Como en una película de carácter épico, uno a uno iban abandonando, uno a uno iban cayendo como en un goteo contínuo e inexorable. Sólo un puñado -los elegidos- llegaron a la cima. Allí estaban ellas, sugerentes, con breve vestimenta, esperándonos... Pero esta es otra historia, y éste un blog para todos lo públicos.
Cuelgo aquí el track que grabó el sherpa-Sherpa. Hasta el Collado Ventoso, todo bien; desde allí, los seis que resistimos subimos al Cerro Ventoso para descender a La Fuenfría (!!!) y volver por la Acebeda y el Azud del Acueducto. Luego, Angelín, bajó solito a Segovia desde el puerto.
Los cinco restantes éramos: Por los Kamorka, David, David Gasofa y Toñín; Por los sherpas, sh-Chomin y sh-Tris. Sólo quedamos nosotros de unos 16 que calculo que comenzamos la etapa (no se dejaron de mover, y no les pude contar).
Me lo voy a tomar con calma, para editar el vídeo y las fotos. ¡Así entráis más veces!.
Hasta dentro de un rato, (o hasta mañana o pasado). Para abrir boca, el vídeo de la chingoleta de David-Gasofa-Kamorka bajando por el Cerro Ventoso.
Sigan a la escucha.
Me pongo. Veo que hay expectación, pero es que editar el vídeo me ha llevado bastante tiempo, pero los grandes documentales es lo que tienen. Se está renderizando y luego hay que subirlo, que esto tarda...
La etapa fue preciosa, haciendo caminos muy bonitos (y duros) en un día soleado y fresco, casi primaveral a estas alturas de enero. Salimos cuatro sherpas clásicos (sh-Sh, Ete, Comin,
me) y en el camino nos encontramos con 6 kamorkas y 3 ketekés, formando una panda que daba miedo.
Tanto, que un control del
Benetérico Cuerpo estuvo a punto de interceptarnos, pero finalmente, poniendo el plato grande y el piñón pequeño logramos darnos a la fuga .
 |
Chomin se tuvo que poner el casco. 100 m más adelante,
se lo quitó porque se le estropea la permanente. |
Sólo yo sabía dónde íbamos, me lo había confesado sh-Chomin, pero no quise -no me atreví- decir nada. Tomamos el Eresma, parando de vez en cuando para reagruparnos, que el grupo era grande y los ritmos dispares.
Despreocupados e ignorantes de lo que el destino (o Chomin) nos deparaba, la comitiva pasa por la Fuente de Venus. Sherpa-Sherpa se empeñó en que hiciera unas fotos al
boletus más grande de la sierra, y allí nos tiramos unos minutejos los dos. Pequeño acelerón para alcanzar a la panda de
descelebraos.
Aquí, atravesanto territorio hostil. Por la forma del
tipi, eran comanches. No vimos nada; seguramente, como Angelín iba por delante, se había encargado de ellos y detrás ni nos dimos cuenta. Seguramente.
Pronto comenzamos a subir.
El terreno, aparte de empinado, estaba muy húmedo. En algunos tramos era complicado traccionar. El caso es que la disposición de los pinos, la forma de las piedras, ese arroyo rugiente... me recordaban algo.
Cuando vi la loseta me dí cuenta: ¡Estábamos remontando la Cuesta del Periódico! Es una cuesta curiosa, porque la mayoría de las veces se baja mejor que se sube, la
jodía de ella.
Un tramito de pista para relajar, donde nos cruzamos con unos
descenders que parecían
Predator en bici; luego el Cargadero del Hoyuelo y desvío a otra cuesta que a duras penas se podía subir pedaleando. Pero los ketekés se sabían observados por los kamorka, nosotros vigilábamos a los kamorka, mientras los ketekés hacían lo propio con los sherpas. Es por eso que todos, mirándose de reojillo y apretando los dientes, intentaban no bajarse de la bici. A mí, como iba el último, me daba igual ;)
Justo cuando la lengua me colgaba treinta y tres centímetro, desembocamos en la pradera de Navalaviento. Hoy estaba preciosa, con ese sol primaveral que no nos dejaba abrir los ojos. Pequeño piscolabis ("
momento orejón" ¿no?), y foto de familia. A estas alturas, ya se habían producido algunas bajas, creo que dos, pero no llevo las cuentas.
Foto de Montón de Trigo desde Navalaviento. Merecía la pena subir aunque solo fuera por el espectacular paisaje. Pero la etapa nos guardaba más.
En la senda de los Cospes, justo antes del Smidth, pequeños grupúsculos rebeldes intentan independizarse. Convencidos con falsas promesas e inverosímiles explicaciones (
"desde aquí todo es bajada",
o "más adelante nos esperan unas chicas", o "si os cansáis os esperamos"), deciden seguir, no sin marcullar gravísimos improperios que habrían hecho sonrojar al mismísimo capitán Haddock.
En el Collado Ventoso, poblado por cierto por millones de excursionistas, la escisión se materializó, quedando únicamente 6 expedicionarios: Angelín, David, Gasofa, Toñín, Chomin y el que les habla (escribe).
Los Siete Picos se adivinan en la zona del resplandor solar. Chomin se quedó con ganas de atacar Majalasna, pero en otra ocasión será.
Avisados quedáis.
Mientras subíamos al cerro, oíamos en la lejanía el c
o-co-co-coooo que proferían en su huida los esquiroles traidores que me habían abandonado a mi suerte con estos
descelebraos.
Aceptando la situación, decidí disfrutar de lo que había. ¡Y ciertamente que lo hice!.
El vídeo, las fotos, no hacen justicia del lugar y del paisaje.
Ahí abajito está Casarás, también la pradera de la Fuenfría, y la Camorca, como si fuera de juguete.
Panorámica que os puede dar una idea de los que os perdisteis.
Chomin regresa de investigar. Dice que hay camino para bajar a la Fuenfría, contradiciendo creo que a Angelín, que había dicho que por ahí no se veis nada.
He aquí el "camino", en el más puro estilo sherpa. Fijaos en Toñín, a punto de ser abducido por las piedras asesinas. Creo que con unas ruedas cuadradas habríamos bajado mejor.
Se me olvidaba que poco antes, David Gasofa me había dado unas lecciones de cómo bajarse de la bici por delante, dejándola colgada de un pino (ver vídeo). En directo moló un puñado y medio.
Todos los presentes se quedaron diez minutos con la boca abierta al vernos aparecer por ese sitio impensado.
Angelín tenía que irse, y para el descenso nos quedamos cinco. Número de mal agüero en la cultura sherpa. (Por la rima, ya sabéis).
Pero todo se dió bien, si no fuera por el pinchazo de David Gasofa, que no cuida el material. Hicimos el descenso bien contentos por la Acebeda y luego por el Azud, disfrutando del día y de nuestras fieles burras, a las que tanto queremos y con tanto mimo cuidamos.
Terminamos en Revenga, soto de Revenga, Hontoria, vía y estación de ferrocarril de Segovia. Manguerazo en la gasolinera y a pensar en la etapa del próximo
En lo que he escrito la crónica, se ha terminado de renderizar el vídeo. Lo repaso a ver si ha quedado bien, lo cuelgo (250 MB para 10 minutos de vídeo tardan en subirse, y luego los de Vimeo o Youtube tardan un rato en ponerlo, que no tengo cuenta de pago) y mañana lo enlazo aquí.