domingo, 19 de marzo de 2017

No Tirobarra

Me dicen éstos que ponga las fotos en el blog, que en el FaceBook no las pueden ver. Yo, por complacer a los analógicos, ya sabéis, lo que sea. Aunque no espere nadie una crónica al uso, o una de las clásicas, que no tengo ya costumbre ni tiempo. 


Hoy los buitres nos sorprendieron en el muladar de la cuesta de los mismos, hacía muchos años que no veíamos tantos. Una alegría.


Subiendo por sitios turísticos nos encontramos con multitud de ciclistas, que se nota que ha salido el sol. No nos encontramos tantos cuando hace más desapacible ni, tampoco, cuando nos desviamos por lugares más "sherpas".


Como por ejemplo el camino a Tres Abuelos, que no está tan apartado pero sí que es verdad que no es nada frecuentado. Y que siga así.


Al llegar a Majada Muñoveros, apartado y bucólico rincón, David ya hacía un rato que nos había abandonado al sentirse un poco descompuesto. A ver si te recuperas del todo, David.


Estuvimos haciendo mediciones para un pequeño presupuesto: reparación de cubierta, una Velux y capa de pintura. Las goteras, como se puede apreciar, tremendas.


Retomando el camino a los antedichos abuelos, preciosidad de lugar.


¡Mira que no hay manera de hacerle ver que es más sencillo pasar montado! Porque le queremos mucho, si no, ya le habríamos regalado... Esto es el paso del recóndito y cantarín Arroyo Muñoveros.


Uno de los abuelos. Necesité una panorámica de cuatro fotos para abarcar lo que véis.


Desde abajo. Contrapicando al soberbio ejemplar.


Y su imponente pie.


Sherpas solazándose brevemente.


Por esta jugosa ladera bajan multitud de arroyetes innominados.


Después de convencer a los indecisos, recuperamos el camino que nos lleva a los Corrales de las Cabras o Majada El Regajo, que también se llama así.


Huele un poquito a Tirobarra, pero vemos que va a ser imposible llegar hoy.


Antes de darnos la vuelta (continuar supondría tener que rebasar el Arroyo de las Cabras y después el de los Horcajos) disfrutamos un rato de las vistas. Este es uno de los lugares que más me gusta.


En plena vuelta, nos topamos con un desorientado J. Rueda que nos había abandonado para bajar por su cuenta, que a estas alturas ya no se fía de nosotros. "¡Vuelve por ahí, que ibas bien!" Joaquín... ¿has llegado sano y salvo a casa?


Y aquí, a punto de iniciar la extrema pendiente de la salida de los Abuelos hacia el Arroyo de los Regajos. Culo pa'trás y a disfrutar.


El veloz cuñao.


¿A que no parece inclinado? Creo que está en el límite de inclinación que puede bajar un sherpa.


Ete se bajó un poco antes del final... ¡y ya no pudo subir a la burra, no os digo más!.


La ciclabiidad por estos descuidados y salvajes lugares es divertida, pero hay que estar muy atento. De vez en cuando hay que parar a quitar de la transmisión lo que sea que se haya metido.


El Evento de Tunguska.


Y seguimos sorteando pasos inciclables (al menos para nosotros).


Pedalear por estos lugares nos vuelve locos. Las fotos las hago cuando echamos pie a tierra, pero pedalear... se pedalea.


Decenas de volteretas más adelante (Palominos, Acebeda, Navalternero, Desesperada...) nos cruzamos con las Kamelias cuando bajábamos a tomar el sendero del Azud. "Say cheeseeee...!"


Pinchazo a quinientos metros del bar. No problemo.


Lo único que, como siempre, nos cargamos los desmontables. Ni Composite Matrix ni nada.


Hay más fotos, pero no hay más ganas.

Ya.

4 comentarios:

  1. Gracias, Tris. Los analógicos hemos disfrutado también de las fotos y la crónica. Ha sido uba subida tranquila y una bajada gozosa con tiempo para la cerveza y la risa. Últimamente no cumplimos nuestros objetivos finales; tenemos que hacer una "bajada de expectativas".

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    1. ¡¡De ninguna manera debemos bajar las expectativas!!
      Esto... ¡¿subida tranquila?!

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  2. joder, vaya bajada más cabrona!! menos mal que uno ya a aprendido a olerse las cosas

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Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.