domingo, 3 de mayo de 2020

Desconfinamiento

¡Aireeeee!



miércoles, 21 de agosto de 2019

ENTRADA para SALIR

Para que escriba aquí, ya comprenderéis la importancia que le doy al asunto. Y es que hago esta entrada para conminar a la sherpería a salir este domingo: entrada para salir.

Convendréis conmigo que este verano nos hemos visto menos que nunca. Desde junio hay sherpas con los que no he coincidido ni una sola vez. Y como el domingo es el último de agosto (agosto agoniza, el verano se nos escurre entre los dedillos de las manos), yo voy a coger el coche (espera, Rueda, no te lleves las monos a la cabeza; respira hondo un par de veces y continúa leyendo) para una etapa que os he preparado en las dos salidas que he hecho de buena mañana el lunes y de buena mañana el miércoles de esta semana, mientras recuperaba/probaba la mierdalarodilla. Así que comprenderéis que no va a ser especialmente dura ni exigente... pero tampoco un paseo por la vía verde.

De las que hacíamos hace años bastante a menudo, ¿os acordáis?. Ahora ya no salimos nada... ni pa comprar el pan.

Aínsa se acabó, Asturias ya está digerida... habrá que despedir el verano.


Para que sea más digerible, trufo entre las fotos (echad un vistazo a los paisajes) unas cuantas razones con las que espero convenceros, gañanes, más que gañanes.


Hacemos algo diferente por una vez, que somos más aburridos que los casetes de Diango.


No está prohibido. No se han enterado aún los del PRUG, ni los talibanes ecolo-jetas.


Con investigaciones incluidas, en los dos casos he estado en casa antes de las 13 horas. Llegáis a hacer los cuartos de baño seguro. Y hasta os da tiempo a sacudir las alfombras, que ya va siendo hora, guarros, más que guarros.



Diferente, bonito, sin complicaciones técnicas y poco transitado.

Todo aquel con el que me he cruzado me ha devuelto el saludo, importante dato. Y con amabilidad.


Una parte, David, Luis, tiene unas curvitas que recuerdan a las de Aínsa un poco (un poooooooco).


La parte más bonita de lo que he descubierto, es un sendero que ni viene en los mapas. Como mucho, lo conocerá Chomin... ¡y no sé yo!



Territorio apto para J.R. 100% certificado, con trialeras muuuuuy comestibles. Senderos rápidos con tramos flow.



Eso sí, Huertas: no hay tantos bares como en Asturias, pero uno o dos sí que tenemos, si se tercia, para hidratar los gaznates. Incluso antes de terminar la etapa.


Yo llevo coche. Entra una bici y un sherpa. Si al final me dejáis en la estacada, qué le vamos a hacer, me iré solito. Luego dice Rueda que mando mucho.

Mirad qué perfil más bonito, no me digáis que no da gloria verlo:




domingo, 3 de febrero de 2019

Nieve fresca y croquetas

Más de sesenta fotos. Aprovechando que la sherpería está colaboradora, cuelgo esta entrada con las fotos del guasap que, al no mantener la hora del archivo original, me ha costado un montón organizar cronológicamente. Pero creo que, más o menos, lo he conseguido.

Comenzamos superando unas cuantas placas de hielo traidoras en el carril bici para, al desviarnos en Robledo, dar comienzo a la diversión. Un poquito de cuesta de Valparaíso hasta la pértiga de la pista de la Cruz de la Gallega. Si normalmente es dura, con nieve ya nos deja las piernecillas bien calentitas cuando llegamos arriba.








En la puerta, las primeras reparaciones. También comienza a sobrar la ropa, aunque los tubos de las camels estaban ya helados.







Soleada Cruz de la Gallega. La nieve está perfecta en la pista. Tras dejar Domingo unos crípticos mensajes en la nieve, todos juntitos para arriba.




 
Nadie, salvo un andarín, había pasado por allí.


Observando la subida por el Camino de Santiago, vemos que se puede. Y como podemos, tiramos contentos.























Pero vemos que ni a la Camorca ni a la Camorquilla. Damos la vuelta y avanzamos para evitar que se diga que nos hemos retirado. Es un poco más adelante cuando hago la primera croqueta de la mañana. Por supuesto, sobre el hombro derecho, lo que me sirve para confirmar que está completamente recuperado.




Decidimos (Domingo decide) bajar por un desvío a la izquierda, que la nieve está rica.



Me coloco estratégicamente para pasar lista con el móvil.








Peculiar estilo el de J. R.




Siguiente subida: Alto del Pájaro. J.R. nos reta a una carrera bajando la laderita nevada que bajamos despendolados el año pasado. Nosotros recogemos el guante que nos ha lanzado insolentemente Rueda.




Nervios en la salida...



 

No hay fotos del resultado, estábamos en plena competición, pero he de decir que sorprendentemente y contra todo pronóstico, J. R. ganó la carrera. Veremos si prosperan las alegaciones. Parece ser que al dar la salida de tres, dos, uno y cero, en en "tres" ya estaba saliendo.

En la salida del cerro, segunda croqueta. Dejo a la intuición del despierto lector que apueste sobre qué hombro caí. Pista: el que me disloqué es el derecho ;)

Después de la bajada toca subir a Cabeza Gatos, por orden de la superioridad.






No más fotos. Salida por detrás de Cabeza Gatos (pocos la conocerán) y senda de las Hojas (no confundir con la cercana de las Mil Hojas). Tenemos que poner todos los sentidos en la técnica y exigente senda hasta desembocar en la base de la Cuestona y ya, al Camino de los Tanques.

Allí, con el viento en contra, para compensar, nos ponemos a darle a los pedales como si nos persiguiera un cambroño (*)

(*) Además de un arbusto, el cambroño es un mítico animal sherpa de sonorísimo y sugerentérrimo nombre, alimaña inmunda, con la que no quisieras encontrarte cuando deambulas de noche por el bosque. Se alimenta de niños y de gominolas de colores.Tiene un peculiar canto de apareamiento que te hiela la sangre. Suerte que sólo se aparea en año olímpico, y con el cambio climático, incluso menos.



Ya habíamos cerrado la redacción cuando tuvimos que poner en marcha las máquinas de nuevo pues nos llegaron las fotos de Chomin. Dado su alto valor testimonial, documental, las incluímos en este anexo:

Las fotos de Chomin dan más frío que las de los demás.
Este primero, aunque lo parezca, no es un cambroño.
 











Trialera: Dícese de la parte del camino donde tus huevos abandonan su lugar para hacerle compañia a la garganta.