancias, pues tiene un buen catarro y no se encuentra en condiciones de rodar, aun así nos acompañará un poco. Llegan noticias de los demás: Xomin parece que anda desde las 8 por las veredas de Majada Hambrienta a su bola, Roci tiene que chapar, de Ete –de momento- no se sabe nada; Kala, espera. ¿Esto es un equipo o qué es, me pregunto?
Tomamos el carril bici, sin destino determinado, hasta Parque Robledo, donde el sherpa-Kala espera. Apenas había coincidido con él en una ya lejana salida. Recibimos noticias en este trayecto, de que se ha avistado a sherpa-hoynosalgoconvosotros-Ete por La Granja. Esto, que lo sepas, va derecho a la comisión disciplinaria :-)
Tris, (en contra de las apuestas) finalmente se retira, por lo que me veo en estas labores de cronista sustituto. Ya en los senderos del Eresma, decidimos acercarnos hacia la Silla del Rey por si vemos bajar a la estela verde de Xomin y su Yeti de regreso. No lo localizamos y, entre las diferentes opciones, subieremos hasta el Chozo. Así que toca apretar los dientes y “disfrutar” de una larga y dura subida.
Bien, creo que es el momento de hablar de Kala. Parece un buen chaval, y no digo que no lo sea, tiene buena conversación, sonríe mientras pedalea y cambia impresiones con los demás, incluso a veces, en las zonas llanas se queda remoloneando por detrás, como dando confianza de que nosotros también tenemos fuelle en las patas, pero, amigo, a la primera rampa seria que presenta el recorrido, un golpe de pedalada, cambio fácil de ritmo y desaparece demarrando como Perico en sus mejores tiempos. En algún momento se debe de plantear que hay que reagrupar y entonces… espera. Al final de la cuesta, a lo lejos le ves cómo, bajado de la bicicleta, mira hacia abajo. Y juntos de nuevo hasta el siguiente repecho, por poco tiempo, porque como sin querer se va, hasta que debe de acordarse de nosotros para, y .… espera.
Bajando, debe de hacerlo bien, porque la verdad no lo vi. Preguntaba si ese era el camino correcto y acto seguido desaparecía de nuestra vista, hasta el final de la bajada, donde allí estaba Kala… ¡de espera!.
Pero parece buen chaval, eso sí, no pierde la sonrisa a pesar de la… ¡espera!.
La vuelta del Chozo, la hicimos bajando por Carboneras (como no podía ser de otra manera, nos perdimos un poco buscando el inicio de la senda) y empalmamos con la bajada de la Chorranca, no la “oficial” sino otra que transcurre por la orilla opuesta de la cascada, más rápida y ciclable, seguimos por la fuente del Ratón y desde el Ceneam relajados hasta Robledo a tiempo de ver salir la F1 con un botellín en la mano.
(¿¿¿Fotos, sh-Sh???)