Cualquiera de los dos títulos valen, porque al final se ha estropeado una etapa que a mí me estaba pareciendo bastante buena, aparte del frío friísimo que hacía. De todos modos, os pongo los mapas en los que me basé.
En el primero, el nuevo
Topo España v 3.0 de
Garmin, se ve que marca un cordel, con su nombrecito y todo: "
Cordel de Majalinar". ¿Alguien lo vió?. No había nada que se le pareciera. No os cuento en el
TopoHispania: ¡Viene re-que-te-marcado como cordel-cañada!. Pinchad
aquí, que también aparece. Es un PDF de la JCyL, y la marca claramente.

Al comprobarlo en el segundo, anoche, ví que también lo marcaba como cañada o cordel, aunque sí que es verdad que a mitad se pierde y vuelve a aparecer. La divisoria despista, pero viéndolo en los dos mapas sí que pensé que era factible... ¡pero agacho las orejas y acepto la suspensión de empleo y sueldo por tres meses!.

¡Te libraste, Kalambres!
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Al bajar de las furgonetas, en Prádena, la mañana no invitaba precisamente a quedarse en camiseta y bermudas. Del sábado al domingo las temperaturas habían bajado más de 10 grados, pero afrontábamos animosos la etapa. Sh-P estaba especialmente cantarín.

Pasamos la acebeda de Prádena y vadeamos algún riachuelo, con cuidado de no meter la pata en él, que los pies ya estaban bastante fríos, y eso que sólo llevábamos un rato dando pedales.

Zona bonita, todavía pie de sierra, con suaves "subibajas". Alguna vaca nos miraba sorprendida.

Sh-P se encontró con un cuerno del mismísimo Demonio, ese que nos tienta con el lado oscuro (la flaca, la carretera). Hoy no apareció, hacía demasiado frío, acostumbrado a las calderas y al fuego eterno.

Subida tendidita (o eso me pareció). La niebla se iba quedando abajo pero el sol, por más que lo intentaba, no calentaba demasiado.

En el puerto de La Acebeda un poquito de almuerzo, pero no demasiado, que no se podía estar parado.

Iniciamos la bajada hacia la parte madrileña de la sierra de Segovia.

Blinded by the light, camino de La Acebeda, pueblo que no conocíamos.

Aquí ya el camino que aparecía en los mapas no era exacto, pero no hubo mucho problema, porque se bajaba bien campo a través con las bicis, y el pueblo no tenía pérdida. Si hubiéramos bajado por el camino más a la izquierda, nos habríamos encontrado con cazadores que estaban hoy por la zona cazando cochinitos jabalines.

Fuimos a dar a un helipuerto que tienen ahí, pueblo importante. Por él dimos una vueltecilla turística. Estaban los cazadores con sus todo-terreno y los perros, y nos advirtieron que no fuéramos por arriba, que ellos sólo iban un día al año, y que nosotros tenemos todos los fines de semana para ir donde queramos. Pues vale.

Entre la Acebeda y Robregordo los sherpas nos separamos. Creo que acertamos los que elegimos ir por el río, por un bonito camino alfombrado con hojas de roble.

Ya juntos, iniciamos la subida hacia la Cañada de Santo Domingo, siguiendo la dirección del río del mismo nombre. Durante toda la ascensión nos acompañaron unos acebos soberbios, como los dos de la foto.

O este otro, algo más humilde en el porte, pero más colorido.

En algún momento hubo que desandar lo pedaleado para ir por rutas más sensatas, pero nada fuera de lo normal. In situ se ven desniveles que en el mapa no parecen tanto. Se rodea, y yastá.

Ya contábamos con que había que subir un cortafuegos matón para llegar a la cuerda de la sierra. Al fondo aparece, aunque no parece tan empinado como es en realidad.

Vadeamos el río...

...para, inmediatamente, iniciar una trabajosa subida. El tramo inicial no era ciclable; el final, aunque duro, se hacía más o menos bien encima de la burra.

Arriba paramos y dejamos totalmente inservible un pobre pino.

De la bajada prefiero no hablar mucho. Ya está todo dicho. Cualquier otro camino habría valido. En la foto, una de las zonas más despejadas de ese tramo que en el mapa llama "Cordel de Majalinar". ¡Ni cordel ni cuerdecilla!.

Al final, después de mucho patear y algún que otro mosqueo (que es lo que siento, sherpas), llegamos a la Cañada Real Soriana Occidental, con tramos verdaderamente duros. Algún sherpa cabezón (sh-Rocinante) se dejó los cataplines y se hizo la cuestona entera. Otro mayor que él, (sh-Sherpa)también se dejó los cataplines, pero perdió pie cuando le faltaban cinco metros para culminar. FALLÓ en el intento. Vamos, que... ¡¡FRACASÓ!!.

No hay mucho más: la obligada caída de sherpa-Pifolín en una rodera en una asquerosa pista llena de barro (siempre se pone perdido, te va a quitar el puesto, Kala) y un vergonzoso tramito de carretera de sherpa-Ete. Al final, todos tuvimos que salir a la carretera.

Mal final para una etapa que, para mí, podría haber sido muy bonita. Me gustó la primera parte, hasta Robregordo. Y muy bonito el pueblo de La Acebeda.
Os pongo una música que cantuvimos los sherpas mayores en una parada, recordando viejos (viejísimos) tiempos.